Lo intentó una vez y le gustó, ahora va por más. José Ragonessi, líder del Team Ecuador Movistar de ciclismo de ruta, será uno de los atractivos en la tercera edición del Ironman 70.3 de Manta, que se cumplirá el 30 de julio. Su expectativa, más que reflejarla en ubicación, la desea concretar en tiempo, por lo que anhela cubrir el recorrido en  menos de cuatro horas con 45 minutos (4h45m).

Como deportista, la natación y el trote han formado parte de su aleccionamiento, pero ahora está ganando técnica, sobre todo en la disciplina acuática, nada entre cuatro a cinco veces a la semana en la piscina del club Jacarandá de Quito.

Para aprender, el capitalino de 32 años, cuenta con un instructor de natación, observa videos de los mejores triatletas, sigue las indicaciones del preparador físico español Jaume Mas y en el ámbito ciclístico coordina el trabajo con Santiago Rosero; estos dos últimos forman parte del equipo de ciclismo.

Su iniciativa de lidiar en un Ironman 70.3 le nació en 2015, al hacerse la primera versión del evento mantense, pero es este año que decidió meterse de lleno en la esta justa. Su idea a futuro, cuando se retire de la actividad del pedal, sería dedicarse a los desafíos que afrontan los ‘hombres de hierro’.

“El ironman es un tema psicológico, donde toca superarse a uno mismo, en el ciclismo de ruta tenemos eso, día a día corremos de cuatro a cinco horas y las carreras las hacemos por etapas de 10, 12, hasta más días, se ha llegado a correr hasta 19 días en una gran vuelta. Entonces esa presión emocional también la sabemos dominar, el sacrificio, a veces el entrar en crisis, creo que son bregas muy complicadas”, dice.

Sobre el desempeño que desea, Ragonessi es realista, sabe que en los 1,9 kilómetros de natación no tiene las de ganar, por lo que si  conluye en, máximo, 38 minutos, o sea de 7 a 10 minutos después que el primero, estará bien; ese tiempo tratará de recuperarlo en los 90 kilómetros de ciclismo, donde como especialista en contrarreloj, desea culminar en menos de 2h10m, reservando la energía suficiente para encarar los  21,1 kilómetros de carrera a pie.

No es cuestión de ir a matarse, añade, porque ya le sucedió hace 10 años en el Guayasman de Guayaquil, un reto similar al del puerto manabita, donde el quiteño pagó su inexperiencia y, deshidratado, quedó sin energías en el kilómetro 11 de la prueba pedestre. Hoy se siente más empapado acerca de cada tema y confía en cubrir la totalidad del trayecto.

Lo que más le costaría efectuar es la carrera en aguas abiertas, por eso su objetivo es volverse diestro en la técnica del crol, “debo dominar la hidrodinámica y deslizarme lo mejor que se pueda dentro del agua; hay movimientos que tenemos con nuestros brazos o con nuestro cuerpo que nos frenan aunque no lo creamos, a veces, el levantar un poco más la muñeca o bajar un poco más el codo provoca que nos frenemos, es como llevar un ancla dentro del cuerpo, estoy intentando que mi brazada sea la mejor”, detalla.

Respecto al torneo, María Luz Arellano, responsable del Ironman 70.3 de Manta, anuncia que ya quedan menos de 100 cupos, es decir, están por completarse los 1.500 que se abrió de cara a la edición 2017. Las plazas que se terminaron con mayor rapidez fueron las 100 que se abrieron para la modalidad postas.

Al hablar de los principales exponentes en la categoría élite, el canadiense Cody Beals y la estadounidense Lauren Goos, vencedores en 2016, confirmaron que arribarán a defender sus coronas.

Al referirse a la presencia de Ragonessi, la directiva manifiesta que, pese a comenzar en la división amateur, son muchas las perspectivas que se abren con un cultor de su talento, quien podría transformarse en uno de los mayores triatletas del país en pocos años, pues como pedalista, el que culminará en 2020, será su último ciclo olímpico.

En torno a la inscripción para el certamen del 30 de julio en la provincia de Manabí, tiene un valor de $350 y se la tramita a través de la web del Ironman 70.3. (I)