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El Telégrafo
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Los ‘cacerolazos’, ‘rollazos’, ‘mochilazos’, ‘golpes de estadio’, ‘globazos’ y ‘Escraches’ fueron parte de las innovadoras formas de protesta que se produjeron previa la caída del mandatario y líder de sociedad patriótica.

‘Forajidos’, el insulto de Lucio pasó a ser el emblema

‘Forajidos’, el insulto de Lucio pasó a ser el emblema
14 de abril de 2015 - 00:00 - Unidad de Investigación

En 2005 la Embajada de Estados Unidos en Quito estaba preocupada por la supuesta influencia venezolana en Ecuador a través del “impulso de fuerzas de extrema izquierda y antiestadounidenses”.

Esto se desprende de los cables diplomáticos 30154, 29441 y 29636 divulgados por WikiLeaks. Dada la cercanía del entonces presidente Lucio Gutiérrez (2003-2005) con los EE.UU., él prefirió tomar distancia del gobierno de Hugo Chávez,  que al principio reconocía como su referente. EE.UU. entonces habría alertado de un posible intento del gobierno chavista por desestabilizar al régimen de Gutiérrez.

Una década después -en entrevista con EL TELÉGRAFO- Lucio  utiliza ese argumento para deslegitimar la autoconvocatoria ciudadana que se apoderó del calificativo despectivo e insultante de ‘forajido’, utilizado por él.

A ese término los manifestantes le dieron una significación positiva para iniciar, justo hace 10 años,  las protestas que culminaron, al cabo de una semana,  con la caída del ‘gutierrismo’.

El argumento del expresidente se desvanece al revisar la prensa de aquella época y observar en las gráficas largas filas de mujeres, hombres y niños en los exteriores de Radio La Luna, en el norte de Quito.

“Estoy dolido de que vivamos en una dictadura”; “Rechazamos la Corte de facto, a Abdalá y a Gutiérrez”; “Me arrepiento de haber votado por ti”; “Ya no te creemos, Pinocho”, fueron algunos de los reclamos que se hicieron a través de los micrófonos de dicha radio –como lo recoge la prensa de la época-, los cuales estaban acompañados de un número de cédula y del ‘soy el forajido’ o ‘soy la forajida’.

Era el tercer día de manifestaciones y ciudadanos comunes acudían a radio La Luna para expresar su rechazo al gobierno de Gutiérrez (PSP) y demás partidos políticos tradicionales, que habían gobernado por más de 25 años desde el regreso a la democracia (1979).

Sus inicios

“Una señora llamó por teléfono a las 19:00 del 13 de abril de 2005. Se decía indignada porque el ministro de Gobierno del gutierrato, Óscar Ayerve, se había burlado de las marchas de ese día: dijo que había gente que prefería trabajar”, recordó Paco Velasco, director de radio La Luna, en diálogo con este Diario.

Dicha señora negó que no quisieran trabajar, sino que después de sus labores y de servir la merienda a su familia, salía a protestar.

“Subí a la terraza de la radio y desde allí se escuchaba el golpear de  cacerolas. La gente estaba enojada”, recuerda Velasco (ver entrevista).

Lea la entrevista a Paco Velasco, exdirector de radio La Luna

Según el experto en Sociología Política, Franklin Ramírez,  radio La Luna fue una mediación política que no convocó, sino que abrió sus micrófonos, dando apertura a la participación y a la crítica pública.

“El medio abrió los micrófonos y se produjo un proceso intempestivo de autoconvocatoria, por propia imaginación de la ciudadanía. La gente llamaba y se masificaba. No se puede entender abril de 2005 sin el papel que jugaron los medios. Además de la radio, el celular e internet también tenían un espacio”, dijo Ramírez a EL TELÉGRAFO.

Asimismo, en su libro La insurrección de abril no fue solo una fiesta, Ramírez rememora “la curiosa y algo atávica mezcla de ira y alegría” de miles de personas que se congregaron -hace 10 años a las 21:30- en la Tribuna de Los Shyris.

