Turismo español logra un crecimiento histórico

Con puntualidad suiza, el Instituto Nacional de Estadística (INE) confirmó la estimación de la economía del país para 2017 adelantada por el Banco de España hace meses: el Producto Interno Bruto (PIB) creció el 0,9% y alcanzará el 3,1% a final de año.

Con esta certificación oficial del organismo sociológico español, algo que ya daban por descontado los mentideros financieros internacionales, puede asegurarse que España dejó atrás una década de recesión y malas perspectivas financieras.

Al menos, en términos cuantitativos. Otro tema es la vida cotidiana de la ciudadanía porque la desigualdad, que sigue en los altísimos niveles de la crisis, amenaza con emborronar las optimistas cifras exhibidas por el gobierno si no se realizan cambios sustanciales.

Aún así, algunos economistas esgrimen que el fantasma de una nueva recesión como la de 2008 es “imposible que se produzca en las actuales circunstancias porque la economía tiene la misma fortaleza que mostraba en los años previos a la crisis”.

Aunque el informe no se detiene en desgranar las causas que propician esta expansión sostenida de la economía nacional, se sabe que detrás se encuentra el descenso del desempleo, el 17,1% frente al 9,1% de la Eurozona, generado en gran parte por la demanda del sector turístico que estos meses estivales vive una desaforada actividad.

Otros factores que han influido de manera positiva han sido el importante incremento de la inversión empresarial y el insólito repunte de la construcción, que sigue siendo el salvavidas financiero para miles de familias.

Sin embargo, los analistas más agoreros ya se encargan de recordarle al ejecutivo de Mariano Rajoy que la botella sigue estando medio vacía: el turismo es el verdadero motor de la economía del país pero se constriñe casi exclusivamente a tres meses al año, entre julio y septiembre, para decaer el resto del tiempo.

“Detrás de estos resultados se esconde el empeoramiento de la calidad en el empleo, marcado por la precariedad laboral, la temporalidad y la contratación a tiempo parcial”, censuró la secretaria de políticas laborales del principal sindicato del país, UGT, Mari Carmen Barrera.

Aún así, los responsables económicos confían ciegamente en que España alcanzará en diciembre la tasa de crecimiento del 3,1% gracias a las espléndidas estimaciones turísticas de este verano septentrional. De hecho, el 40% del volumen de turistas que llegará a España en todo 2017 lo hacen en estas fechas.

Según el diagnóstico realizado por Exceltur, la organización que agrupa a las 23 empresas turísticas más importantes del país, este año arribarán 80 millones de viajeros a la búsqueda de sol y playas, casi siete millones más que en 2016 y el 22% más que hace una década, los cuales dejarán cerca de 55.000 millones de euros en la necesitada caja registradora del país. Este espectacular incremento del nivel de negocio turístico ya representa algo más del 11% del PIB total, un punto más que a principios de la crisis.

Entre las causas que multiplican la llegada de visitantes a España, apuntan a la disminución de viajeros sufrida por destinos turísticos del norte de África, como Egipto y Túnez; y Turquía, inmersos hoy en una inestabilidad política que les ha hecho perder su privilegiada posición entre los turistas europeos.

Desde Exceltur consideran que los problemas que asolan esas regiones desvían a España alrededor de 12 millones de visitantes desde el comienzo de las ‘primaveras árabes’ en 2011.

A esta circunstancia también se unen la proliferación de compañías aéreas que ofertan vuelos a bajo coste y la depreciación del euro frente al dólar, lo que favorece la llegada de estadounidenses a España cuya presencia turística se incrementó el 8,5% solo el pasado año. (I)

DATOS

España podría recibir 84 millones de turistas este año y poner en ‘peligro’ el liderazgo que tiene tradicionalmente Francia.

La oleada de llegadas y su concentración en algunas zonas obligarán a tomar medidas.

En 2016 se contabilizaron 75,6 millones de llegadas, ‘medalla de plata’, empatada con Estados Unidos, según el último ranking de la Organización Mundial del Turismo (aunque el INE acaba de revisar a la baja el dato a 75,3).

El país ibérico goza de un clima envidiable, cultura, seguridad y estabilidad política y económica.

La globalización, el auge de las compañías low cost (ofrece servicios aéreos a un precio inferior al que ofrecen otras empresas de la competencia) y la entrada de nuevos ‘jugadores’ como las plataformas donde familias alquilan sus habitaciones para los turistas (Airbnb), han multiplicado la oferta, creando controversia en el sector. (I)