El apoyo del Congreso al juicio político contra Dilma Rousseff alivió, al menos políticamente, la situación del presidente interino Michel Temer (foto) y dos de sus principales ministros, el jefe de gabinete, Eliseu Padilha, y el canciller José Serra.

Este fin de semana dos medios tradicionalmente contrarios al Partido de los Trabajadores (PT) y, a Rousseff revelaron que el condenado expresidente de la constructora Odebrecht, Marcelo Odebrecht, confesó ante la justicia que pagó $ 11,5 millones al actual canciller Serra cuando fue candidato presidencial en 2010. Y que se reunió con Temer y Padilha en 2014 para escuchar de boca del hoy interino que apoyara financieramente las campañas del Partido del Movimiento de la Democracia Brasileña (PMDB).

Odebrecht reveló que le pagó al PMDB para Padilha y Paulo Skaf, jefe de los industriales de Sao Paulo, el equivalente a  $ 3,1 millones en efectivo, producto de una caja paralela que tenía la empresa de ingeniería más grande de América Latina para financiar la política a cambio de ganar contrato e influencia en los niveles federal, estatal y municipal. La reunión fue admitida por Temer, quien negó que recibió  una contribución ilegal.

Odebrecht, quien está condenado a 19 años de prisión en primera instancia, comandaba un cartel de constructoras que sobrefacturó obras y pagó sobornos a ejecutivos de la petrolera estatal Petrobras, en el escándalo conocido como ‘Petrolao’.

El escándalo de Petrobras también enfrenta al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva con el juez Sergio Moro, a quien recusó por considerar que no es imparcial en la investigación de dos propiedades que, según la Fiscalía, pertenecen a Lula pero están a nombre de terceros, como supuesto pago de favores. Es por eso que Lula acusó a Moro de abuso de poder ante la Comisión de Derechos Humanos de la ONU. (I)