Lo que nació en 1948 como un pequeño taller de bicicletas como sustento para el otrora ciclista Tolmino Gios, por la difícil situación económica tras la Segunda Guerra Mundial en la ciudad italiana de Turín, hoy es una multinacional reconocida por ciclistas y aficionados en todo el planeta.

¿Por qué su padre Tolmino se dedicó al negocio de las bicicletas?

Era un tiempo muy duro después de la Segunda Guerra Mundial y no había facilidades de empleo. Disfrutaba mucho de la bicicleta y se puso el taller para salir adelante.

Usted empezó a manejar la empresa 10 años después. ¿Prefería el aspecto empresarial antes que el deportivo?

Tuve una afición de familia por el ciclismo gracias a mi padre y practiqué de pequeño, pero al hacerme cargo de la compañía me centré en los negocios.  

Gracias a usted la firma Gios se dio a conocer mundialmente...

Ha tenido un gran desarrollo, especialmente en la década de 1970, cuando incrementamos la producción y nos unimos con Brooklyn.  En 1972 se estableció el equipo profesional Brooklyn de Giorgio Perfetti.

¿Cómo se dio el contacto con Brooklyn?

Fue una situación muy rara. Yo tenía un stand en la Feria de Bicicletas de Milán en 1972 y exponía un modelo que tenía la llanta de adelante más pequeña, llamada ‘Easy Rider’, en referencia a la película  del mismo nombre que estaba de moda. Perfetti se enamoró de la bicicleta y me pidió 100 ejemplares para sortearlos entre sus clientes.

Y gracias a las ‘Easy Rider’ Perfetti decidió formar una escuadra de ciclismo...  

Me enteré a través de la prensa que Brooklyn quería establecer un equipo profesional. Me contacté con Perfetti para ser el sponsor técnico de la agrupación.

Los ejemplares Gios son reconocidos por su color azul intenso. ¿Siempre fue así?

Cuando empecé en Gios el color era blanco marfil, luego pasamos al naranja. Cuando se plasmó el convenio con Brooklyn, en 1973, el equipo usaba el azul, rojo y blanco, y el naranja de las bicicletas no combinaba. Tras diálogos con Perfetti nos decidimos por el azul. Y a partir de ese año nos hemos mantenido con ese color.

¿Todas las bicicletas son azules, no hay otros colores?

Tenemos una imagen de marca. La gente en todo el mundo ya la conoce y la llama ‘Azul Gios’. Es una gran satisfacción para mí tener esa identidad. Hemos perdido ventas y convenios con equipos por el color, pues prefieren otras tonalidades y no hemos hecho excepciones.

Ahora las bicicletas se elaboran en la fábrica Gios en Taiwán...

Hay un pequeño taller en Turín, donde se producen ejemplares para la venta local. Todos los modelos de venta internacional se elaboran en la fábrica de Taiwán. Viajo constantemente al país asiático y también a Hong Kong, donde está la oficina internacional de ventas.

¿Usted también diseña?

Todo el proceso pasa por mi control, yo soy el presidente de la compañía, pero también me gusta mucho diseñar y tengo un equipo de trabajo especializado.

¿De dónde nace la inspiración?

Estoy muy documentado. Asisto a todas las ferias de bicicletas que hay. Investigo sobre el desarrollo y la moda de estos vehículos.  Tengo capacidad para comprender cuáles son los diseños que más llaman la atención.

¿Cuántos modelos maneja Gios?

Producimos 20 mil bicicletas al año, con 41 modelos distintos. Nos especializamos en ejemplares para carretera (alta y baja gama), de paseo y de competencia para niños.

¿Qué le llamó la atención del Movistar Team Ecuador?

Creo que va a dar mucho este convenio porque Movistar es una empresa grande y famosa que en unión con Gios brindará  resultados inmediatos. Me contacté con Jaume Rovira (integrante del Movistar), quien fue un excorredor mío y se cerró todo rápido. Fue un acuerdo de caballeros, no firmamos ningún contrato, pues ellos conocen de mi trayectoria y yo sé lo que representa Movistar.  

Sus bicicletas han estado en las 3 grandes vueltas ciclísticas…

Sí. En muchas ocasiones. Ciclistas con Gios han ganado el Tour de  Francia, el Giro de Italia y la Vuelta a España. Pero ahora el deporte es muy caro; tuve la oportunidad de formar un equipo Pro Tour, pero no iba a gastar un millón de euros.