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El Telégrafo
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Clases exprés de surf “inundan” Montañita

Clases exprés de surf “inundan” Montañita
29 de enero de 2012 - 00:00 - Mario Rodríguez Medina

Luego de haber culminado su carrera de Economía en Madrid, España, Vera Auf der Maur decidió darse unas vacaciones en Sudamérica antes de empezar a ejercer su profesión. Su aventurero viaje la trasladó hasta Montañita, pueblo por el cual esta suiza de 29 años afirma sentirse apasionada. 

En los seis meses fuera de casa, Vera ha estado en Filipinas, Australia y Colombia en búsqueda de sensaciones nuevas. “Es que me encanta la aventura, por eso decidí viajar sola”, dice la delgada europea de rubia cabellera.

Tras haber recibido excelentes referencias de Montañita, Vera decidió trasladarse a Ecuador, un país del que poco había escuchado. “Llevo dos semanas acá, pero realmente estoy enamorada de este lugar”, comenta Auf der Maur, quien al observar el ambiente surfístico de Montaña,  decidió  tomar clases de este deporte playero.

A lo largo de la arena de la “Jamaica perdida” hay seis escuelas de surf y Vera opta por tomar clases con Israel Vélez, quien pasa todos los días en la playa, a la espera de poder compartir lo que sabe de este deporte con quienes se decidan por subirse a una tabla y domar las olas del lugar.   

A los 12 años, Israel se cambió a vivir a Montañita junto con su hermano Carlos Luis, de 16. La onda del surf que se vive en este poblado desde hace cuatro décadas atrajo a estos dos adolescentes, quienes nacieron en Guayaquil, pero se decidieron por la rutina playera.

Ahora, con 24 años, Israel está dedicado al surf, deporte que le sirve como medio de sustento y que lo ayuda para cursar su carrera de Ingeniería en Gestión y Desarrollo Turístico en la Universidad Estatal Península de Santa Elena. Vélez enseña a surfear en la playa de Montañita desde hace 4 años.

“Hay días buenos en los que vienen grupos de 10 personas para aprender a surfear, pero hay ocasiones en las que pasan las horas y solo aparece una que otra persona. En general es una actividad que tiene acción todo el año”, indica Vélez, quien de inmediato inicia con las clases de Vera.

Al haber vivido 6 años en Madrid, Vera entiende a la perfección las indicaciones que le da su profesor de surf, quien da la primera instrucción de la clase: alistar la tabla. “Cuando son hombres, ellos la enceran, pero en este caso yo me encargo”, dice el profesor.           

29-1-12-deportes-pasos-para-surfearLas dos horas del curso exprés de surf son aprovechadas al máximo. Israel le enseña a Vera las posturas que debe tomar con la tabla y luego llega la práctica.

“Las clases solo pueden durar dos horas, ya que no da más la resistencia física”, afirma el veinteañero mientras la europea se muestra ansiosa por entrar al mar con la tabla. “Ya me quiero parar en la tabla y empezar a meterme entre las olas”, dice la aprendiz de surf.

Vera empezó la clase sin haber surfeado antes y tal como se lo prometió Vélez, ella terminó el corto curso habiéndose parado en la tabla. “Quiero seguir deslizándome”, es lo primero que dice la ahora economista suiza, quien espera estar cuatro meses más de vacaciones.

“No sé cuántos días o semanas más estaré aquí en Montañita, pero realmente me ha encantado vivir en Ecuador; además, es muy barato todo. Estaré acá hasta que tenga dinero”, expresa Vera.

Vélez señala que, por lo general, las personas solo toman una clase y luego se dedican a aprender más por sí solos. “Pero  yo no me complico si alguien viene y me dice que le enseñe trucos”, manifiesta. 

Las clases de surf en la playa de Montañita  se realizan desde hace aproximadamente 6 años, cuando el turismo extranjero no surfista se incrementó de manera considerable.  

“Siempre ha venido gente de otros países, pero antes eran tablistas en su mayoría. Ahora llegan  más personas que  buscan la farra de Montañita y que muchas veces quieren aprender a surfear al estar en un lugar donde este deporte es parte del diario vivir”, comenta Vélez.

La mayoría de los clientes de las escuelas de surf, las que son autorizadas por los dirigentes de la comuna, es foránea. “Si a alguien de aquí le decimos 20 dólares por clase, enseguida se quejan y no cogen el curso, pero los extranjeros los pagan  sin ningún problema, ya que ellos saben bien que toda actividad debe ser remunerada”.

Vélez da clases de surf junto a su hermano Carlos Luis y Jorge Cevallos. Mientras Israel se encarga de enseñarle a surfear a Vera, Cevallos coge a cargo a Alan Mizrahi, David Abad e Ian Batista, tres de los muchos jóvenes argentinos que disfrutan  sus vacaciones de verano en Montañita. 

“Acá la vida es perfecta. En la noche todo es farra y por la mañana está la playa con bellas chicas y por supuesto el surf”, asegura Mizrahi, quien está con sus amigos desde hace una semana en Ecuador.

Los tres “gauchos” aparecen por su segunda clase de surf, por lo que solo calientan para evitar espasmos musculares (calambres) y de inmediato ingresan al agua. Cevallos les da indicaciones de cómo deslizarse mejor en las olas para luego enseñarles alguna pirueta. 

“Con el ‘take off’ (despegue) dominado, luego se puede dar paso al ‘bottom turn’, movimiento que consiste en pasar por el túnel de la ola. Otro de los trucos que se puede enseñar es que los chicos tomen el impulso en la bajada de la ola”, destaca Cevallos.     

“Esto es algo que nunca olvidaré; de ahora en adelante trataré de encontrar playas en donde pueda surfear porque  es algo que me ha gustado mucho. De seguro en poco tiempo me compraré mi tabla”, afirma Mizrahi, quien añade: “Volveré en algún rato a Montañita para poder coger las mejores olas. Acá aprendí a surfear y siempre me acordaré de esta playa”.

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