Publicidad

Ecuador, 04 de Julio de 2025
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
+593 98 777 7778
El Telégrafo
Ecuado TV
Pública FM
Ecuado TV
Pública FM

Publicidad

Comparte

La cobertura de los problemas de los jubilados es mínima en los medios de comunicación

Crisis económicas afectan a los más viejos

Entre los adultos mayores existe un alto porcentaje que no cuenta con una pensión jubilar; sin embargo, aporta de igual forma con el pago de impuestos.
Entre los adultos mayores existe un alto porcentaje que no cuenta con una pensión jubilar; sin embargo, aporta de igual forma con el pago de impuestos.
-

Si tienes más de 65 años y mueres, no importa. Tal vez interesa a un familiar cercano. Tal vez, más que nadie, los servicios funerarios expresarán alegría interior. Al hablar de los viejos, Simone de Beauvoir dice en una clásica obra: “Para la sociedad, la vejez parece una especie de secreto vergonzoso del cual es indecente hablar”.

Seguramente por esta razón el tema de la ancianidad está ausente, en general, de las páginas de la prensa comercial. También de las conversaciones familiares. Aparte de no ser tema agradable, tampoco es parte del mercado de consumo.

La ancianidad es de por sí una materia que ha sido alejada de la respetabilidad de tiempos antiguos, con mayor gravedad en época de posmodernidad, cuando predomina el juego libérrimo de las fuerzas del mercado, utilizando las palancas del espectáculo, el lucro a toda costa y el comercio utilitario. En este afán el ser humano ha llegado a situaciones extremas que han puesto, inclusive, en riesgo su propia existencia.

El célebre y conocido teólogo brasileño Leonardo Boff, poco antes de la Conferencia del Clima en Copenhague (12.2009) dijo que la humanidad está devorando en doce meses los recursos naturales que el planeta produce en año y medio; es decir, la población del mundo está viviendo a crédito. Desde entonces, a pesar de los múltiples informes técnicos-científicos y foros internacionales, poco se ha logrado para detener los impactos del cambio climático. Uno de sus efectos mayores será en la economía de los países, porque la producción de bienes y servicios será cada vez más costosa y demandará cuantiosos recursos en sofisticadas innovaciones.

El experto señaló en la ocasión las tres crisis estructurales que habían confluido para dramatizar el problema: crisis por falta de sustentabilidad del planeta, crisis por el calentamiento creciente (la reciente reunión de COP21 en París no asegura, en realidad, nada prometedor) y la crisis social del mundo.

El tema involucra la supervivencia de la raza humana en contexto de alteración severa de las economías nacionales y globales, remarcado por el envejecimiento generalizado de la población, y ha dado lugar a estudios que examinan el fenómeno desde vertientes diversas. La preocupación fundamental quiere encontrar salida, en la visión más crítica, a la previsible extinción de la humanidad y genera movimientos sociales como el norteamericano que fomenta la Extinción Humana Voluntaria.

Mientras tanto, las urgencias económicas de potencias como EE.UU., China, Japón y Alemania para reemplazar a sus trabajadores que envejecen, amenazando sus capacidades de fabricación manufacturera, les lleva a ofrecer atractivas oportunidades para jóvenes de países subdesarrollados que buscan mejores ofertas de empleo. Este escenario conduce, de otro lado, a la “descapitalización intelectual” de las naciones atrasadas. Todo esto, además de los enormes recursos destinados al desarrollo de la I+D+i que se reflejan en la inteligencia artificial, robótica, internet de las cosas, mundo de la virtualidad, etc.

Así, los planes urgentes de cada una y la totalidad de las naciones para aumentar el crecimiento económico y generar empleo a las oleadas de jóvenes que lo necesitan, choca con los programas para enfrentar las dificultades del calentamiento global. Esta condicionante en la década pasada, con motivo de la crisis financiera-bancaria-industrial iniciada en EE.UU. en 2007 y que contaminó al mundo, obligó a las potencias a formular tesis orientadas a ‘ralentizar’ el desenvolvimiento económico y al presidente Obama a plantear la ‘ecoeconomía’.

Los fantasmas del crecimiento demográfico se materializaron en la época contemporánea el 31 de octubre de 2011, cuando el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, anunció la cifra de la población del globo: 7.000 millones de personas. Pocos años atrás, el 12 de octubre de 1999, la ONU dijo que había nacido en Bosnia el ser número 6.000 millones. Esas mismas fechas el organismo especializado en población de la ONU destacó que en el futuro las naciones enfrentarán serios obstáculos para crear empleos para las generaciones venideras, en especial en los países pobres. La reducción de emisiones de gases de efecto invernadero de origen humano con relación a los niveles de 1990 y la entrega de ayuda financiera para los países pobres, obligaría a bajar la producción industrial de países grandes. China, Rusia y EE.UU., argumentando que estos marcos jurídicos de alcance internacional frenarían sus necesidades de crecimiento, se han negado a suscribir los tratados.

