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El Telégrafo
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Luis Buitrón estrechó la mano de Muhammad Ali en 1994

Luis Buitrón registró un récord de 32 peleas: 26 triunfos y 6 derrotas. En la actualidad administra el gimnasio de esgrima de Concentración Deportiva de Pichincha.
Luis Buitrón registró un récord de 32 peleas: 26 triunfos y 6 derrotas. En la actualidad administra el gimnasio de esgrima de Concentración Deportiva de Pichincha.
Foto: Tomado de Andes
10 de junio de 2016 - 00:00 - Redacción Fanático

Lo soñó desde niño. Tenía 12 años cuando lo vio en la televisión del señor Veloz, el vecino que tenía la tienda más cercana a su casa. Luis la ‘Cobra’ Buitrón quedó impresionado por la forma de pelear de Muhammad Ali y pensó en la enorme fuerza que debían llevar los puños de aquel gigante.

No recuerda contra cuál rival peleaba el estadounidense, pero esa noche el señor Veloz estaba de buen humor, por eso permitió que Luis y otros chicos entraran a la tienda a ver el combate. Esa primera imagen en blanco y negro se quedó en la mente de Luchito, quien se preguntaba cómo sería recibir un golpe del campeón.

En ese momento no imaginó que él también incursionaría en el mundo de los puños y menos que su deseo de conocer al enorme campeón se haría realidad. Su inmersión en el boxeo comenzó 3 años después, cuando entró a entrenar en el gimnasio Los Gladiadores de César Cazares, en Santo Domingo, su tierra natal.

Ahora, con 53 años de vida, Buitrón sonríe con nostalgia. De cierta manera, su encuentro con Cassius Clay, nombre original de Ali, fue casualidad. El 17 de diciembre de 1994, como parte de la cartelera internacional que se organizó en el coliseo Rumiñahui de Quito, la ‘Cobra’ saltó al cuadrilátero ante el estadounidense Julian Jackson.

Su invitación a la programación le tomó de sorpresa; la propuesta para que enfrentase a Jackson le llegó, apenas, una semana antes del encuentro. Si bien estuvo activo en calidad de sparring de Segundo Mercado, quien en la misma velada disputaría el primero de 2 duelos por el título vacante de la categoría mediano de la Federación Internacional de Boxeo (FIB), no se había preparado para un pleito.

En aquel entonces, a pocos días de cumplir 32 años, Buitrón se encontró con la oportunidad de su vida: medirse a un excampeón mundial con la opción de subir los réditos de su carrera.

El 7 de mayo de 1994, Jackson perdió la revancha contra su compatriota Gerald McClellan, quien un año antes le arrebató la corona planetaria de la división superwélter del Consejo Mundial de Boxeo (CMB). Necesitaba darle impulso a su imagen para encaminarse de nuevo hacia el cetro.

Buitrón, que había sostenido su última brega 11 meses antes, no encontró manera de rechazar la ocasión. No obstante, confiesa que la condición para hacerse con el contrato era perder en el tercero de 10 asaltos. Es decir, le ofrecieron un combate amañado.

“En el boxeo profesional estas cosas pasan; los representantes de Jackson requerían que su pupilo ganara esa pelea. Me ofrecieron $8.000, yo acepté, nunca nadie me había hablado de ganar tanto dinero”, cita.

Al regresar en el tiempo, a la ‘Cobra’ se le vienen 2 imágenes: la del agente que le hacía señas para que no olvidase caer en el tercer round y la de Muhammad Ali en primera fila, estático, con un terno negro, observando las acciones.

Después de sonar la campana anunciando el tercer asalto, el santodomingueño se concentró en hallar el momento oportuno para la simulación. Lo encontró, se lanzó a la lona y no se levantó. Aparentemente perdió por KO técnico.  

De aquella lid, Salvador Landeta, periodista especializado en boxeo, rememora la felicidad de Buitrón al cobrar el cheque de $8.000. “Se lo enseñaba a todo el mundo en el coliseo Rumiñahui, era como si se hubiese sacado la lotería”.  

