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Punto de vista
Gracias por dejar cada gotita de sudor en las canchas, tatamis, pistas, lago…
Toronto, 27 de julio de 2015
Sentada en el avión de regreso de los Panamericanos de Toronto...
Para ustedes trabajamos.
Antes de volver al día a día, quiero asentar en papel el tesoro que tenemos.
Ecuador tiene héroes. Héroes y heroínas, llenos de garra, llenos de certeza, llenos de fe. Ecuador tiene héroes hechos de constancia, hechos de lucha diaria, hechos de excelencia.
Ecuador tiene heroínas, y todos los ecuatorianos debemos conocerlas, motivarlas y seguir su ejemplo.
¡Gracias, queridos deportistas!
Gracias por dejar cada gotita de sudor en las canchas, tatamis, pistas, lago, cuadriláteros…
Gracias por dejar al Ecuador en alto.
Seamos hinchas de nuestros deportistas, necesitamos ampliar nuestra hinchada y no limitarla únicamente a nuestros queridos futbolistas. Cuando yo era pequeña, y hasta ahora, en toda aventura deportiva que me metía, mi papá era mi mejor hincha, en conjunto con mi mamá y hermano. Un llamado a que todos los padres, madres y familias sean los mejores hinchas de sus hijos, y no solo de sus hijos, sino también de estos deportistas panamericanos y mundialistas que nos representan como hijos del Ecuador entero, y que necesitan el apoyo de padres y madres, de ciudadanos, de corazones ‘tricolores’.
Conozcamos a nuestros deportistas. Cuando uno los ve en las fotos y en las competencias parecen figuras lejanas, superpoderosas, porque así es fácil sentirse lejano y limitarse a no cumplir sueños. No nos damos cuenta de que son seres humanos extraordinarios porque han logrado transformar la rutina de un día ordinario en granitos poderosos que pasito a pasito y golpe a golpe van construyendo su éxito (de uno en uno, como dirían nuestros karatecas).
Conozcamos a nuestros deportistas, que además de obtener logros extraordinarios (es decir, además de transformar lo ordinario en una plataforma de sueños), son los ecuatorianos más sencillos y más sanos de alma.
Qué grandes lecciones nos dejan. El verles competir, el escucharles comunicar sus sentimientos luego de las competencias nos deja mucho como país. Mis queridos racquetbolistas, ¡qué ñeque! Verlas, Vero y Paz, luchar hasta el último punto con esas mexicanas, entender que ir perdiendo no significa haber perdido y sacar fuerzas de donde sea para remontar, ¡qué grandes! Lo mismo Valeria en su final, cuando la canadiense le pateó la cara (boca y nariz) con la canilla y la dejó ‘soñada’, luego levantarse mareada, volver a la pelea, y perdiendo 2-0 ganarle por una patada, tal como la película Karate Kid, como me decía mi hermano.
Y Fernando, Ángela, Jaqueline, Carlos Mina y muchos otros (disculpas por no mencionar tantos otros deportistas que nos llenan de orgullo) que llegaron con todas las condiciones necesarias para llevarse varias medallas, gracias por esas palabras que nos llegaron a muchos donde desde su humildad reciben estas lesiones/derrotas como una batalla de las tantas que tienen pendientes para su gran guerra.
Que estas lecciones que nos dejan nuestros queridos deportistas nos sirvan al sector deportivo y a todos los ecuatorianos para seguir su ejemplo, para transformar lo ordinario de nuestro día en anhelos extraordinarios, para trabajar por la excelencia (en cada pasito) que merece nuestro Ecuador, para entender que la vida es mucho más que una batalla.
Seguimos trabajando por ustedes. Ustedes son nuestras fuerzas y ejemplo.
Gracias, queridos deportistas. (O)