Andy Preciado literalmente es el alma de la fiesta. El decatlonista ecuatoriano compitió por primera vez en su carrera deportiva en unos Juegos Panamericanos, pero durante su estancia en Lima, donde se desarrolla la XVIII edición de los mismos, se ausentó de su trabajo. El atleta anima fiestas en las noches.

Con 21 años, su versatilidad para el deporte lo convirtió en el primer ecuatoriano en competir en la disciplina del decatlón en unos Panamericanos. Para ello debe ser un atleta completo, pues físicamente necesita rendir en 10 pruebas: 100 metros planos, 400 metros planos, 1.500 metros planos, 110 metros vallas, salto de longitud, salto alto, salto con pértiga, lanzamiento de peso, lanzamiento de disco y lanzamiento de jabalina.

El reto diario que tiene en Quito, su ciudad de residencia hace tres años, es recuperarse del esfuerzo físico que hace en sus labores de sustento diario. “Entreno y trabajo en la tarde o, a veces, en las noches. Son contrataciones de ‘horas locas’ que nos hacen”, le contó este miércoles 7 de agosto de 2019 a Medios Públicos.

Su función es bailar en una fiesta para que los asistentes sigan sus pasos, divertirlos en la noche. “Es la forma de desahogarme del atletismo”. Sin embargo, ese oficio le ayuda principalmente como ingreso económico. Las ganancias las utiliza para pagar el arriendo del inmueble en el que vive y para cubrir sus gastos personales.

Preciado espera en unos años dedicarse de lleno al deporte, subsistir gracias al atletismo y decatlón, disciplina que le valió el apodo de “Multideportes” entre sus conocidos.

“Macarena” y “El meneaíto” son algunas de las canciones tradicionales que baila en su trabajo. Como animador de eventos, ese tipo de música nunca puede faltar en un repertorio para cerrar la jornada. Labora de miércoles a sábado, fechas en las que también practica por la mañana. “Trato de adaptarme a ese ritmo de vida”.

El deportista aceptó que le ha costado conjugar dos actividades que chocan entre sí por la entrega física, pues animar una “hora loca” requiere de movimientos corporales.

Además, el alcohol es otro factor que rodea su ambiente de trabajo, aunque él no lo consuma. Señaló que para una persona que no le gusta beber es más fácil rechazar un trago. “Mis padres me criaron de buena manera y me enseñaron lo que es bueno y lo que es malo”, dijo en torno al estilo de vida bohemia, que no es su caso, pero que en ciertos deportistas ha derrumbado sus carreras.

Su rutina diaria se inicia a las 06:00. Se ducha con agua fría, desayuna y sale hacia el complejo deportivo de Los Chasquis, en el norte de Quito. Allí practica decatlón de 07:30 a 11:30. Luego se va a almorzar y descansa hasta las 17:00, hora en la que se reúne con sus compañeros para trasladarse a las contrataciones, donde permanece hasta las 23:00.

Preciado se toma con optimismo su realidad laboral. El joven esmeraldeño destacó que el baile le otorga flexibilidad, la cual aplica en el atletismo y que considera le ayuda en el deporte.

Cerca del fútbol

Andy Preciado era amante del fútbol en su natal Rioverde. Este deporte en Esmeraldas es muy popular entre jóvenes. La base de la selección ecuatoriana es de jugadores provenientes de esa provincia. Jugaba como volante de contención: el denominado “5”, que corta jugadas del equipo contrario y distribuye el balón de defensa a ataque.

Su profesor de educación física vio su potencial en otro deporte. Lo invitó a cambiar la cancha de césped por una pista atlética.
Preciado comenzó como velocista. En un entrenamiento observó a sus compañeros de salto largo y se animó a saltar. Los venció.

“Siempre les ganaba”, recordó, entre risas. Así fue que llegó al decatlón; el joven atleta era multideportes. Hoy en día compite con la élite y aprende de todos. Tiene una carrera por delante. (I)