A menos de 13 meses del inicio de los Juegos Olímpicos Río de Janeiro 2016, la preparación en Brasil funciona a ‘todo vapor’. Y, al contrario de la tragedia deportiva que significó el 7-1 ante Alemania en el Mundial 2014, para el deporte olímpico brasileño será un salto de calidad. “Está totalmente descartado un escenario como el del 7 a 1”, dice Lars Grael, presidente del Comité Nacional de Atletas que asesora al Ministerio de Deporte.     

Sin embargo, en una entrevista con EL TELÉGRAFO, durante la 42ª Semana de Vela de Ilhabela, estado de Sao Paulo, Grael alerta sobre el legado ambiental que habrá para Río de Janeiro a causa de la contaminación en la Bahía de Guanabara que baña las costas de la ‘Ciudad Maravillosa’ y que, según él, podrá poner en riesgo a los veleristas olímpicos a raíz de eventuales residuos flotando en el mar.    

Lars Grael, medallista de bronce en Seúl 88 y Atlanta 96 en yachting, es uno de los grandes nombres de la política deportiva brasileña. Fue secretario nacional de deportes en la década del 90. Perdió una pierna en 1998 navegando en una regata, lo cual no le impide ser el más veloz con su barco ‘Magia’, de la clase ORC, en la Semana de Vela de Ilhabela, el evento de vela oceánica más grande de América Latina. Hermano de Torben Grael (2 medallas doradas, 1 de plata y  2 de bronce), confía en que Brasil cumplirá su meta de estar en el Top 10 del medallero en 2016 con posibilidad de superar a potencias como Cuba y Canadá.    

¿Cómo evalúa la preparación de Brasil para los Juegos Olímpicos, siendo usted una personalidad de peso frente a las políticas deportivas del país?

Brasil tenía un cierto susto, algún miedo de que el equipamiento olímpico no llegase a tiempo, pero el propio COI aprobó la marcha de la infraestructura deportiva, el cronograma de las obras está en regla. Pero soy pesimista con la agenda ambiental. Cuando Río de Janeiro ganó la sede, prometió que iba a descontaminar en un 80% la Bahía de Guanabara. El tratamiento cloacal no pasa del 40%. Esta es una derrota para la organización.   

¿La competición de vela tendrá condiciones de ser disputada en la Bahía de Guanabara?  

El velerismo es el único deporte olímpico donde las condiciones de competición no son construidas, incluso el canotaje puede ser en canal artificial, la vela es medio ambiente, el de la Bahía de Guanabara es el lugar más bello tal vez. No nos parece justo que haya posibilidad de basura flotante. El agua ofrece riesgos a la salud.   

Su crítica apuesta al legado para la ciudad...

No solo eso, sino sobre el riesgo de que un navegante vea su juego olímpico destruido si un residuo impacta en su barco y le reduce la velocidad. Es como un partido de fútbol con agujeros en el campo  de juego en el altísimo nivel. El gobierno de Río tiene un proyecto de contención del residuo flotante  y ojalá que sea implementado. Queremos que la descontaminación continúe después de los Juegos.   

¿Coincide con el deseo del Comité Olímpico Brasileño (COB) de  terminar entre los 10 mejores países en Río 2016?  

La meta del ‘top ten’ fue trazada por el comité nacional y el Gobierno. Se espera entre 25 y 30 medallas contra las 17 logradas en Londres 2012, que fue la mejor marca de Brasil. Lo importante será saber si el crecimiento será sustentable, eso se sabrá en Tokio 2020 o en 2024. China ganó en Pekín 2008 y redujo en Londres 2012. Veremos en Río qué sucede con los británicos.  

El 8 de julio se cumplió 1 un año de la peor derrota de la historia del deporte brasileño, el 7 a 1 de Alemania en la semifinal del Mundial organizado por Brasil. ¿Existe una posibilidad de un escenario trágico en lo deportivo para las disciplinas olímpicas?

Está totalmente descartado un escenario como el del 7 a 1. En los Juegos Olímpicos el equipo brasileño pasará el desempeño que tuvo de Londres 2012. Tengo base para decirlo, para marcar esta evolución, tengo seis experiencias olímpicas, cuatro como atleta y 2 como entrenador. Brasil debería superar a Cuba y Canadá por primera vez.    

En 2009, cuando Río de Janeiro fue electa por el COI como sede, la primera en Sudamérica, los analistas mundiales la tomaban como parte de un nuevo rol geopolítico de Brasil en las decisiones globales.

En ese momento el país vivía una época de crecimiento económico, estabilidad y tenía una moneda fuerte. Ahora tenemos una crisis que, originada en una crisis moral, se convirtió en una crisis política y económica. (I)