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La azuaya proviene de familia de deportistas

Verónica se fortaleció con el racquetbol

María Verónica Sotomayor Malo nació en Cuenca el 19 de marzo de 1992. Su padre fue racquetbolista y su madre tiene un gimnasio. Quiere un título mundial. Foto: cortesía
María Verónica Sotomayor Malo nació en Cuenca el 19 de marzo de 1992. Su padre fue racquetbolista y su madre tiene un gimnasio. Quiere un título mundial. Foto: cortesía
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Dice que extraña a su novio (Santiago Malo), a su familia y a su natal Cuenca. María Verónica Sotomayor (23 años) se tomará un breve descanso tras su paso por los Juegos Panamericanos ‘Toronto 2015’, donde le ofrendó a Ecuador 2 medallas de bronce en racquetbol, una en singles y otra en dobles, junto a su coterránea María Paz Muñoz.

Tranquila de temperamento, la exponente de 23 años subió al podio continental tras perder el pasado miércoles con la argentina-boliviana María José Vargas, con quien cayó en 2 sets: 15-7 y 15-1. En los duelos preliminares derrotó a la venezolana Mariana Tobón, a la canadiense Jen Saunders y a la colombiana María Gómez. En todos estos cotejos se impuso por 2 sets a 0.

¿De dónde le nació a Verónica el gusto por las raquetas? Lorena Malo, madre de la exponente, cuenta que todo empezó cuando su padre, Fernando Sotomayor, quien también era racquetbolista, la llevó a entrenar a la edad de 5 años. Desde ahí ella se prendó de esta disciplina y de otros deportes, ya que a nivel escolar y colegial practicó básquet y atletismo.

A eso se suma la influencia que tuvieron en ella su tía, Carmen Malo, cultora de tiro olímpico; su abuelo, Francisco Merchán, otrora piloto de automovilismo, y su hermano mayor Martín, quien dedicó parte de su vida al baloncesto.

Pero fue a los 10 años cuando María Verónica decidió centrar el mayor porcentaje de su tiempo en el racquetbol. El agrado por esta actividad fue tal, que entre los 10 y 15 años terció en los mundiales junior y en todos obtuvo medallas, con la salvedad de que a los 12 participó en el torneo Sub-12 y en el Sub-14, ganando oro en ambos.   

Las exigencias del deporte, prosigue Lorena, convirtieron a su hija en una chica muy ordenada y algo callada, quien trata de cumplir con todas sus responsabilidades y no quedar mal con nadie.

Saúl Vásquez, coordinador técnico del alto rendimiento en la Federación Ecuatoriana de Racquetbol (Ferac), comenta que al no ser muy cultivado este juego en otras provincias del país, para ganar nivel los jugadores azuayos viajan constantemente al exterior, lo que los obliga a no tener continuidad en sus otras actividades.  

En el caso de Verónica, su progenitora relata que su retoño ha interrumpido los estudios superiores en varias ocasiones. Por este motivo únicamente aprobó los 2 primeros ciclos de la carrera de terapia física en la Universidad de Cuenca y debe retomarla cuando crea conveniente.

“Este año no ingresó porque tenía que alistarse para los Juegos Panamericanos. Antes de presentarse a este campeonato estuvo en Nueva York (del 26 de mayo al 16 de julio), donde los seleccionados ecuatorianos se prepararon con un técnico estadounidense”, cita.

Estas situaciones se volvieron cotidianas para la atleta. Lorena no olvida cuando a los 16 años Verónica se fue a residir un año en Los Ángeles con el instructor David Ellis. La experiencia resultó muy positiva para ella, pero eso le demandó sacrificar su año lectivo.  

Una circunstancia bastante dura en su carrera deportiva fue el divorcio de sus padres hace 14 años, hecho que, pese a ser un golpe emocional, terminó por fortalecer su vínculo con las raquetas.   

Paola Miranda, secretaria de la Ferac, califica a Verónica como una joven bondadosa y bastante dedicada a sus metas. Menciona que hasta ahora los logros más relevantes de la azuaya son las medallas de oro en singles y dobles de los Juegos Bolivarianos en 2013, el bronce en dobles que labró con María Paz Muñoz en el Mundial de Burlington (Canadá) en 2014 y las preseas de bronce que acaba de adjudicarse en Toronto.  

Su regreso a Cuenca está previsto para este martes. Lorena la esperará con un locro de papas, su plato favorito, y piensa disfrutarla un tiempo, antes de que se vaya otra vez a luchar por nuevos éxitos. (I)

María Paz inspiró a su hermana a amar las raquetas

María Paz Muñoz Albornoz, quien contribuyó a que Ecuador obtenga la medalla de bronce en el torneo femenino de dobles en el racquetbol de los Juegos Panamericanos ‘Toronto 2015’, sueña con alcanzar una presea de oro mundial, ya que esta disciplina no es olímpica.

Su madre, Margarita Albornoz, la describe como una chica perseverante, que siempre aspira a lo más alto. Por eso, si bien el bronce mundial que cosechó en dobles junto a Verónica Sotomayor el año anterior la llenó de alegría, se siente capaz de lograr mucho más.

El bronce continental que María Paz y Verónica consiguieron en la lid de dobles se convirtió en la medalla 25 que Ecuador levantó en la edición 17 de los Juegos Panamericanos, con lo que la ‘Tricolor’ superó los 24 podios que totalizó hace 4 años en la brega continental de Guadalajara.

Nacida hace 23 años en Cuenca, María Paz está a un ciclo de concluir su carrera de estimulación temprana en la Universidad del Azuay (UDA), y dedicarse más tiempo a su pasión, que inició a los 11 años cuando aprendió las bases del racquetbol con su tío, entonces adiestrador de la disciplina, Patricio Ugalde (+).

Su amor por las raquetas inspiró a que su hermana María José (16 años) también se dedique al racquetbol y anhela, al menos, igualar a su referente. “Estamos orgullosos de ellas”, afirma Margarita. (I)

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