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En la montaña abrieron una nueva ruta

Ecuador deja sus huellas sobre el granito pakistaní

Ecuador deja sus huellas sobre el granito pakistaní
07 de septiembre de 2014 - 00:00 - Miguel Suárez

Los ecuatorianos Roberto Morales y Felipe Guarderas hacen historia en la escalada. Permanecieron 50 días -entre junio y agosto- en las Torres del Trango en Pakistán, unas de las paredes de granito más grandes del mundo, donde abrieron una nueva ruta y se convirtieron en los primeros sudamericanos en conquistar estos macizos.

‘Fritanga Ecuatoriana’ fue el nombre con el que bautizaron los deportistas a la vía que descubrieron en la montaña Hainabrack, mientras permanecieron en el campo base del recinto pakistaní.

En ese lugar, rodeado por picos de granito, miraron una pared que les llamó la atención y sabían por sus investigaciones previas que nadie la había escalado en el pasado en esa zona.

“Abrir una vía es el logro máximo de la escalada. Dejar tu huella en una pared es muy meritorio y reconfortante para nosotros”, afirmó Guarderas durante un entrenamiento en una roca en el norte de Quito. En la ruta de 700 metros de altura colocaron 30 seguros de roca (bolts) y 30 clavijas, para facilitar su descenso y también como legado para otros escaladores que deseen coronar la montaña Hainabrack. Entre risas comentaron que el nombre de Fritanga se les ocurrió de repente. “Hay que estar medio frito o loco para estar aquí perdido en estas montañas”, dijo Felipe.

El dúo trepó en total 3 paredes y media, estuvieron en la Gran Trango (6.286 metros), Pequeña Trango (6.050 msnm) y la Sin Nombre (6.239 msnm), esta última es la más representativa de todo el complejo por su verticalidad y la perfección del granito. Gracias a esta travesía, se convirtieron en los primeros sudamericanos en conquistar más de una pared en este lugar, porque años atrás una expedición brasileña subió exclusivamente a la Torre Sin Nombre y por un camino distinto al que emplearon Morales y Guarderas.

Una escalada compleja

Haber terminado su primer ascenso en el continente asiático les dejó un gran aprendizaje: su pasión y química con la montaña son más fuertes que cualquier pensamiento derrotista y conformista que se les presentó al considerar ‘tirar la toalla’ y regresar a la comodidad de sus hogares. En las Torres del Trango, Felipe Guarderas y Roberto Morales pusieron al límite cuerpo y mente para materializar este proyecto que lo idearon el año pasado. Pero reconocieron que toda la escalada que hicieron fue excesiva porque terminaron destrozados. “Nos dimos cuenta de que no debimos esforzarnos tanto. Ahora sabemos que tenemos que cuidar al cuerpo”, afirmó Morales, de 25 años.
Pero la gran relación que mantienen, por los años que llevan escalando juntos, facilitó su aclimatación y trabajo en las paredes. Por 30 días, Morales pasó enfermo con problemas estomacales, que derivaron en enojos y una limitada capacidad física que fueron entendidos por Guarderas, porque sabía que llegar a la cima de las torres era una labor conjunta.

Pero llegar hasta las Torres del Trango localizadas al norte del país islámico en la cordillera Karakorum, cerca de la frontera con China e India, fue igual de complejo que coronarlas. Llegaron a la capital Islamabad, donde tuvieron que esperar 3 días hasta que estuviera listo el tour que contrataron. Avanzaron por tierra 2 días en “carreteras de la muerte”, como las calificó Guarderas, por su peligrosidad, hasta un pueblo llamado Skardú.

Allí prepararon la logística de alimentación, agua, implementos de escalada... antes de avanzar 200 kilómetros adicionales por otros caminos deteriorados, lo que les tomó 13 horas, hasta un lugar desolado donde empezó su caminata de 3 días hasta llegar al campo base. “Desde allí atacas a todas las cumbres. En ese lugar empieza la escalada como tal”, explicó Felipe.

“La magnitud del lugar es impresionante, no te puedes ni imaginar lo que son las Torres del Trango. Parecen unos picos pequeños pero son montañas enormes”, agregó Felipe, quien contó que la Gran Trango tiene la pared vertical más larga del mundo: 1.340 metros de altura.

Por 40 días, los escaladores extremos estuvieron dentro del complejo rocoso, de los cuales la mitad permanecieron en las paredes. El resto del tiempo descansaban para preparar un nuevo ascenso y esperaban una ventana climática que les permitiera trepar.

Por la dificultad de las torres, varios días tuvieron que dormir colgados en la pared o en repisas en medio de la roca. Para lograrlo usaron una carpa colgante llamada ‘portaledge’ que la aseguraban con cuerdas, mosquetones y camelots (seguros de roca).

Morales y Guarderas calificaron como increíble a esta expedición de 50 días en el norte pakistaní. Fue el proyecto de escalada más extenso que han tenido en toda su trayectoria deportiva. Ahora, con la experiencia adquirida en las Torres del Trango, sus horizontes se ampliarán a nuevas paredes alrededor del mundo, en las que volverán a plasmar el nombre de Ecuador.

Un megaproyecto alrededor del mundo

El ascenso a las Torres del Trango en Pakistán forma parte de un ambicioso plan de escalada que manejan Felipe Guarderas y Roberto Morales, llamado ‘7 continentes, 14 paredes’.

El proyecto consiste en conquistar las 2 paredes más representativas de cada continente. Por el momento ya han completado 5 paredes. Primero fueron al Fitz Roy en la Patagonia argentina, luego La Esfinge, en Perú.

Su proyecto continuó en el valle de Yosemite en California, Estados Unidos, donde llegaron a la cima de El Capitán. Posteriormente al viaje a las Torres del Trango, pasaron 10 días en España, donde escalaron el Naranjo de Bulnes, una pared que planean ascender en otra expedición.

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