Las respiraciones se agitaron al ingresar el féretro a la iglesia del cementerio. Las tonadas del conocido pasillo ‘El Aguacate’ en un solo de piano profundizaron el sentir de los presentes, quienes no pudieron obviar que la letra de aquella canción daba en el ancho de ese momento. “Pero tú no olvidarás al infeliz que te adoró, al pobre ser que un día fue tu encanto, tu mayor anhelo y tu ilusión…”.

Pocas veces el fallecimiento de una persona reúne a exponentes de distintas disciplinas deportivas y generaciones.

Los rostros impregnados de tiempo de Nectario Alvear, campeón de la competencia atlética Quito Últimas Noticias en 1974 o del exfutbolista Polo Carrera, campeón con Liga de Quito en 1975, contrastaban con las caras juveniles y desconocidas de los adolescentes que integran el club de atletismo JAE (Juan Araujo Estévez).

Todos llegaron y permanecieron unidos por la huella de quien contribuyó a su inclinación por el deporte. Como homenaje resolvieron no concurrir vestidos de negro, sino con sudaderas o calentadores, tal cual solían asistir a las charlas de su querido técnico.

Horas antes del funeral, los asistentes al velatorio del entrenador compartieron algunos de los momentos vividos con su apreciado profesor. Como un reguero de pólvora, los recuerdos se extendieron hasta las afueras del salón.

El ciclista Juan Carlos Bosmediano, doble medallista olímpico máster en 2013, relató que en la década del 90 Araujo manejó durante 4 años su preparación física. Incluso dirigió al equipo Murialdo  en una de las vueltas ciclísticas al Ecuador.

Entre la charla alguien mencionó que el instructor también convirtió a atletas en futbolistas, tal es el caso de Ramiro del Pozo, quien en la década del 70 ganó el título nacional de los 400 metros y poco después se transformó en un veloz marcador derecho de Liga de Quito.

Los más veteranos describían al Juan Araujo niño, aquel que creció en el barrio La Tola, donde conoció a sus 2 amores: al deporte, mientras jugaba fútbol en el sector llamado ‘La Peña’ y a Eloísa Gortaire (+), quien años después se convertiría en su esposa y en la madre de sus 3 hijos: Juan Diego, Alegría y Paola.

Los familiares del adiestrador se sintieron reconfortados por la compañía y muestras de solidaridad de directivos, periodistas y figuras de la cultura física ecuatoriana, entre otros: el exfutbolista Fabián Paz y Miño, el extécnico de fútbol Ernesto Guerra, el primer ironman del Ecuador, Nelson Vásquez; el primer ecuatoriano en participar en 50 maratones, Juan Pilataxi; y la medallista de oro bolivariana, sudamericana e iberoamericana, la fondista Martha Tenorio, a quienes Araujo aleccionó en alguna etapa de sus carreras. “Vinimos listos para juntarnos con Juanito, no podíamos dejarlo solo en su última carrera”, precisó Juan Pilataxi. (D)

Datos

La Asamblea Nacional confirió a Juan Araujo la condecoración post mortem Vicente Rocafuerte. El documento fue leído ayer durante las exequias.

La comuna indígena Inga Bajo, de la cual el fallecido adiestrador fue dirigente, declaró al 31 de marzo como día de luto para los habitantes de la localidad. El técnico ayudó a surgir a los comuneros.

Hace 2 años, durante la competencia atlética Quito Últimas, Martha Tenorio le rindió un homenaje, fue uno de los pocos tributos que Araujo recibió en vida.

La  Asociación de Periodistas Deportivos de Tungurahua le organizará un homenaje póstumo en fecha a definir.