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Un triatleta mexicano fue la celebridad en Salinas

Un grupo de deportistas se acercó al atleta para solicitarle autógrafos y tomarse fotografías tipo selfie.
Un grupo de deportistas se acercó al atleta para solicitarle autógrafos y tomarse fotografías tipo selfie.
Foto: William Orellana / El Telégrafo
28 de septiembre de 2016 - 00:00 - Redacción Fanático

Crisanto Grajales llegó a la Copa del Mundo de Salinas como una gran celebridad. Apenas arribó al cantón santaelenense (viernes) participó en la rueda de prensa programada por la Unión Internacional de Triatlón (ITU), para la presentación oficial del evento.  

Antes de llegar a Ecuador pasó una semana de descanso y práctica en México, luego de su participación en la Gran Final de la Copa del Mundo de Cozumel, donde terminó en el séptimo lugar.

Ya en Chipipe (Salinas), durante el reconocimiento del trayecto del Mundial -el sábado, a las 10:30- no pasó desapercibido y luego de manejar su bicicleta y de nadar en el mar fue interceptado por un grupo nutrido de jóvenes que le solicitaron autógrafos y selfies a los que accedió con mucha apertura.      

“¿Quién es él?”, le preguntó un aficionado a su amigo, que con el celular en la mano, listo para tomar una fotografía le contestó: “¿No sabes? Es Grajales, el mexicano; él participó en las Olimpiadas de Londres y ahora en Brasil quedó 12, seguro mañana (domingo) gana”.

La mayoría de estos aficionados en la playa de Chipipe, eran jóvenes (menores de 18), quienes participaron en el campeonato nacional de triatlón. Incluso aún tenían grabado en sus piernas o brazos el número con el que concursaron en el certamen deportivo.

Tras firmar camisetas y posar para las fotos, ‘Cris’ como lo conocen sus más cercanos amigos, atendió el llamado de su técnico para seguir con el entrenamiento de cara al certamen que disputó.

Pero antes, y con mucha cortesía, Grajales aceptó un pedido de este diario para una entrevista: “Claro, que sí, cómo no. En media hora en el hotel podemos conversar”. Hizo algunos ingresos al mar para conocer la distancia promedio para iniciar el nado y dio una vuelta por las boyas que la organización colocó.

Luego de 30 minutos, tal como lo había anunciado y montado en su bicicleta, el triatleta azteca llegó al hotel Caridi Chipipe (Salinas) junto con otros deportistas; en dicho lugar se hospedó la mayoría de los participantes de la Copa del Mundo.

Pidió unos minutos para cambiarse y cuando bajó lo hizo vestido con un abrigo con los colores de la bandera de México y con una gorra de una empresa de hidratantes, que es uno de sus ocho auspiciantes.

El sábado, a las 08:00, fue uno de los primeros en llegar a la playa de Chipipe. Lo hizo junto con el equipo de su país y su cuerpo técnico de trabajo. Ubicó su bicicleta e implementos (zapatos y casco) en el lugar que la organización le destinó y luego de saludar a los fanáticos inició los trabajos de calentamiento.

Ya en la playa, durante el acto de presentación fue el más aplaudido por los fanáticos, al ser nombrado por el animador del evento. Pero durante la competencia, su concentración fue total y se enfocó en ganar la carrera, la última que disputó esta temporada.

Salió tarde del mar, pero en la corrida para la transición a bicicleta se recuperó y logró ubicarse en el pelotón líder. En cada una de las ocho vueltas de ciclismo fue empujado anímicamente por sus simpatizantes y por un puñado de mexicanos que llegaron al balneario.

Aunque terminó en tercer lugar, dos segundos detrás del ganador, su ánimo y alegría no decayeron y por el contrario festejó como si hubiese ganado la medalla de oro. Tras un breve respiro, que tomó luego de cruzar la meta, nuevamente fue solicitado por los espectadores.

En su afán de agradar a un grupo de jóvenes que lo llamaban insistentemente, se acercó hasta la valla de seguridad y agarró el teléfono  para tomarse una foto con ellos.

Luego de la ceremonia de premiación, cogió una de las botellas de champán y tras batirla la destapó  para bañar a los otros cinco ganadores de la Copa del Mundo, la primera que se realiza en Salinas.

Tras la prueba, el mexicano descansará en su país y luego seguirá con sus prácticas para 2017.

El triatlón, una disciplina rentable

Para el ‘Martillo de Xalapa’ (México), como le dicen algunos de sus compañeros, fue su segunda experiencia en Ecuador; practica el triatlón desde los 8 años, hoy tiene 29 años y espera realizar al menos un ciclo olímpico más, antes de pensar en el retiro.

Aunque la preparación de todo triatleta es extremadamente fuerte, Crisanto reconoce que es rentable, ya que permite vivir cómodamente gracias a los auspiciantes.

Según le contó a este diario, él cuenta con el auspicio de ocho empresas privadas, más el apoyo del Gobierno mexicano. Una de sus marcas más fuertes es una reconocida compañía de bebidas energizantes, precisamente durante el diálogo lució una gorra con el logotipo y el nombre de ella. “Luego de los torneos es importante atender los compromisos oficiales con las marcas, así como con un relacionista público”. (I)

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