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2,7 millones integran el sector informal en ecuador, entre ellos los viejos

La vejez, ¿un aporte o un problema para el mundo?

Las mujeres y los hombres de más de 60 años siguen siendo un aporte valioso a la economía de sus familias.
Las mujeres y los hombres de más de 60 años siguen siendo un aporte valioso a la economía de sus familias.
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A más población envejecida, más grande supone el riesgo para los sistemas de pensiones, servicios sociales y de salud. Así, como una grave amenaza -en especial económica- es visto el envejecimiento que aceleradamente se registra en los países ricos, de ingresos medios y bajos.

En apenas 15 años, de los 60.000 millones de habitantes que se proyecta en el mundo, 1.300 millones serán adultos mayores. Más del 60% de estas mujeres y hombres de edad avanzada vivirá en países de ingresos medios y bajos, según una investigación de HelpAge International y el Centro para la Inclusión Financiera de Acción. Incluso al 2050 el número de personas de más de 65 años habrá superado la cantidad de las menores de 5 años.

“A medida que la fertilidad disminuye y la esperanza de vida aumenta, la pirámide de la población mundial cambia su forma. La mayor parte de este crecimiento durante las próximas décadas ocurrirá entre los adultos de edad mediana y más avanzada”. Las consecuencias del envejecimiento demográfico serán determinantes en el mundo. De continuar el ritmo al que se vienen produciendo las transformaciones recientes, la tasa de dependencia de adultos mayores en América Latina y el Caribe habrá pasado de 6,6% registrado en 1950 a 26,9 en 2050. Por su parte, la relación de dependencia potencial se habrá reducido del 15,2, al 3,7%. Estas tendencias se combinan con una esperanza de vida más prolongada y con una tasa de actividad que, a pesar de ser mundialmente elevada (alrededor del 22%), se estima que decrecerá del 39,6% observado en 1950 al 18,4% estimado para 2050, según datos de las Naciones Unidas.

La población de América Latina y el Caribe pasó de 168 millones en 1950 a 523 millones en 2000. Este aumento de 355 millones de personas en 50 años es una de las maneras posibles de mirar el cambio demográfico que está teniendo lugar en la región.

¿Qué hacer con tantos viejos que ‘amenazan’ la estabilidad económica y social? ¿Cómo enfrentar los desafíos y retos que conlleva el fenómeno del envejecimiento? Más que respuestas teóricas, lo urgente son acciones concretas para enfrentar este problema. Mientras algunos países han asumido con seriedad y preocupación lo que se viene, otros siguen aplicando programas asistencialistas o simplemente le han dado la espalda al envejecimiento.

En este escenario, la participación de organizaciones gubernamentales, privadas y de la sociedad civil se ha constituido en un aporte vital. Para empezar, sus preocupaciones son otras, ¿cómo valorar el potencial económico de los mayores de edad?, ¿cómo generar oportunidades que estimulen la actividad económica de una población experimentada que tiene patrimonio y recursos acumulados a lo largo de una vida laboral?

Mirar el envejecimiento poblacional como una oportunidad y no como un problema, es una de las claves y el objetivo de un estudio sobre ‘Economía del Envejecimiento’, realizado por la Fundación General de la Universidad de Salamanca (España), como parte del proyecto ‘Espacio Transfronterizo sobre el Envejecimiento’. El estudio analizó las características de comportamiento económico de este segmento poblacional.
Se destaca en los resultados que las personas de mayor edad tienen una actitud cada vez más positiva y activa hacia esta fase del ciclo de vida, que ya no se concibe como una fase de retiro sino como una de cambio en la que priman los hábitos saludables, el aprovechamiento del tiempo, las actividades de ocio y entretenimiento, o la formación y el aprendizaje. “Tienen también necesidades específicas derivadas tanto de las limitaciones físicas y psíquicas que acompañan al envejecimiento como del contexto generacional en el que han vivido. Todo ello los convierte en un grupo de población económicamente diferenciado y proactivo, que conlleva grandes oportunidades de innovación, emprendimiento y desarrollo de nuevos perfiles laborales”.
El estudio menciona que los sectores que pueden resultar especialmente beneficiados de este aumento de la población de mayores de edad son: cosmética y moda, turismo, viviendas inteligentes y domótica orientada a la vida independiente, salud y bienestar, seguridad, cultura, formación y desarrollo de habilidades, entretenimiento y ocio, transporte personal y autónomo, y servicios financieros y bancarios.
En el caso de España, las personas entre 66 y 70 años son las que más invierten en empresas. 7 de cada 10 inversores mayores de 60 años prefieren las empresas que cotizan en bolsa. Aunque los jóvenes son más emprendedores, casi un 18% de los mayores también tiene predisposición. Las personas mayores tienen como ventaja la experiencia laboral y predisposición a participar activamente en organizaciones sociales. (I)

Menos acceso a los servicios

Discriminación laboral iniciaría a los 40 años

‘Inclusión financiera y envejecimiento: una oportunidad’ es el título de una investigación realizada por HelpAge International y el Centro para la Inclusión Financiera de Acción que busca mirar de forma diferente el envejecimiento poblacional.

En los países de ingresos medios y bajos la mayoría de personas adultas continúa trabajando. En Ecuador, a pesar de no existir datos precisos, se sabe que los adultos mayores pasan a engrosar las filas del sector informal que comprenden 2,7 millones de personas, de acuerdo a los datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), mientras 7’098.584 cuentan con un trabajo formal.

Es probable, dice HelpAge International, que la falta de datos sobre el empleo formal y especialmente informal en muchos países contribuya a la percepción de que las personas mayores no trabajan. HelpAge resalta que el trabajo a edad avanzada requiere del acceso a servicios financieros, productos e información apropiados y de apoyo. Sin embargo, también que los gobiernos desempeñen una función decisiva para reducir la discriminación por edad en el mercado laboral, ocuparse de actitudes negativas en torno al trabajo a edad avanzada y ofrecer oportunidades para que las personas mayores vuelvan a adquirir habilidades y capacitación.

Según HelpAge International y el Centro para la Inclusión Financiera de Acción, gran parte del enfoque de la política de empleo consiste en desarrollar la capacidad financiera y el capital humano de las personas jóvenes; sin embargo, las personas mayores también tienen derecho a tener trabajos dignos y servicios financieros para continuar trabajando durante el tiempo que puedan y deseen, y apoyarlos es una política pública sensata.

Debido a la discriminación por edad en el mercado laboral, la presencia de una edad de jubilación nacional y los cambios físicos que se asocian a menudo con el proceso de envejecimiento, es posible que las personas mayores a menudo sean incapaces de conseguir un empleo formal.

Aunque en algunos países existe legislación sobre discriminación por edad en el lugar de trabajo, las actitudes negativas hacia los trabajadores mayores continúan siendo una barrera significativa para las personas mayores.

Las oportunidades de educación y readaptación a edad avanzada también pueden ser limitadas; muchos programas de educación adulta establecen límites de edades de 35 o 40 años. En consecuencia, operar una microempresa o pequeña empresa es una alternativa importante en la vejez, con lo cual se evita un mercado laboral hostil, aun para aquellas personas que anteriormente tuvieron un empleo formal. Además, el trabajo autónomo permite a una persona mayor dejar un trabajo agotador por uno menos exigente.

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