Irónicamente -según retrata la prensa de la época- los manifestantes empezaron a salir tras una cadena nacional, en la cual el entonces mandatario felicitó a los quiteños por no sumarse al paro provincial.

 Desde la Tribuna de Los Shyris, la ciudadanía rechazaba al régimen. Todo utensilio de cocina servía: ollas, sartenes y tapas. Además, ondeaban la bandera de Ecuador y se pedía a los vehículos que transitaban por allí tocar sus bocinas.   
Con cánticos futboleros, la multitud se dirigió a la Corte Suprema de Justicia, pero sin permitirse la presencia del Alcalde de ese tiempo, Paco Moncayo, ni de otros políticos.

En la CSJ -según Ramírez- quiteños de 10 a 70 años fueron recibidos violentamente por la policía. Luego  de una hora retornaron a la Tribuna de Los  Shyris, en donde programaron el siguiente día de protestas.

El 14 de abril, debido a la represión que sufrió la multitud la noche anterior, un grupo de jóvenes realizó en la mañana una caravana motorizada hacia la residencia de Ximena Bohórquez, esposa de Lucio. Hicieron ruido con sus bocinas y luego se dirigieron al canal Ecuavisa a exigir que cubran los hechos.

Esta acción directa, denominada ‘escrache’ en países como Uruguay, Argentina y España (en donde un grupo de personas acude al domicilio de alguna autoridad a denunciar o exigir algo), se repitió varias veces en la misma residencia del expresidente Lucio y otros funcionarios de ese régimen.

Los noticieros abrieron la emisión del mediodía con las impresiones del primer mandatario, quien calificó de ‘forajidos’ (persona que vive al margen de la ley) a los manifestantes. De ese insulto nacería el identificativo y la motivación para los días de levantamiento.

¿Quiénes y cómo?

“Fue una multitud heterogénea con distintos sentidos. Había gente que tenía imaginarios racistas en contra de Gutiérrez. Otros radicales que buscaban una Asamblea Constituyente y que querían desbaratar todo el sistema de partidos. No fue un movimiento uniforme, pero tenía como único trazo común la transformación radical y el rechazo a los partidos”, señaló Ramírez.

No obstante, el politólogo Vladimir Sierra considera que no se puede creer que el detonante de la salida de Lucio hayan sido los ‘forajidos’, sino que existía una amplia movilidad de la sociedad expresada en diversas fuerzas que rechazaba al régimen: “Los movimientos sociales, partidos de izquierda, el movimiento indígena y también existe la posibilidad, no hay que descuidar, que pudo existir la inserción de los viejos partidos políticos”, indicó  Sierra a este Diario, aunque reconoció que el descontento nacional cobró cuerpo en la ciudad de Quito.

‘Quito tumbó a Lucio’ y ‘Quito exige la renuncia de Lucio’ fueron algunos de los titulares de los medios de comunicación impresos de ese tiempo (ver infografía).

Pero ¿por qué Quito? Para Ramírez y Sierra, la capital históricamente tiene un peso político que permite que el significado de ese tipo de acontecimientos repercuta y tenga legitimidad a nivel nacional.

Eso fue lo que pasó en los siguientes días de la convocatoria: el 17 de abril un grupo reunido en el parque de La Alameda, en el centro-norte de Quito, convocaba a que habitantes de otra de las grandes ciudades como es Guayaquil se levante. Enseguida el pedido fue nacional y apareció el estribillo “¡que se pare el Ecuador!”.

Ciudades como Cuenca, Riobamba y efectivamente, Guayaquil,  se levantaron. Sin embargo, en esta última ciudad la marcha tuvo un rostro socialcristiano con el alcalde Jaime Nebot a la cabeza, acompañado del prefecto Nicolás Lapentti Carrión y Polo Baquerizo (PSC).

