"Hay una preocupación del Estado en acompañar los procesos productivos"

David Balladares, gerente de Asuntos Corporativos de Unilever, describe una realidad económica del país distinta a la que aparece en los medios.

Para esta multinacional, que opera en 180 países, 2015 fue un año de retos y oportunidades. Las ventas cayeron en junio pero se recuperaron. En general, se sienten acompañados por el Gobierno.

¿Cómo cierra Unilever el año?

2015 ha sido un año de retos, de muchas oportunidades también. Pero en términos generales lo hemos cerrado de manera positiva. Hay algunas oportunidades o aspectos de mejora que queremos implementar en 2016, pero en términos generales ha sido un año positivo. Si sumamos y restamos, ha sido un año que termina con un balance positivo para la compañía.

¿No ha habido una caída en las ventas?

En ciertos meses hubo caída de ventas, puntualmente en junio, por el agitamiento político.

¿Cómo se deduce eso?

Porque tú traduces eso en mucha inseguridad. Lo peor que le puede pasar a una economía son los rumores, porque eso crea inseguridad, y no solo al empresario, sino también al consumidor.

¿Pese a que ustedes venden  productos de consumo masivo?

Sí. Esto empieza con la expectativa, la gente se frena, se aguanta. Eso (los rumores) es un problema y afecta al consumo definitivamente. No estoy hablando de Unilever, sino a nivel general. El mes de junio fue complicado, pero tuvo su repunte.

¿Ya se recuperaron?

Sí, por supuesto. Lo que tú no haces en un mes lo recuperas al siguiente. Logras mantener tu balance.

¿Cómo fue la situación en este último trimestre en que la situación económica se ha complicado más?

Hay factores externos que están afectando al interior. Sin embargo, estamos conscientes de que tenemos que capitalizar esas oportunidades. En este último trimestre sí hemos logrado en algunas categorías llegar al número, en otras tal vez no hemos crecido, pero no lo esperado.  Pero siempre hay oportunidades, o lo compensas en otro mes. Ahí es donde el empresario se vuelve creativo, trata de compensar esa brecha.

¿Qué representó para esta empresa la aplicación de las salvaguardias?

Debo decir que al principio sí se generó cierta preocupación. Sin embargo, hay un punto que debemos reconocer, la nobleza lo obliga: hay una preocupación por parte del Estado en acompañar los procesos productivos. Está dentro de la agenda. Para el Gobierno, el desarrollo productivo, no digo que en otros gobiernos no haya ocurrido, es una prioridad.

¿Qué le han planteado al Gobierno?

Por decir inversiones. Había una problemática en el país con el tema económico, por la caída del precio del petróleo. Había que priorizar la producción nacional. El Estado conversó con varias empresas, entre esas, nosotros; entendimos esa problemática y nos dimos la mano. Ellos nos dijeron: “Necesito que comencemos a consumir más productos nacionales”. Nosotros planteamos otra problemática: lamentablemente, el estándar que necesitamos no hay en el país.

¿Para producir qué?

Por ejemplo, las tarrinas que necesitamos para margarinas.

¿Eso es importado?

Era importado. Ya no.

¿Cómo se hizo el cambio?

Eso fue interesantísimo. Lamentablemente no había un proveedor que garantizara que la tarrina que utilizamos esté dentro de los estándares que necesito para envasar mi producto. Aquí, por ejemplo, no tenían ni buenas prácticas de manufactura (BPM). Entonces vimos la oportunidad de traer a nuestro proveedor de Colombia e hicimos una conversión con él. Hoy en día ya tenemos montada una planta en Durán, en Plaza Saibaba, con nuestro productor del Grupo Carvajal de Colombia. Nosotros hicimos una inversión de casi $ 2 millones y Carvajal de $ 6 millones. Ya está funcionando aquí y las tarrinas son 100% ecuatorianas.

¿No ha habido despido de personal?

No. Nuestro plan de inversiones se sigue manteniendo desde 2010, con un cronograma establecido hasta 2020. (I)