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Cristina Fernández: "Me pueden meter presa, pero no me van a callar"

La exmandataria a su ingreso al juzgado en Buenos Aires.
La exmandataria a su ingreso al juzgado en Buenos Aires.
Foto: AFP
13 de abril de 2016 - 11:04 - Marcelo Izquierdo, corresponsal en Argentina

“Me pueden meter presa, pero no me van a callar”. La expresidenta Cristina Fernández de Kirchner reapareció como indiscutible líder de la oposición ante una multitud de seguidores que la acompañó ante el Palacio de Tribunales, donde concurrió citada en una causa por “defraudación”. Frente a miles de sus simpatizantes convocó a “un gran frente ciudadano” contra las políticas de ajuste del mandatario derechista, Mauricio Macri.

La exjefa de Estado se presentó ayer ante el juzgado de Claudio Bonadío -a quien en el pasado acusó de “mafioso y pistolero”-, recusó al juez, se negó a contestar preguntas y presentó un escrito en la causa que investiga la venta de “dólares a futuro” que, según el magistrado, habría causado millonarias pérdidas al Tesoro. Es una de las cuatro causas en las que está involucrada, una de ellas por “lavado de dinero”.

Al salir del juzgado, donde estuvo apenas unos minutos, Cristina Kirchner habló cerca de una hora y media ante los miles de seguidores que colmaron las zonas aledañas a los tribunales del barrio porteño de Retiro. “Me pueden citar veinte veces. Me pueden meter presa, pero no van a hacer que deje de decir lo que pienso”.    

Bajo un clima lluvioso, la líder del hoy opositor Frente para la Victoria subió al escenario con el exjuez de la Corte Suprema de Justicia, Eugenio Zafaroni. Se trató de su primera aparición militante tras dejar el poder el 10 de diciembre pasado y en su nuevo rol de líder de la oposición, que mostró claramente con su marcado tono enérgico y desafiante hacia el gobierno de Macri.

En su discurso responsabilizó al actual ejecutivo y a la justicia de avanzar en su contra.  “Es imposible que haya tantos atropellos sin la complicidad del Poder Judicial. Si pudieran prohibir la letra K del vocabulario, lo harían”, dijo, al aludir a la primera letra del apellido de su marido, el fallecido presidente Néstor Kirchner.

“Yo soy el obstáculo. Como decía ayer una señora, que pedía que me inhabiliten de por vida para ocupar cargos públicos. La proscripción otra vez en la Argentina. Qué poco originales”, sentenció, al recordar la prohibición del peronismo tras el golpe que derrocó a Juan Domingo Perón en 1955.

Incidentes ocurrieron antes y después del acto. En un confuso episodio al parecer un gendarme lanzó gas lacrimógeno que causó que se dispersaran los militantes. En la mañana una periodista del Grupo Clarín, férreo opositor del “kirchnerismo”, denunció que fue golpeada.

Cristina Fernández apuntó además contra los medios tradicionales. “Los que querían llevarnos al mundo, nos han llevado, estamos en todas las tapas de los medios internacionales, menos en los de Argentina. Aquí, una vez más, los medios de comunicación también ocultaron los desmanes e intentan tapar el sol con las manos”.

Luego enumeró la política de ajuste que lleva adelante el nuevo gobierno neoliberal, con despidos masivos en la administración pública, aumentos en los servicios públicos, inflación, la reducción de remedios gratuitos para jubilados y una devaluación del 50%. “Ir al supermercado se convirtió en una odisea”, clamó.

Mencionó el escándalo de los papeles de Panamá, en los que está involucrado su sucesor con una sociedad offshore. “Los que estaban buscando la ruta del dinero K (como la prensa tradicional bautizó una causa que investiga el presunto lavado de dinero de exponentes del antiguo ejecutivo) se encontraron con la ruta de dinero M” (por la primera letra del apellido Macri). “¿Se imaginan si me hubieran encontrado una cuenta offshore?”.

“Hay un gobierno que no cuida a los argentinos”, acusó y propuso entonces “conformar un gran frente ciudadano” que se oponga al gobierno macrista. “Conformen un frente donde no se le pregunte a nadie a quién votó, en qué sindicato está o si es trabajador o jubilado. Que solo se le pregunte cómo le está yendo, si mejor que antes o peor. Ese es el punto de unidad de los argentinos: reclamar los derechos que les han arrebatado”, arengó.

Además, propuso convocar a “una gran jornada de reflexión nacional de 24 horas” sin televisión ni diarios. “Cada uno introspectivamente con su familia, donde piense cómo estaba antes del 10 de diciembre, como vivió los últimos 12 años” de gobierno.

La expresidenta también se refirió a la crisis que atraviesa su propio espacio político en el Congreso, donde se produjo una escisión y varios de sus antiguos referentes votaron leyes en conjunto con la alianza oficialista Cambiemos, como en el caso del acuerdo con los “fondos buitre”.

“Hay partidos políticos con aspiraciones para el futuro. No nos fijemos solo adentro. Fijémonos en los que dicen una cosa en los medios y hacen otra en el Congreso. Las instituciones exigen y la democracia exige que cada uno represente el voto que lo llevó a esa banca. Si nos fijamos en el que dio un paso al costado y se fue, nos equivocamos”, aseveró y lanzó un llamado a la unidad. (I)

Lea la carta que la expresidenta le presentó al juez Bonadio

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