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¿Qué pasa cuando los abuelos se ponen de novios?

Un estudio realizado en Argentina descubrió que el 80% de las personas mayores mantiene relaciones sexuales. El amor a esta edad no debe ser motivo de rechazo o de esconderlo por el qué dirán.
Un estudio realizado en Argentina descubrió que el 80% de las personas mayores mantiene relaciones sexuales. El amor a esta edad no debe ser motivo de rechazo o de esconderlo por el qué dirán.
Foto: AFP
19 de noviembre de 2016 - 00:00 - Palabra Mayor /Maimónides

El amor no tiene edad y eso incluye también a los ‘nonos’; te contamos cómo adaptarte a ese cambio.

Asexuados. Así solemos ver a los abuelos de la familia (y a nuestros padres). Y entre esa fantasía y la realidad, al menos en estos años que corren, hay casi un abismo. El antiguo modelo de los ancianos dulces, jugando a las bochas o tejiendo mañanitas, fieles hasta la muerte e, incluso, después de ella (¡cuántos de ellos enviudaron jóvenes y nunca más volvieron a formar pareja!) está caducando.

“No debemos olvidar que nos encontramos con un cambio profundo en cómo se vive y se percibe la vejez y, por ende, esto determina cambios en la función social y familiar de los abuelos. El incremento en la edad promedio y calidad de vida de las personas mayores hace que hoy se sientan mucho más activas y con ganas de vivir experiencias placenteras”, explica el licenciado Esteban Mongiello, miembro de Adineu (Asistencia, Docencia e Investigación en Neurociencia) . Y continúa: “Esto, obviamente, determina ganas de conocer gente con quien vincularse afectivamente a pesar de estar separado o haber enviudado”.

Por supuesto, esto no es gratuito. Por lo general, las familias se oponen, resisten o miran con desconfianza el nuevo estado civil. “Un claro ejemplo de esta problemática es el silencio y la cantidad de mitos que existen con respecto a la sexualidad en la tercera edad, lo cual evidencia un posible frente de conflicto al pensar a un ser activo y disfrutador”, suma Mongiello.

Según los especialistas, la manera en que reaccionen los padres ante una noticia como esta influirá de forma determinante en la reacción de los nietos.

“En general, los chicos toman con naturalidad aquello que sus padres toman con naturalidad”, explica la psicopedagoga y doctora en psicología Silvia Figiacone, quien dirige NeuroEduca.

“En la medida en que los padres puedan elaborar la noticia comprensivamente e integrar la novedad con naturalidad a la vida familiar, los chicos lo harán también”, agrega la especialista.

Claro que todo depende, además, de la edad de los pequeños. Según Figiacone, no reaccionan igual los menores de 7 años que los más grandecitos. Los primeros seguirán el modelo de sus padres mientras que los segundos probablemente tengan una opinión propia (aunque la de sus padres no les será indiferente). “Aquellos que ya son adolescentes o jóvenes podrán tomarlo de acuerdo al propio criterio. Respetarán la decisión de sus abuelos en la medida en que la comunicación con ellos no cambie a partir del nuevo estado”, profundiza Figiacone, quien recuerda que los chicos están más preparados que los adultos para hacerle frente a las novedades.

Entonces, Mongiello recomienda cuidar tanto el momento como la manera y hasta el tono de voz con el que se les cuenta a los hijos que el abuelo o la abuela están noviando. Pero además es preciso tener en cuenta el rol que este familiar cumple para ellos y darles, de algún modo, la seguridad de que esto no tiene por qué cambiar: “La función que se les demanda a los abuelos en la sociedad siempre ha sido el cuidado de sus seres queridos y ser los salvavidas de sus familias”.

