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Las marchas en la época de lucio fueron para el fotógrafo paco salazar ‘brutalmente’ distintas

Los ‘Forajidos’ rescatan en Ciespal la rabia contra el sistema político (Galería)

Ciudadanos que participaron en abril  ‘forajido’, entre ellos Nancy Fiallos (mostrando el álbum) recordaron en Ciespal que el país exigía “que se vayan todos”. Foto: John Guevara / El Telégrafo.
Ciudadanos que participaron en abril ‘forajido’, entre ellos Nancy Fiallos (mostrando el álbum) recordaron en Ciespal que el país exigía “que se vayan todos”. Foto: John Guevara / El Telégrafo.
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El último acto en la caída de Lucio Gutiérrez ocurrió en Ciespal (Centro Internacional de Estudios Superiores de Comunicación para América Latina). En este centro, ubicado en Quito, 60 diputados se reunieron de forma apurada para sesionar y resolvieron  declarar el abandono del cargo de Gutiérrez y posesionar a Alfredo Palacio. Antes de que Palacio terminara sus ‘discurso’, un grupo de manifestantes entró a la fuerza al lugar.

“Habían pasado del fuera Lucio al fuera todos”, recuerda un reporte de la Flacso. Ciespal fue ese escenario, el punto de encuentro para que los forajidos de abril expresen su voz. “Quienes entraron al edificio de Ciespal querían emprender una depuración, sanear al país de los políticos corruptos, y querían comenzar, precisamente, con la renuncia de los diputados”, dice el documento.

10 años después, los forajidos se reencontraron precisamente en Ciespal. La noche del lunes pasado, el 20 de abril de 2015, buscaron recuperar a través de testimonios, muestras fotográficas, audios y videos, la memoria colectiva, el sentido de las demandas contra el gobierno de Lucio.

En cada intervención del lunes pasado, teniendo como escenario el edificio de Ciespal se resaltó el valor que de la indignación colectiva y la rabia ciudadana contra el sistema político de ese entonces.

“Estamos aquí para dar testimonio de nuestro lugar en esa historia, de nuestra voz entre todas las voces, de nuestro hacer y decir en todo aquello que esa palabra forajidos desató para nuestra historia contemporánea”, dijo emocionada Tania Hermida, cineasta ecuatoriana.

Ella y su grupo de trabajo se encontraba en ese entonces filmando la película Qué tan lejos, que narraba la caída de un presidente. Lo hacían sin imaginar que coincidentemente se daría la de Lucio.

Mientras seleccionaban actrices, equipos y buscaban locaciones, veían cómo Quito se iba convirtiendo en una ciudad que marchaba con cacerolas, pitos, banderas e indignación creciente  en contra de la ‘Pichi’ Corte, del regreso de Abdalá Bucaram, de la traición al movimiento indígena, del ‘baile’ político, de la corrupción, del nepotismo...

Desde su lectura de cineasta y de ciudadana ‘forajida’, Hermida contó que el 20 de abril de 2005 la realidad política se filtró en el universo de ficción de su película.

Hermida, los forajidos, el Ecuador y el mundo constataron en tiempo real -en ese entonces- cómo casi todo Quito salió a las calles.

Todas las imágenes que se vieron durante el 20 de abril: el fuego, la violencia, la confrontación, la ira desatada, la represión, todo había terminado como en una película.

“La ficción y la realidad se alimentan mutuamente, no existe la una sin la otra porque el relato de lo que somos constituye lo que somos”, resaltó Hermida la noche del lunes, ante un público que parecía volver a vivir esas incidencias que marcaron un antes y un después en la política del país.

Una mirada fotográfica al proceso

Paco Salazar, especialista en fotografiar procesos y temas políticos, en abril de 2005 captó con su lente fotos que ya no fueron habituales de una marcha, pues quedó en evidencia que no estuvieron presentes los partidos tradicionales.

Considera que este fue un proceso que representó el inicio de una transformación importante del país, que empezó en las articulaciones ciudadanas.

Salazar, quien siempre ha estado  en las manifestaciones haciendo fotos, contó que con el pasar de los años y las décadas las manifestaciones ya no eran importantes, incluso las protagonizadas por indígenas, pese a que en su debido momento fueron poderosas.

Ese quiebre, en particular, cree que llegó cuando la situación ya era bastante compleja, la cual -para él- se resumía en una pregunta que le hizo un amigo cierta tarde mientras tomaban café en su casa.

