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Tsipras resiste a las presiones europeas y pide el voto del pueblo contra la Troika

Tsipras resiste a las presiones europeas y pide el voto del pueblo contra la Troika
01 de julio de 2015 - 13:01 - Gorka Castillo. Corresponsal en Madrid

Una noticia filtrada al Financial Times, el sancta sanctorum de la prensa financiera neoliberal, llenó ayer de dudas a millones de ciudadanos europeos convencidos de que el Gobierno griego no cederá a las altas presiones ejercidas por la Troika para que acepte su propuesta de rescate. Casi toda la prensa generalista del continente y las agencias de información más poderosas del mundo, salvo alguna honrosa excepción, replicaron sin rechistar ni contrastar el mantra que desde primeras horas de la mañana partió de una oficina de Londres: “Tsipras acepta la propuesta inicial de la Troika”. La nota iba acompañada de una supuesta carta firmada por el primer ministro griego donde se comprometía a cumplir las exigencias europeas excepto en cuatro detalles sin importancia con las que salvar la cara ante su angustiado pueblo.

Nada más lejos de la realidad. A las 18:00 de Grecia  (10:00 de Ecuador) el propio Alexis Tsipras compareció ante las cámaras de la televisión pública de su país, la única que mantuvo el tipo ante la cascada de informaciones destinadas, de forma interesada, a aumentar la presión  sobre una decisión que pone en riesgo las reglas del juego aplicadas en todos los países del sur de Europa sin rechistar. Pero Tsipras comienza a demostrar una fortaleza desconocida por estas latitudes. En un discurso de no más de 20 minutos admitió que todo era producto de un burdo chantaje y, aunque no negó que enviara la carta, aseguró que sólo se tomarán decisiones “a partir del lunes” tras el referéndum. Acto seguido ratifico la celebración de una consulta que la Comisión europea considera “fuera de plazo y, por lo tanto, ilegal” y pidió el NO de los ciudadanos porque, en su opinión “queremos una Europa para europeístas y ellos (la Troika) no lo son”. Finalmente volvió a garantizar la protección de los depósitos bancarios y el pago de todas las pensiones. Las mismas palabras utilizadas la semana pasada aunque tamizadas por un tono más suave.

Las reacciones no tardaron en producirse. El primer ministro italiano, Mateo Renzzi, calificó de  “erróneo” la convocatoria de un referéndum que puede ensanchar las vías de agua que se han abierto en la línea de flotación de la actual UE. Mucho más dura con Grecia se mostró la canciller alemana Ángela Merkel y su ministro de Finanzas, Wolfgang Schauble, un enemigo declarado de Yanis Varoufakis y de cualquier acuerdo con los griegos de Syriza. Merkel, que compareció en Berlín una hora antes de que lo hiciera Tsipras en Atenas, anuncia las nulas expectativas de un acuerdo inmediato con Grecia. Para Alemania no es aceptable ni la rebaja ofrecida en la carta filtrada por el Financial Times. Para el Gobierno alemán ya es demasiado tarde, y culpa a Atenas de haber desaprovechado la ocasión de firmar el pasado fin de semana un documento muy parecido al que ahora propone. Ahora, una vez que el tiempo de las ayudas se ha consumido, Merkel indicó que las negociaciones deberán comenzar desde el principio, siempre y cuando el referéndum del próximo domingo no sea desfavorable a los intereses de la Troika. En resumen, su declaración fue una muestra cristalina de quien manda en Europa y de que el espacio que dejan a un acuerdo con los griegos es oscuro como la noche.

Quizá lo correcto sería añadir que ya no hay sitio para nada. Una fuente cercana a las negociaciones aseguró ayer a EL TELÉGRAFO que Alemania es partidaria de asumir la salida de Grecia de la Eurozona sin dilación, el conocido como Grexit, y para ello podría estar diseñando ya un completo programa financiero con el que atenuar el impacto que supondría para la economía del continente. Mucho más intransigente parece ser Wolfgang Schauble, partidario de un cambio de gobierno en Grecia para poder negociar.

Pero esto no parece muy viable en la actual tesitura. Según una encuesta difundida ayer por la agencia británica Reuters, el 54% de los griegos votará no en el referéndum del domingo frente al 33% que se muestra favorable a aceptar las medidas leoninas exigidas por la Troika. Exigencias que un reputado catedrático de economía como Carles Munera no dudó en comparar con una tortura medieval: “Se pide a un enfermo grave que se levante, deje los sueros que le asisten, trabaje más, rinda más, pague más…y se recupere. Y se sugiere que sangre más para limpiar con mayor ahínco sus maltrechos circuitos. Estos cálculos no están sustentados en principios ideológicos sino en datos, en hechos”. Al hilo de esta declaración, una pregunta comenzó a circular ayer en algunos foros económicos europeos: ¿Por qué el FMI auxilia a Ucrania, aunque este país haya declarado que no va a poder pagar la deuda, mientras se niega hacerlo con Grecia?”. Todavía no hay una respuesta oficial al respecto. (I)

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