La unión de estos factores entorpece el panorama de los adultos mayores en el futuro. Jubilados o no, con espadas de todos los tamaños sobre los sistemas de seguridad social en la geografía planetaria, pendientes de la marcha económica general y particular, han visto el progresivo desmantelamiento del estado de bienestar que surgió en Europa. Las crisis en Grecia, España, Italia y Portugal confirmaron estos temores. En Japón, miles de jubilados a comienzos del siglo tuvieron que retornar a las aulas universitarias para actualizarse en las más diversas profesiones y optar por horas de trabajo que les permita tener algún ingreso para sobrevivir.

Una nube que configura el sombrío escenario surgió del informe técnico de dos años atrás que ofreció la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) sobre esta materia: “las pensiones de jubilación en el futuro serán, en general, más bajas que las actuales y los niveles salariales medios lo sufrirán más”, señaló, mientras criticaba con firmeza los planes oficiales para retrasar las edades de jubilación.
Ningún personaje de la trascendencia del papa Francisco, en sus giras por el mundo, ha logrado describir tan bien la situación penosa de los viejos. “Entre los pobres más maltratados de nuestro mundo está nuestra oprimida y desgastada tierra” y “…que no haya descartados”, en alusión directa a los ancianos y pobres que, en el sistema capitalista, depredador y de consumo exagerado, son invisibles para el mercado. Casi no existen porque no son consumidores. La reciente Encíclica Laudato Si detalla el complejo asunto.
En Ecuador, estudios sobre la atención ambulatoria durante cinco años demuestran que un alto porcentaje de recursos, tiempo y medicinas del Seguro Social están destinados a atender a los ancianos, dentro de las amplias políticas sociales del Gobierno. El millón y casi cuatrocientas mil personas con más de 65 años representan un costo elevado para la economía nacional. Muchos viven de sus pensiones de jubilación.

Los anuncios oficiales han destacado el cumplimiento de 20 de los 21 Objetivos del Milenio, muchos de ellos antes del tiempo prefijado. Estos éxitos y otros logros en el combate a la pobreza son estandartes que Ecuador y su gobierno muestra con orgullo en el exterior. Las metas de justicia social y erradicación de los males que afligen a los más pobres son experimentados por seres humanos -más allá de las estadísticas-. Son dramas que no los recogen los periódicos en sus agendas noticiosas. Los espacios y tiempo que los diarios comerciales, radiodifusoras y canales de televisión ocupan en el tratamiento de los variados asuntos económicos y humanos que rodean a los adultos mayores es mínimo.

Las mascotas, farándula, crónica roja, espectáculos, deporte, son objeto de atención preferente. Los viejos no forman parte del marketing de negocios y empresas, en consecuencia los medios de comunicación no les brindan atención. Seguramente tienen razón quienes confieren trascendencia al negocio y lucro por sobre las personas. En EE.UU. solo el gasto en cosméticos en 2009 fue de $ 8.000 millones y en comida para animales domésticos $ 17.000.

Entonces, ¿cuál debe ser el planteamiento idóneo para dar atención a quienes han llegado a los 65 años y esperan vivir en plenitud el promedio estimado para Ecuador, 75 años? Es parte de un desafío que se magnifica cuando el país atravesará en 2016 por circunstancias que se anticipan como difíciles. Pero no todo tiene color obscuro: solidaridad de pueblos y barrios, iniciativas que surgen de muchas personas ya en ancianidad, institucionalización de un comportamiento social y humano que -con fallos y todo- enfatiza las políticas públicas en cuidados preferentes para estas poblaciones con mayores requerimientos. Estos afanes tendrán sustento, inclusive científico, por los descubrimientos referidos a la generación de nuevas células cerebrales (neuronas) en personas mayores.

En Ecuador, para contribuir con la divulgación sobre medicina preventiva para ancianos y sus familias, el autor de este artículo plantea un esquema de comunicación para colaborar con los afanes del IESS desde la perspectiva de la responsabilidad social, como concepto humano, para llegar a la responsabilidad social corporativa o empresarial, la idea es construir puentes de contacto humanitarios entre pacientes adultos mayores, médicos y personal de atención en el IESS, siempre desde la visión del enfermo y su familia. (O)

Publicidad Externa

Ecuador TV

En vivo

El Telégrafo

Noticias relacionadas

Pública FM

Social media