Le consultó “¿te parece bien que el presidente sea un coronel (Lucio) y que el alcalde de Quito sea un general (Paco Moncayo)? ¿No te suena como que la cosa está complicada?”.

Entonces, Salazar puso énfasis en su carrera como fotógrafo por buscar el espíritu de los movimientos políticos, “porque evidentemente nos habían goleado, habían tomado por asalto el poder unos representantes que venían de otro lado; eran unos militares quienes al final tenían los puestos políticos”.

No fue fácil fotografiar los procesos. Lo más curioso que vio fue cuando en 2004 acudió  a Tabacundo (Pichincha).

Llegó a la sede del Partido Renovador Institucional Acción Nacional, de Álvaro Noboa. Allí había un eslogan que decía ‘juventud al poder’, pero quien estaba sentado era un señor que tenía unos 70 años y era el representante del PRIAN. Estaba encargado de hacer una rifa de balones; “o sea, el proceso político del PRIAN consistía, en Tabacundo, en una rifa de balones”, reflexionó.

Fue en abril de 2005 que llegó a fotografiar una marcha que se organizó contra la ‘Pichi’ Corte, la cual tenía una importante dimensión ciudadana.

Ya no se parecía a esos procesos tradicionales y sin espíritu de los partidos políticos y de organizaciones no gubernamentales (ong), sino que tenían otra connotación.

Las marchas de los ‘forajidos’ fueron para Salazar y su lente “brutalmente distintas” a las de organizadas, incluso, por el PSC, PRE, ID y  las de los indígenas.

Dijo que es importante recordar eso después de 10 años y vital tomar en cuenta ese suceso forajido para poder evaluar hasta dónde hemos llegado, cuánto se ha avanzado, lo bueno que se ha logrado y lo que falta por seguir trabajando.

Las fotos que tomó y que desde el lunes pasado y hasta hoy se muestran en Ciespal, resaltó, son un homenaje a los fotógrafos que han muerto documentando procesos políticos, como el caso de Julio García, quien falleció el 19 de abril de 2005 de un infarto causado por las bombas lacrimógenas arrojadas por la policía en protestas contra Lucio.

“El problema cuando muere un fotógrafo es que finalmente todos nos quedamos un poco ciegos”, concluyó diciendo Salazar. Esas palabras calaron profundo entre los presentes, quienes lo aplaudieron prolongadamente.

Sin memoria no hay proceso

Francisco Sierra, director de Ciespal, investigador y profesor de Teoría de la Comunicación de la Universidad de Sevilla, en España, en su intervención destacó que sin memoria, sin recuerdo, no puede haber proyecto político, un proyecto histórico de futuro.   

Al mismo tiempo evocó a varios pensadores que sostenían que una de las características del capital es que no tiene memoria o que borra a partir de las imágenes cualquier resquicio del pasado.

Destacó que, en cambio, los pueblos, la gente, los sujetos sí tienen memoria, vida, deseos, anhelos, nostalgias, inspiraciones, proyecciones.

Por tanto “es necesario cultivar esas imágenes para construir una política, una cultura, una historia frente a ese borrado o barrido de imágenes que tradicionalmente hace el capital”.  

Frente a un posible resurgir de las derechas, el aniversario de la revuelta de los Forajidos recuerda “el peso fundamental del accionar social, de cara a la crisis económica neoliberal, a los problemas del sistema de partidos, y a todo ese malestar social que derivó en una Revolución Ciudadana que dio paso a la Asamblea Constituyente. Recuperar la memoria de lucha social alumbra la comprensión de las vicisitudes democráticas del presente”, destacaron los organizadores del encuentro en Ciespal. (I)

Datos

Los integrantes del proceso que empezó en abril de 2005 se indignan porque ciertos medios y periodistas piensan que el término forajido consiste en un supuesto partido.  

Los forajidos dicen que regresan al 2005 cuando los medios y periodistas buscan hablar con el dueño de los forajidos, sin entender que el movimiento ciudadano de los forajidos “no tiene dueño”.

En los conversatorios en Ciespal se destaca que recientemente los movimientos sociales, los procesos revolucionarios han visto la importancia de cultivar las imágenes, de guardar la memoria, el registro audiovisual, sonoro y vivencial de esas experiencias.    

Dicen que cuando los pueblos pierden la narrativa, pierden toda posibilidad de ser y existir. Por ello, hay que situar las imágenes de abril forajido en la historia.

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