Publicidad
Santiago Quintero se aclimata para atacar la cima del K2 a partir del 20 de julio
“La última vez que pude comunicarme con Ecuador fue durante el acercamiento al campamento base del K2. Hice una llamada satelital para avisar que estábamos a 2 días de caminata de nuestro destino.
Salimos de Eskardu poblado al norte de Pakistán, donde nuestra travesía comenzó en unos jeeps 4x4, los cuales nos llevaron hasta Askoli poblado Balti, donde iniciaría nuestra caminata de 6 días hasta el campo base del K2.
Viajamos junto con un agradable conductor que paraba para poder filmar las partes más complicadas del camino. Iba despacio, lo cual no es muy común y su todoterreno era el más conservado del grupo. Era impresionante ver el caudal violento del río Indo, que inicia en el glaciar Baltoro y que recorre 4.000 km en su travesía hasta el mar.
El 23 de junio comenzamos a caminar en un día fresco hasta Jhola, primer campamento donde pasamos la noche. Las distancias no son visibles para el ojo humano; sabes dónde estas pero no ves a dónde llegarás. Se anda por un sendero con piedras y arena y demoramos 6 horas y media y con molestias en los pies, por el calor y la humedad.
El siguiente día amaneció frío. Empezamos a caminar desde las 05:30, lo que se significa levantarse a las 04:30 para alistar nuestras mochilas con aproximadamente unos 7 kilos con todos nuestros implementos.
Este día llegamos al oasis de Paju donde nos quedamos un día, para que los porteadores preparen su comida de los próximos 4 días. Estos hombres de piel curtida por el sol, altos, de rasgos fuertes como las montañas que los rodean, son increíbles. Llevan entre 25 y 30 kilos de peso desde Askolí hasta el campo base del K2 (134 km), pero lo increíble es que te rebasan con este peso a sus espaldas, por un terreno que cuesta hacerlo, incluso sin peso.
En esta jornada es una tradición sumergirte en las aguas del río que nacen del glaciar Baltoro y ver cuánto soportas dentro de estas. En mi caso, metí solo los pies, es tan doloroso estar en esta agua helada que apenas duré 20 segundos.
Al siguiente día, después de una hora de caminata, la prótesis comenzó a lastimarme el tobillo. Como no tenía un par extra aguanté el dolor en cada paso, pero mi pierna se empezó a inflamar. A las 3 horas no pude más y gracias a la ayuda de nuestro acompañante, Ali, le pude dar las llaves y corrió a ver mi maleta donde estaba el otro par de prótesis para poder cambiarme. A los 30 minutos llegó con una cara de felicidad. Ya en Urdakas me cambié los esparadrapos de las heridas de mis pies y me acosté con dolor.
Comenzamos la cuarta jornada hasta Goro 2; 5 horas de caminata de las cuales las 2 primeras son cruzar el glaciar con subidas y bajadas. Este año el K2 está más concurrido que en los últimos 12 años, cuando en su 50 aniversario asaltaron la montaña 75 a 80 personas en busca de la cima. Ahora hay más de 100 y para que se den una idea, hay espacio solamente para 24 personas en el campo 1 y de 40 en el campo 2. No sé cómo vamos a hacer el resto, el día del ataque a la cima, cuando llegue la hora y todos corran para arriba, cada uno por su K2 personal.
El 27 salimos hacia el campo base del Broad Peak, a 3 horas de llegar al campo base del K2. Son 7 horas de caminata, duras y largas, pero las más significativas porque veremos el K2 al pie, lo que todos esperamos: estar frente a nuestro sueño.
Al llegar al penúltimo campamento sentí un dolor muy característico en mi pie derecho. 5 días caminando, sin bañarse, apenas cambiándome las protecciones, lo que produjo que se empiece a infectar la herida. Sentí angustia y miedo, pero me relajé y decidí tomar antibióticos, porque faltaban 3 horas más para llegar al campo base.
El 28 de junio llegamos al campamento. La montaña nos recibe despejada, preciosa y luminosa. Todos estamos alegres de haber llegado a este lugar alejado de todo, donde vamos a vivir momentos inolvidables en busca de nuestro sueño.
He pasado estos días aclimatándome y curándome de la gripe. Hemos aprovechado para descansar, cicatrizar las heridas, curar la infección, lavar la ropa, bañarnos luego de 10 días, comer bien, hidratarnos y conocer los diferentes grupos.
Por mi parte mañana (hoy) salgo para arriba, con un plan que si el clima me lo permite y mi cuerpo también. Será estar 4 noches en altura, intentar dormir a 7.300 metros en el campo 3, para bajar el viernes a descansar al campo base y después hacer una tirada más de aclimatación y estar listo para la ventana que llegará a partir del 20 de julio”. (I)