Las autoridades de justicia de Gran Bretaña resolverán hoy si levantan la orden de detención contra el fundador de WikiLeaks, Julian Assange, lo que podría allanar el camino para que abandone la Embajada de Ecuador, donde se encuentra asilado cerca de cinco años.

Assange buscó refugio en la legación diplomática ecuatoriana para evitar que se cumpliera una orden de arresto en su contra, por cuanto Suecia lo reclamaba como sospechoso del cometimiento de presuntos delitos sexuales. La justicia sueca abandonó la investigación, pero la policía británica mantuvo la intención de detenerlo porque, a su juicio, había vulnerado los términos de su libertad condicional.

En una audiencia que se efectuó la semana pasada, el abogado del fundador de WikiLeaks, Mark Summers, dijo que la orden “perdió su propósito y función”.

Summers estimó que Julian Assange ha estado viviendo en condiciones “similares al encarcelamiento”, por lo tanto su “salud psicológica se ha deteriorado”.

Sin embargo, el fiscal Aaron Watkins consideró “absurda” la demanda de Assange, que teme dejar la embajada y acabar en una cárcel estadounidense por haber difundido miles de secretos oficiales de este país.

El año pasado, el fiscal general (ministro de Justicia) estadounidense, Jeff Sessions, dijo que la detención del fundador de WikiLeaks era “una prioridad”.

La demanda de Assange se produce poco después de que Ecuador le diera la ciudadanía y estatus diplomático para que la inmunidad le permitiera salir de la legación, sin embargo Reino Unido anunció que eso no cambiaba la situación.

“Ecuador sabe que la única manera de resolver este asunto es que Assange abandone la embajada para enfrentar a la justicia”, dijo entonces un portavoz del ministerio de Exteriores británico.

La situación de Assange se ha convertido en un tema difícil para el país, admitió el presidente Lenín Moreno. En varias ocasiones el Gobierno ha llamado la atención a Assange por efectuar comentarios políticos sobre terceros países. (I)