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El Telégrafo
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El partido definitivo se disputará este sábado en una cancha por definir

Jíbaros toma ventaja en el camino hacia el título (Galería)

El capitán de Jíbaros, Heccer Benavides (izq.), intenta eludir la marcación de Stefan Barsanti, de Nómadas. Foto: Santiago Aguirre.
El capitán de Jíbaros, Heccer Benavides (izq.), intenta eludir la marcación de Stefan Barsanti, de Nómadas. Foto: Santiago Aguirre.
25 de noviembre de 2014 - 00:00 - Redacción Fanático

Nono se ha convertido, casi sin querer, en el epicentro del rugby quiteño y nacional. Esta parroquia rural, ubicada a 50 minutos -al noroccidente- de Quito, tiene desde este año la primera cancha reglamentaria de rugby en el país.  

En ese escenario se disputó el sábado pasado la primera final del Campeonato Nacional ‘Nelson Mandela’ entre Jíbaros y Nómadas, conocido también como el clásico quiteño, por la tradicional rivalidad de estos equipos.  

La cancha, localizada en la hacienda La Querencia, está rodeada de montañas y vegetación. Los bosques húmedos hacen que el frío y la neblina sean constantes en la zona.  

Por esa razón el calentamiento de ambas escuadras es más extenso de lo normal. Jíbaros y Nómadas hacen presencia en la cancha y están hechos al dolor, pues pese al frío de la tarde salen con camisetas y pantalones cortos. Saben que con la intensidad del partido el frío será solo un detalle aislado.

En Nómadas, que posee un equipo conformado por la mitad de extranjeros y la otra mitad por ‘rugbiers’ nacionales, se escuchan diversos acentos. Españoles, argentinos, chilenos, neozelandeses, ingleses y canadienses son parte del club capitalino, que busca su sexto título en el torneo ecuatoriano.

La hora del partido se acerca. Nómadas tiene un rito antes del juego, en el que disponen en el césped todas las camisetas que usarán durante el juego. Luego llaman a cada integrante que, entre aplausos, recoge su uniforme.

Jíbaros también tiene su propio ritual. Se reúnen en un círculo y el capitán, en este caso Heccer Benavides, sale encima de todos con mirada desafiante hacia los rivales. La intención es intimidar al contrincante, algo así como una especie de ‘haka’, la danza maorí que ejecutan los All Blacks, el equipo nacional de Nueva Zelanda, antes de cada partido. Los gritos de ánimo son  constantes y con la motivación que logra esa arenga, los deportistas se ‘riegan’ por el campo.

Pero antes del pitazo inicial, unas 200 personas se instalan en los graderíos de la cancha, que en realidad es el césped moldeado para tener la forma de una tribuna. A un costado se venden choclos con queso y pristiños, además de café y aguas aromáticas para ahuyentar el frío.     

Ya en el juego, el primer tiempo fue muy igualado. Ningún equipo cedió espacios, por lo que la disputa fue muy cerrada. Las instrucciones llegaban de lado y lado, tanto en inglés como en un español un poco forzado del lado de Nómadas.

La fuerza de las tacleadas y las caídas fue lo que más llamó la atención a la gente, que parecía replicar el dolor de los choques entre los jugadores. También se emocionaban cuando un jugador, decidido a anotar, aprovechaba su velocidad y su drible para avanzar varios metros antes de ser derribado.

Jíbaros y Nómadas se han enfrentado varias veces en el torneo nacional, pero era la primera vez que lo hacían en una final. Por esa razón, tenía un ingrediente extra por la rivalidad y respeto que existe entre los 2 equipos quiteños.

La paridad fue tal que en el primer tiempo Jíbaros superó apenas por un punto a Nómadas (7-6). Exhaustos, golpeados y con síntomas de cansancio, cada equipo se reunió para hidratarse y proponer la estrategia para la segunda parte.

Benavides señaló después que su equipo salió con mayor concentración, pues en un encuentro pasado contra Carneros salieron confiados y les costó el partido. “Después de ese juego, los muchachos estuvieron muy centrados desde los entrenamientos y en la final de la misma forma. Eso nos benefició para poder ganar de forma clara”, dijo.

Contrario a lo que hizo Jíbaros, Nómadas salió con otra cara al segundo tiempo. Si bien se pusieron en ventaja en los primeros minutos, eso cambió radicalmente. Nómadas dejó de presionar, parecía que la energía que usaron en la primera mitad se agotó para la segunda y eso facilitó el trabajo de Jíbaros.

Pasaban la defensa con mayor facilidad, mantuvieron su concentración y estuvieron firmes físicamente para realizar más conversiones para aumentar la diferencia.

Al final, Jíbaros se alzó con una victoria que lo deja cerca de conseguir el bicampeonato. El marcador de 26-9 a favor de ellos les dejó bien plantados para la final de vuelta, que se disputará este sábado en un escenario por confirmar, pues La Querencia estará ocupada.

Datos

La gran final se disputará este sábado por la tarde. La Base Aérea de Quito es una de las opciones que maneja la organización para que sea sede del partido.

Nómadas debe ganar por una diferencia de 17 puntos o más para conseguir el título. Además debe convertir 4 trys (conversiones de 5 puntos), que son los que anotó Jíbaros en la primera final.

Nómadas es el primer equipo quiteño de rugby, ya que se conformó en 1995. Su hegemonía en el torneo es notoria, pues ganó 5 campeonatos consecutivos entre 2008 y 2012.

Mientras que Jíbaros se creó en 2007 dentro de la Universidad Católica. Se independizaron en 2012 y no participaron en ningún torneo por sus trámites. En 2013 regresaron y consiguieron el título nacional, el primero en su historia.

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