Con un excelente dominio del balón y un gran temperamento a la hora de jugar  fútbol, Ligia Elena Moreira entrena en las canchas de Fedenador. Ahí la capitana de la selección de fútbol femenino nos contó sobre sus proyectos y futuras participaciones en torneos, así como la realidad que vive el fútbol femenino en el país.

‘Gigi’, como la conocen sus amigos y familiares, es oriunda de Manabí. Se inició en el balompié a los 12 años, entrenando en una escuela de varones. Ya a los 14 años era parte de la selección femenina de Los Ríos. Cuenta que ha soportado críticas y discriminaciones de la sociedad por jugar fútbol y ser mujer. “Me decían que me vaya a cocinar, a lavar platos o que vaya a hacer cosas que comúnmente realiza una mujer. Me sentía mal, pero mis padres me dieron todo su apoyo”.

Asegura que el fútbol femenino  ha mejorado, a pesar de que aún el nivel de competencia es amateur. “Llegar al Mundial femenino fue un boom para el país, y desde allí se le dio un poco más de importancia al balompié femenino.

Moreira se considera una mujer fuerte dentro de la cancha, no da por perdida ninguna bola. “Juego de defensora central, a pesar de que no me gusta esa posición, pero allí es donde soy fuerte. Me juego la vida en cada partido”. Su experiencia en los Juegos Panamericanos, Copa América y el Mundial ha hecho que se la considere una jugadora de experiencia y categoría.

Su carácter aguerrido y el liderazgo que posee dentro de las canchas llevaron al cuerpo técnico a darle la cinta de capitana de la selección ecuatoriana.

Ligia explica que en el Mundial hubo fallas, pero igual trató de darlo todo y fue un orgullo para ella representar al país. Recuerda también sus participaciones en los Juegos Panamericanos en los que marcó 2 goles y las actuaciones que tuvo en la Copa América. “Seguiré jugando fútbol hasta que ya no pueda”.

El entrenamiento al que se somete esta deportista es muy riguroso. Pero el gran desafío que aún tiene está relacionado con la discriminación que existe en contra de la mujer que practica el fútbol.

Junto con su hermana creó una  escuela de fútbol para mujeres. “Empezamos con 12 alumnas, ahora tenemos más de 25 y eso nos motiva a seguir trabajando para que crezca el deporte femenino”.

Su perseverancia como futbolista se debe a que ella en el balompié femenino ha crecido mucho, pero espera que se creen ligas, así como existe en Estados Unidos, España, Argentina. “Nuestro fútbol sigue siendo amateur, pero de a poco va mejorando; nos hace falta una competición de clubes a nivel femenino”.

Fuera de las canchas, Ligia tiene una vida que abarca la faceta de estudiante. Estudia periodismo y dice que ama esa profesión porque le permite estar cerca de la gente.

Su amor por el deporte la incentiva a practicar el fútbol sin ningún temor.

“Más allá de las críticas que siempre van a existir, debemos perseverar y seguir demostrando que las mujeres también podemos. No debemos darnos por vencidas. Es necesario luchar por lo que se quiere. Cada vez que me encuentro a una joven que aspira a ser futbolista mi pregunta es la misma: ¿Qué te impide serlo? Creo que el ser humano es capaz de lograr lo que se proponga, si está dispuesto a trabajar para ello”. (I)