En el ámbito de la economía política internacional, China motiva un creciente interés entre los estrategas y decisores políticos. Aunque todavía existen controversias sobre la fecha exacta en la cual su economía será la más grande del planeta, el ascenso de China ya está modificando las estructuras de producción y comercialización transnacionales.  

La transición hacia un modelo de crecimiento más inclusivo

A partir de la década de los ochenta del siglo XX, China afianzó su crecimiento en el fomento de las exportaciones, inicialmente favoreciendo la elaboración de manufacturas con bajo contenido tecnológico y, con posterioridad, elevando la complejidad de sus cadenas de producción mediante el establecimiento de ‘zonas económicas especiales’.

Ese modelo de crecimiento ‘hacia afuera’, empero, llegó a sus límites.

A través de la ejecución del plan de desarrollo quinquenal para el período 2016-2020, China se propone transitar hacia una economía basada en la expansión del ingreso y del consumo doméstico, opción que no implicará reducir sus exportaciones sino redirigirlas hacia bienes y servicios tecnológicamente más sofisticados.

A lo anterior se suma la intención de aumentar la población urbana en un 60% hasta 2020, lo cual motivará una mayor demanda de alimentos provenientes de fuentes domésticas o extranjeras.

480 millones de personas entrarían a la clase media

Según un informe de la Unidad de Inteligencia de The Economist, la economía china aumentará el número de consumidores con gustos refinados e ingresos más altos.

Para 2030, se espera tener 480 millones de personas con un ingreso superior a $ 10.000 por año. “La población con ingresos medio altos y altos se expandirá de 10% al 35% (...) China parecerá y se sentirá más como una sociedad de clase media, aunque las desigualdades de riqueza permanecerán como un importante desafío social”, indicó China Daily al resumir el informe de la revista británica. (I)

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Durante las últimas tres décadas

Una expansión económica sin precedentes

Si se toma como referencia a la historia del capitalismo occidental desde el siglo XIX, la experiencia del crecimiento chino desafía al saber económico convencional. En 1978, cuando el gobierno de Deng Xiao-Ping comenzó un proceso de reformas dirigido a abrir la economía al mundo, el Producto Interno Bruto (PIB) chino bordeaba los $218.000 millones. Treinta y siete años después, en 2015, el PIB alcanzó $ 13,3 billones y el PIB per cápita aumentó a $ 6.416.

Además de su tamaño, ahora, la economía china está muy diversificada e incluye 558 bienes con ventajas comparativas reveladas. Según las proyecciones efectuadas por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el tamaño de la economía china estaría a punto de superar al de la economía de Estados Unidos.

Para 2021, cuando se espera que el PIB estadounidense alcance $ 18,1 billones, el PIB chino llegaría a $ 18,5 billones, cifras ambas medidas en términos reales y con respecto a la paridad del poder adquisitivo existente en cada país en 2010. (I)

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En su relación con el resto de países

$ 840.000 millones fue el superávit comercial

Para 2014, según datos del Observatorio de la Complejidad Económica (OCE) -una iniciativa apoyada por el Laboratorio de Medios de The Massachusetts Institute of Technology- China era el mayor exportador del mundo y ocupaba el lugar 37 en el índice de Complejidad Económica.

En ese año, el país asiático exportó $ 2,3 billones e importó $ 1,53 billones, logrando una balanza comercial positiva de $ 840.000 millones. Sus principales exportaciones, medidas en miles de millones de dólares, fueron computadoras ($ 208), equipos de comunicación ($ 157), teléfonos ($ 107), circuitos integrados ($ 62) y máquinas para oficinas ($ 47) (ver infografía).

Sus exportaciones estuvieron dirigidas básicamente a Estados Unidos, Hong Kong, Japón, Alemania y Corea del Sur.

En aquel año, las importaciones chinas más significativas -medidas en miles de millones de dólares- fueron crudo ($ 205), circuitos integrados ($ 135), hierro ($ 73), oro ($ 64) y automóviles ($ 55). Sus proveedores más importantes están en Corea del Sur, Estados Unidos, otros países asiáticos, Japón y Alemania. (I)