Luego de la “asamblea de emergencia” que mantuvieron ayer el titular de la Conaie, Jorge Herrera, exdirigentes de la organización y varios presidentes y vicepresidentes de las agrupaciones indígenas, decidieron acogerse al derecho a la resistencia para no entregar la sede que tienen  en comodato desde 1991.

La reunión se produjo luego de que el 11 de diciembre pasado el MIES notificara a la Conaie la terminación del convenio de comodato. Herrera se niega a entregarla bajo el argumento de que es un símbolo de la lucha histórica indígena.

En la asamblea de ayer abordaron temas como el modelo económico del Gobierno; la educación bilingüe; el proyecto de Ley de Tierras; la situación del agua, que aún no ha resuelto varios problemas; el Decreto 16 que obliga a las organizaciones sociales a registrarse, y la firma del Tratado de Libre Comercio.

En entrevista con EL TELÉGRAFO (el lunes pasado) Herrera admitió que el movimiento indígena está dividido, pues explicó que el 60% de quienes forman la organización está consolidado, mientras que el 40% ha decidido en estos últimos años marcharse por decisión propia o por unirse al Gobierno.  

Al ser consultado respecto si en la sede de la Conaie se han reunido con líderes de la política de derecha para fraguar un plan con la oposición contra el Gobierno, tampoco lo negó. Dijo que si en algún momento un dirigente o personaje se ha reunido o conversado cualquier tipo de situaciones, ellos tendrán sus explicaciones.  

Indicó que mantienen independencia de cualquier tipo de partido político y más aún de la derecha. Según Herrera, la Conaie  ha cuestionado de manera permanente a la oligarquía, al sistema que ha sido opresor durante todo el tiempo, por lo que “no es justo que se quiera entender que nos vamos a unir con la derecha”.

En términos de costos, la sede que les fue entregada en comodato “es una miseria que nos está ofreciendo el Estado, es un espacio pequeño y aún así nos quieren quitar”.

La pretensión de despojarles del edificio ha despertado el apoyo de varios sectores e, incluso, de algunos funcionarios y colaboradores del Gobierno. “Me han dicho que si se concreta esto de quitarnos la sede, tomarían la decisión de separarse del régimen y ponerse en la línea del movimiento indígena. Eso quiere decir que en su corazón y en su espíritu está el movimiento indígena, que no se han olvidado”.