Es aquella persona que cuenta con tiempo libre para poder recurrir frente a cualquier eventualidad. En los niños esto se traslada como apoyo emocional incondicional y se generan vínculos de intensidad afectiva muy alta, es por esto que pueden llegar a sentir ideas de potencial abandono por parte del abuelo cuando él forme pareja. En estos chicos la percepción es que los descentran de un lugar de únicos receptores de ese amor percibido como infinito”, explica el psicólogo de Adineu.

Transmisión de sensación

“La manera como la familia tome la noticia se traducirá directamente en la forma en la que los chicos la tomen”, sentencia Figiacone, quien asegura -además- que la presentación debe hacerse cuando el abuelo esté en condiciones.

“Es importante no apresurarse y probablemente sea más efectivo presentar a la nueva integrante de la familia en reuniones informales, que den tiempo a conocerse de a poco y no elegir circunstancias importantes de la vida familiar para hacerlo, porque eso posiblemente cargue de tensión el encuentro. La informalidad otorga un marco de relajación que permite que cada uno reaccione de acuerdo a sus emociones y no hay que tener miedo a que los chicos se expresen de manera natural”, aconseja la directora de NeuroEduca.

En tanto, Mongiello suma algunos tips: para poder presentar el tema frente a la familia, primero debe haberse tratado en el seno de la pareja parental y haber consensuado con el abuelo las características de esa nueva relación. Esto ayuda a poder darle una entidad distinta y respetar sobre todo la decisión del abuelo. “Si la decisión es transmitir la novedad a los chicos, debería dársela lo más concreta posible, sin muchos rodeos, ya que ello genera incertidumbre que puede desarrollar dudas y angustias en el procesamiento de esa información. La mejor manera de transmitir la noticia será la que muestre a un abuelo habilitado a desarrollarse a sí mismo estímulos positivos e incrementar su capacidad de disfrute”. (I)

El fantasma  de quien no  está presente

“Mi abuelo estuvo 44 años casado con mi abuela y el mismo año en que ella falleció, él se puso de novio”, recuerda Loyam Santos, quien en ese momento transitaba su adolescencia. “Me enteré porque el barrio ya lo comentaba, hasta que él se lo comunicó a mis padres y ellos a nosotros, los nietos. Primero sentí vergüenza. ¿Que mi abuelo estuviera de novio? Creo que el hecho de imaginar que tenía o podía tener relaciones sexuales me abrumó. Y lo primero que hice fue alejarme de él; quise bloquearlo, sacarlo de mi vida por haber querido volver a estar con otra mujer. ¿Cómo podía suplantar a mi abuela, que era tan perfecta para mí?”, recuerda Loyam.

El tiempo transcurrido entre, por ejemplo, la muerte de la abuela (o una separación) y la llegada de la nueva novia es fundamental para que todo fluya, básicamente porque hay un duelo que todos deben hacer: abuelos, hijos y nietos. Por lo tanto, aunque las mariposas revoloteen en la panza, antes de tomar decisiones apresuradas hay que evaluar si el resto de la familia pudo asimilar el duelo antes de realizar la presentación (ya sea por la viudez o por una separación, ya que en ambos casos es necesario atravesar este proceso). “Lo importante es que cada miembro de la familia esté preparado para que las reacciones sean diversas, acordes a la edad y personalidad de cada uno”, explica Figiacone.

“¿Era posible en un año olvidar un amor de 44 años?”, cuenta Loyam, que le daba vueltas por su cabeza. Y no dudó en preguntárselo a su abuelo. “¿Quién te dijo que lo olvidé?”, fue la respuesta; algo que la ayudó a procesar la situación. “Nuestra relación no es igual, pero hay relación. Nos hablamos de vez en cuando, pero su decisión nos distanció”.

Por lo tanto, tiempo para transitar el duelo, naturalidad a la hora de comunicarlo y, ante todo, aceptación previa por parte de los padres (es decir, los nuevos hijastros) son algunos de los ingredientes que, según los especialistas, podrían hacer más liviana la tarea de vivir el amor en la tercera edad sin ocultarse de los seres queridos. (I)

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