Los sobresalientes triunfos de la marcha ecuatoriana, que incluyen dos medallas olímpicas, tienen algo en común: el nombre de Luis Chocho, quien en 45 años de entrenador se ha convertido en formador de grandes talentos.

Entre esos nombres figuran los campeones panamericanos Andrés Chocho (hijo), en Toronto 2015, y Claudio Villanueva, en Lima 2019; Rolando Saquipay, ganador de la medalla de oro en la Copa Panamericana de Lima 2005, evento en el que también resultó victoriosa Miriam Ramón; Mauricio Arteaga, vencedor en los Juegos Sudamericanos de Santiago de Chile 2014.

Además del campeón sudamericano en 2018, Daniel Pintado, y Joel Villavicencio (campeón olímpico en los Juegos de la Juventud en 2010), así como prometedoras damas, entre ellas, Magaly Bonilla, Paola Pérez, Karla Jaramillo o Glenda Morejón (ahora trabaja con Andrés Chocho) y el doble medallista olímpico Jefferson Pérez.

Todos, incluidas las jóvenes promesas, pasaron de alguna u otra manera por las manos del técnico nacional, quien desde 1975 empezó en la marcha. Antes, desde los 11 años, practicó el atletismo de fondo.

La curiosidad por saber qué era el deporte de los andarines, del que solo sabía por las noticias que se contaban en las radios en su natal Cuenca (provincia del Azuay), lo hizo buscar más información y decantarse por esta disciplina, en la cual compitió hasta 1979 representando al país.

A finales de ese año decidió convertirse en entrenador y fundar la escuela Luis Chocho, dedicada enteramente a la marcha. “En esa época empecé a masificar, a motivar a los jóvenes, a los niños. Y con la ayuda de compañeros que corrían con nosotros, como Luis Rodríguez, Luis Sánchez y otros más, fuimos conformando un semillero de caminadores”, dijo Chocho a EL TELÉGRAFO.

Esa difusión no solo la realizó en Cuenca, sino también en las ciudades de Loja (provincia del mismo nombre), Riobamba (Chimborazo), Puyo (Pastaza) y Ambato (Tungurahua), donde hacía exhibiciones buscando más adeptos y talentos para la marcha.            

El azuayo (nació en el cantón Santa Isabel en 1953), de 63 años, se puso el reto de implantar en Cuenca y en el país este deporte, que tiempo después  daría tantas alegrías a Ecuador.

“Lo primero fue que la gente aceptara la disciplina, claro que recibimos insultos de los que desconocían la actividad por la forma en la que caminamos, pero luego con las medallas y los logros las personas la fueron conociendo y ahora es una de las más importantes”, dijo el técnico.

Chocho realizó la masificación en compañía de Jorge Guerrero y David Hurtado en Quito; en Guayaquil lo apoyaron Carlos Rodríguez, Ángel Faican, Miguel Villacrés y Jacobo Bucaram Ortiz; en Ambato, Jorge Moya y Manuel Sánchez Zurati; en Puyo, Loja y Riobamba, Julio Llanga, entre otros.

Impulsar a los andarines le costó mucho al director técnico nacional. “Imagínese, antes quién nos podía apoyar económicamente y ahora ver que los atletas ya pueden subsistir, ha sido importante”.

El trabajo de Chocho ha sido reconocido internacionalmente. El año pasado, por ejemplo, la Confederación Sudamericana de Atletismo lo condecoró con la Orden al Mérito del Atletismo Sudamericano, Maestro del deporte; y a inicios de año la televisión nacional de Japón lo visitó para editar un documental de cómo está la marcha en Ecuador y sus inicios.

Chocho seguirá masificando el deporte que ama, tal como lo ha hecho siempre. (I)