Mientras, la ausencia de marchas a favor del gobierno era algo a destacar, ya que –de acuerdo con Ramírez- Gutiérrez todavía tenía fuerza en la Sierra Centro y la Amazonía, pero aún así la gente de estas regiones no se levantó para apoyarlo.

En esto coincide Velasco, quien relató cómo el expresidente utilizó varias estrategias represivas (Ver: ‘La represión química fue indiscriminada’), que iban desde un excesivo lanzamiento de bombas lacrimógenas hasta traer ‘partidarios’ hacia Quito, a quienes pagó o amenazó para que trataran de aplacar a la multitud que estaba en su contra.

La imaginación fue clave

Papel higiénico para ‘limpiar’ lo que hacía el gobierno; utensilios de cocina para que la protesta sea sonora; globos que en muchos casos fueron preservativos; el llamado ‘golpe de estadio’ y el ‘mochilazo’ fueron algunas de las creaciones que se consolidaron en aquella ‘Rebelión de los Forajidos’, como muchos analistas la llaman.

El sociólogo Ramírez califica a esta protesta de ‘novedosa’, ya que no había ningún antecedente parecido.

Igualmente, el periodista Velasco recordó cómo los manifestantes vestían ‘uniformes’: “Destaco mucho la participación de las mujeres en las calles. Llegaban a radio La Luna con zapatos deportivos, tenían bicarbonato; todo un kit para enfrentar las bombas lacrimógenas”, rememoró.

Sin embargo, Gutiérrez minimizó las protestas públicamente, alegando que solo eran locales porque, supuestamente, el resto del país pedía su reelección. Se negó a renunciar ya que -como lo recoge la prensa- solo se sometería a la revocatoria de mandato si se incluía el tema de la reelección tal y como había planteado al Congreso para consulta popular.

En este sentido, Ramírez considera que uno de los errores de Lucio fue no entender la importancia de la movilización ciudadana y deslegitimarla.

Datos

15 de abril de 2005: Lucio Gutiérrez declaró Estado de emergencia; sin embargo, la población lo ignoró, por lo que tuvo que derogar el decreto 19 horas más tarde.

La Iglesia Católica también se manifestó en contra de las acciones de la nueva Corte de facto que, en su opinión, causaron confusión y caos. Además, religiosas de diversas órdenes participaron en las protestas.

16 de abril: Se dan distintas manifestaciones en la Av. De Los Shyris, Ciudadela Atahualpa, Plaza Grande y el Parque Pedro Moncayo. Ese día, el Frente Popular (UNE y FEUE) se pronunció en contra del régimen.

17 de abril: se producen protestas en los estadios de fútbol, que se denominó ‘el golpe de estadio’. Otras ciudades como Cuenca, Riobamba y Cayambe se levantan.

18 de abril: estudiantes secundarios y universitarios realizan una marcha. Diez  personas son detenidas y 5 heridas. Se produce el ‘cuadernazo’ por parte de los universitarios de la Politécnica.

Por su lado, 300 personas y empleados públicos hacen una contramarcha a favor del Gobierno en Quito. Al mismo tiempo hay manifestaciones anti gubernamentales en Guayaquil, Cuenca, Machala y Tulcán.

19 de abril: se lleva a cabo una gran marcha con alrededor de 100 mil personas desde la Cruz del Papa, en el parque La Carolina, en el norte de Quito.  El saldo, por la represión de la Policía, fue 40 asfixiados y 15 heridos. Por su lado, 1.500 indígenas de la Feine hacen una marcha progobierno.

20 de abril: se efectúa el ‘mochilazo’ y otras manifestaciones. Se produce gran represión y presencia de francotiradores. La ciudadanía se toma el aeropuerto, el Congreso y Ciespal. El saldo fue de 3 muertos, 40 heridos y 63 asfixiados. Cae el gobierno de Gutiérrez. (I)

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