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Aún espero la respuesta de Carlos Vera
El 27 de noviembre de 2012 la población GLBTI (gays, lesbianas, bisexuales, transgéneros e intersex) organizó varios actos conmemorativos por los 15 años de la despenalización de la homosexualidad en Ecuador, un reconocido avance en materia de derechos humanos, destacado incluso por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
En diciembre del mismo año aparece un candidato presidencial que, haciendo gala de un desconocimiento total de la Constitución y de los derechos humanos, ofrece cambios angelicales para nuestra sociedad, atentando contra los derechos de un sector de la ciudadanía que ya reconoce y respeta las diferencias humanas y sociales.
Monseñor Alberto Luna Tobar, en el año 2002, al presentar el Plan de Igualdad y no discriminación por orientación sexual decía: “Yo defiendo los derechos humanos porque soy humano, no puedo defender derechos angelicales porque no soy ángel”.
En enero de este año, el ex comentarista televisivo Carlos Vera -en un desenfrenado discurso homofóbico- expresó su malestar y prometió algunos cambios contradictorios a la Constitución de 2008, asegurando que los realizará si llega a ser asambleísta, y varios activistas respondieron de forma inmediata sosteniendo que no se permitirá un retroceso en los derechos alcanzados.
La vida sexual del ser humano es individual y personal, pero se vuelve tema político cuando se pretende obligar a que una parte de la ciudadanía viva sin verdaderos derechos humanos y constitucionales, como en la Edad Media, la Segunda Guerra Mundial, o las etapas violentas de Febres-Cordero, Franco o Pinochet.
En 2004, cuando hacía el programa radial “Voces de la Diversidad”, le escribí una carta preguntándole: ¿Por qué el Sr. Carlos Vera puede casarse y divorciarse las veces que le da la gana, y con diferentes personas, y yo no puedo casarme a pesar de tener una pareja estable y monogámica desde hace varios lustros? Hasta ahora espero una respuesta.
Galo Lara declara públicamente tener una amante y los medios de comunicación, la iglesia católica... no señalan esto como inmoral, aunque falte al sagrado sacramento del matrimonio que dice “es la unión estable y monogámica entre un hombre y una mujer”. Eso evidencia la doble moral con la que se tratan los temas concernientes a derechos.
El patriarcado, la misoginia y el machismo aún tienen defensores en Ecuador. El informe “Carga global de la violencia armada 2011”, publicado por Cambridge University Press, señala que de los 25 países con mayor número de femicidios, más del 50% están en América.
En todo caso, si no le gusta el matrimonio gay, no se case con gays; si no le gusta el aborto, no aborte; si está en contra del femicidio, denúncielo; y si no le gusta que le quiten sus derechos, no se los quite a los demás. Respetar a las personas diferentes es lo que le falta a estos representantes de nada, que buscan de cualquier forma hacer noticia y escándalo.