Diana Rosero entró al quirófano cuando tenía 12 años. Lo hizo para realizarse una craneotomía a causa de un aneurisma cerebral que le provocaba fuertes dolores de cabeza.

La operación derivó en una mala práctica médica. Un año después de ser intervenida cayó en una crisis convulsiva y tuvo que abandonar indefinidamente el deporte. No podía ni exaltarse ni tener emociones fuertes. En esa época era seleccionada de atletismo y fútbol en el Colegio Internacional SEK Quito y soñaba por competir en representación del país en pruebas internacionales. 

Pero la tragedia no terminó allí. Los fuertes medicamentos que le suministraban para controlar sus convulsiones le provocaron la pérdida de la memoria a corto plazo, que es la capacidad para mantener en mente de forma activa una pequeña cantidad de información, de forma que se encuentre inmediatamente disponible durante un corto periodo de tiempo. 

Si conocía a alguien en cuestión de segundos olvidaba quién era. No podía salir sola de casa porque corría el riesgo de no saber cómo regresar. Tenía que apuntar todo para no olvidarse. Así estuvo durante tres años hasta que viajó a Colombia para someterse a una nueva operación y corregir lo que había salido mal en la primera.

Mientras lidiaba con la pérdida de memoria y para no alejarse del deporte, su abuela, una exbolichera seleccionada de Pichincha y Ecuador, le sugirió que incursionara en los bolos y así lo hizo. Este deporte le ayudó a mantenerse activa sin la necesidad de realizar mucho esfuerzo físico. 

La música también fue clave en su proceso de recuperación. Esa fue otra de sus aficiones de infancia. Durante esos tres años con los problemas de memoria, extrañamente solo podía memorizar letras de canciones. La música fue una terapia para Diana.

Hoy, la quiteña de 29 años cultiva esas dos facetas: es seleccionada nacional de bolos y a la vez es cantante. Tiene dos sencillos sonando en las principales radios del país y su nombre artístico es “Cianna”. “La música y los bolos son mis dos compañeros de vida porque me acompañaron en los momentos más difíciles. Les debo la vida”, dice sin reparo.

Diana Rosero ocupa un espacio importante en la historia del deporte nacional. El año pasado se convirtió en una de las dos mujeres que por primera vez representaron al país en unos Juegos Panamericanos, en bolos. Clasificó a Lima 2019, donde hizo pareja con Dennise Quezada en la modalidad dobles femeninos.

La clasificación la logró en 2018 durante su intervención en el torneo Campeón de Campeones de Bolos, en Brasil.

Por esos días ha suspendido los entrenamientos en pista debido a la emergencia sanitaria. Para no perder la fuerza en sus dedos y pulir su técnica entrena lanzando la bola en el piso y en las paredes coloca almohadas para que amortigüen el golpe. Además, entrena la parte física cuatro veces por semana. (I)