Landeta manifiesta que el rival para Jackson era otro, pero se lesionó de última hora. No tenían tiempo para buscar otro adversario con buena ubicación en el ránking, así que optaron por llenar el cupo con un oponente del medio. No cree lo del amaño, mas agrega  que la técnica de Jackson era muy superior a la de la ‘Cobra’, por lo que su derrota era predecible. “No sé por qué Buitrón dice eso, perdió porque Jackson era superior y punto”.

Pero el encuentro entre Luis y Muhammad Ali sucedió antes del espectáculo. El excampeón estaba sentado en una de las sillas de ringside. Uno de los promotores lo llamó para que saludase a Muhammad, él se acercó. Otras personas, 12 tal vez, pugnaban por tocarlo o tomarse fotos con Ali.

“Fui, le di la mano. No me dijo nada, no hablaba mucho, la enfermedad de Parkinson se lo impedía. Me estrechó la mano y me sonrió; era un hombre sencillo. Lamento no haberme tomado una foto con él”, precisa. Aquel momento, que duró 30 segundos, los esperó desde los 12 años. El gigante de ébano que vio por televisión estaba delante suyo; resultó inolvidable. Respecto a los $8.000, Buitrón compró muebles y electrodomésticos para su hogar y terminó de pagar una deuda. Pudo complacer a su esposa y 2 pequeños hijos: Luis Jr. y Jonathan. “Pasé la mejor Navidad de mi existencia”. (I)

16.000 personas lo despiden en Louisville 

El funeral musulmán de Mohamed Alí comenzó ayer en torno a su féretro en el centro de exposiciones de la ciudad estadounidense de Louisville, dando inicio a dos días de ceremonias de despedida de la leyenda del boxeo.    

Unas 16.000 personas, de todas las edades y religiones llegadas del mundo entero, se rindieron en el Freedom Hall para este ritual funerario por Alí, que falleció el pasado viernes a la edad de 74 años. Bautizado como Cassius Clay al nacer en un barrio negro de Louisville en 1942, en la época de la segregación racial, el boxeador se hizo musulmán en 1964, cambiando su nombre por Mohamed Alí. Esta conversión dejó estupefacto a Estados Unidos.    

En la ceremonia, las personas que se identifican como musulmanas rezan juntas de pie. Los otros miembros del público son invitados a recogerse, cada uno de acuerdo a su fe. “Se trata de una ceremonia fúnebre tradicional musulmana”, explicó el imán Zaid Shakir, quien participó en la organización de las exequias. “Mohamed Alí tiene una importancia muy especial para la comunidad musulmana”, indicó. “Debemos decirle adiós lo mejor que podamos, honrar su memoria, seguir su senda y amarnos entre nosotros como él lo anhelaba”, precisó el imán.  

Para millones de musulmanes en el mundo, Mohamed Alí simboliza mejor que nadie el verdadero rostro del islam, pacífico y tolerante.

Hoy por la mañana se desarrollará la segunda parte de las exequias, con una larga procesión de la carroza que transportará el ataúd de Mohamed Alí por la ciudad. El trayecto de 30 km recorrerá los sitios emblemáticos de la historia del hombre coronado como el “deportista del siglo XX”: su casa de la infancia, el museo en su honor, el Centro del Patrimonio Estadounidense Africano, que describe la vida de los negros de Kentucky, y el bulevar Mohamed Alí.    

Los restos del gigante, que trascendió al mundo del boxeo gracias a su lucha por los derechos civiles, serán llevados luego al cementerio. Su entierro, en presencia de los hijos, será íntimo, con el actor Will Smith y el excampeón del mundo de boxeo Lennox Lewis cargando el ataúd con otras seis personas.

Will Smith interpretó a Mohamed Alí en la película de Michael Mann “Alí”, estrenada en 2001, papel que le valió una nominación al Oscar como mejor actor.

Un “mecenas generoso”, cuyo nombre no ha sido revelado, prometió recubrir de pétalos de rosas el camino final hacia la tumba. El último momento solemne de los funerales será una ceremonia de homenaje que congregará a jefes de Estado, dignatarios y gente común, en un salón deportivo de Louisville. (I)   

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