La triatleta cuencana Elizabeth Bravo tuvo a su hijo Juan Francisco el 21 de enero de este año y 3 meses y medio después consiguió la clasificación a los Juegos Olímpicos de Río. Ella volvió entrenar apenas 4 días después de haber dado a luz.

La clasificación para los JJ.OO. se obtiene por la puntuación alcanzada en las competencias de los 2 últimos años. Bravo estuvo al menos 5 meses sin competir, sin embargo logró su objetivo de participar en sus segundos Juegos Olímpicos. También estuvo en Londres 2012. La multideportista estima que también va a llegar a Tokio 2020.

Bravo se dedica desde los 18 años al triatlón. Su entrenador es su esposo, con el cual practica, de lunes a viernes, entre 6 y 8 horas al día.

¿Cómo es su preparación de cara a los Juegos Olímpicos de Río?

Terminamos la clasificación el 15 de mayo luego del Mundial de Kazajistán. Luego retorné al país y en la primera semana tuve un entrenamiento suave debido a que nos estábamos acoplando al cambio de horario y la exigencia de tres competencias a semana seguida. Ahora estamos con un plan riguroso de cara a los JJ.OO. Estamos entrenando en Cuenca, ya que tiene escenarios parecidos al circuito de Río. Hay que resaltar que ahora los deportistas se preparan de mejor forma, ya que reciben el apoyo del Estado. Eso nos mantiene concentrados en lo que practicamos y nos ayuda a alcanzar mejores ubicaciones.

¿Participará en otro evento previo a la cita olímpica?

Voy a participar el 18 de junio en la Copa Continental de Triatlón que se realizará en Ibarra. Esta prueba otorga 200 puntos para el ranking. Es el último torneo en el que participaré.

¿Cuál es su expectativa?

En los Juegos estaremos las 55 mejores del mundo en la categoría. Muchas buenas deportistas se quedaron fuera. Los rivales más fuertes son de Estados Unidos, Rusia, Australia y Nueva Zelanda. Las conozco a todas, he competido contra ellas. El circuito de Río es duro, tiene una pendiente de 14%. Tiene una bajada peligrosa, en el Preolímpico mucha gente se cayó, el agua está bien, el calor no nos afectará ni en la natación ni en ciclismo porque nos tapan los edificios. En el único lugar donde se sentirá el calor, ya que es a las 11:00, será en la parte de la carrera a pie en el sector de Copacabana, donde no hay edificios.    

¿La clasificación a Río fue más complicada que la de Londres?

Sí. Pensé que sería más fácil ya con la experiencia, sin embargo ahora mi nivel está mejor que en Londres 2012. Acumulé bastantes puntos el primer año, pero sufrí varios cambios durante los dos años de clasificación que tiene la Unión Internacional de Triatlón. Lo primero fue que me casé, fue un cambio bastante grande. También mi padre falleció y él era un pilar fundamental en mi preparación, lo cual costó mucho recobrar. Luego vino mi embarazo y estuve 8 meses sin entrenar. Sin embargo estuve todo el tiempo entre las clasificadas porque acumulé muchos puntos durante el primer año, solo por una semana perdí la plaza que la recuperé al quedar en  segundo lugar en la Copa Continental, que se desarrolló en la ciudad de Burabay (Kazajistán).

¿Qué la motivó a seguir compitiendo luego de haber quedado embarazada?

Pasaron cosas muy duras en mi vida y el deporte va de la mano de la emoción y los sentimientos. Estamos felices, después de 3 meses de haber nacido mi hijo clasifiqué a los Juegos de Río. Mi hijo Juan es la mejor motivación.

Al triatlón lo considero como un trabajo más, soy muy responsable y sé que el Comité Olímpico y el Ministerio del Deporte están invirtiendo recursos que son del pueblo ecuatoriano. Al cuarto día que salí del embarazo me puse a entrenar para no perder la forma física. Mi parto fue normal. Solo sufrí un cuadro de anemia porque perdí mucha sangre. Las primeras semanas de entrenamiento fueron un poquito más difíciles porque mi pulso estaba voluble, subía y bajaba como nunca, pero la verdadera motivación y las ganas de clasificar las pusieron mi familia y los entes deportivos. (I)

El COE inició chequeos de los clasificados a Río

Con la triatleta Elizabeth Bravo, Marina Pérez (tiro) y César De Cesare (canotaje) iniciaron ayer en el Departamento Médico del Comité Olímpico Ecuatoriano los chequeos médicos de los deportistas clasificados a los Juegos Olímpicos.

Una de las pruebas que se realizarán es el K4. “El K4 es una prueba de esfuerzo para determinar la capacidad aeróbica (consumo de oxígeno) de los atletas. Se lo hace a los deportistas que practican deportes de resistencia, como atletismo, marcha, ciclismo y triatlón”, explicó  el doctor Laureano Ajo. Además, señaló que todos los clasificados se someterán a una historia médica deportiva integral. (I)