Las mayorías móviles han regresado

Cuando la Asamblea intentó que el exsecretario general de la Presidencia, Eduardo Mangas, fuera llamado a comparecer ocurrió una situación inédita en esta función del Estado, al menos en los últimos diez años.    

Lo mismo sucedió esta semana cuando se propuso un llamado para el alcalde de Quito, Mauricio Rodas. Y parece que la situación se repetirá hoy con la designación de la nueva vicepresidenta, si es que se reúnen los votos necesarios.

Las mayorías móviles han regresado. En el caso de Mangas, el correísmo se unió a la que fuera su oposición. En el segundo caso, el morenismo se alió con los detractores del correísmo.

Es un escenario complejo. La partición de Alianza PAIS prácticamente ha atravesado todo el Estado, pero es en el Legislativo donde está el epicentro. Tras diez años de dominio absoluto, el harakiri que se ha hecho la lista 35 ha puesto patas arriba a la Asamblea.

En un contexto ideal, una mayoría estable es lo más conveniente para la gobernabilidad y para el inquilino de Carondelet, sea el que fuere. Pero el regreso de las mayorías móviles complica la gestión política y, por consiguiente, la agenda de reformas que tiene en mente Lenín Moreno.

El país recuerda con horror, pese a la nostalgia de algunos dinosaurios, la época de las componendas. El desaparecido Congreso era el escenario de negociaciones donde solo primaba el interés. No había agendas programáticas sino el cálculo para ganar más poder.

Y ese es el principal reto que tiene ahora Moreno y sus operadores legislativos.

Su política del diálogo funcionará solo si tiene del otro lado de la mesa a actores políticos responsables. Pero si se encuentra con parlamentarios que están pensando en las seccionales de 2019, que piden cuotas en los territorios, lo mejor es levantarse de la mesa. Si la Asamblea quiere ver resultados, necesita un diálogo serio, con parlamentarios dispuestos a ceder por el país.

El Presidente tiene la oportunidad histórica de adecentar, siempre y cuando tenga el acompañamiento necesario, la política ecuatoriana. (O)