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Todos contra Boudou

Preparen, apunten... fuego. Todos contra Amado Boudou. El Vicepresidente argentino, en ejercicio de la presidencia por la ausencia temporal de la jefa de Estado, Cristina Fernández de Kirchner, que evoluciona favorablemente de su operación por un hematoma craneal, está en boca de todos. O, mejor dicho, en la boca del lobo.

La oposición y la prensa opositora, comandada por el poderoso Grupo Clarín, dispara munición gruesa contra el Vicepresidente, acosado por denuncias de corrupción que se ventilan en la justicia, entre ellas una por enriquecimiento ilícito, otra por negociaciones incompatibles con la función pública y una tercera por la compra de un automóvil con documentación falsa. “Es un delincuente”, disparó Fernando Sánchez, candidato a diputado por la Coalición Cívica (centroizquierda) en las elecciones del 27 de octubre próximo. Y agregó:  "Boudou, desde el punto de vista político y legal, no puede ejercer la Presidencia porque es un delincuente no confeso”.

Desde la derecha, el discurso varía poco: “Boudou tiene inhabilidad moral para reemplazar a la Presidenta. Está catalogado como un hombre que no puede seguir en su función pública por la cantidad de sospechas que tiene", apuntó el subsecretario de Asuntos Públicos de Buenos Aires y candidato a diputado por la liberal Propuesta Republicana (PRO), Álvaro González.  

Pero Boudou no está procesado por la justicia en ninguna de las causas (sí está siendo investigado), mientras el líder del PRO y alcalde porteño, Mauricio Macri, ya sobrepasó esa etapa legal y enfrenta un doble proceso judicial: uno por “asociación ilícita” en una causa que investiga un aparato ilegal de escuchas telefónicas y otro “por coacción agravada y abuso de autoridad” en 17 operativos contra indigentes realizados por su antigua Unidad de Control del Espacio Público.

Las causas en las que se involucra a Boudou, muchas de ellas en base a denuncias periodísticas o acusaciones de políticos opositores, ganaron en forma periódica las portadas de los diarios, radios, portales digitales y canales de TV opositores al gobierno. Sin embargo, los procesamientos contra el jefe de gobierno porteño  tuvieron escasa repercusión. Por ello, la mayoría de los argentinos cree que Boudou está procesado en varias causas en la justicia, mientras son muy pocos lo que conocen los procesamientos dictados a Macri, uno de los “presidenciales” de la oposición para el 2015. “Algunos sectores políticos y mediáticos tuvieron una reacción detestable. Se notó una actitud mezquina y complicada (...). Se busca generar zozobra con lo que le sucede a la presidenta. Hubo actitudes muy lamentables, irrespetuosas y muy bajas”, terció el jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina.

Boudou, tal como establece la Constitución nacional, asumió la jefatura del poder ejecutivo el lunes después de que se anunciara la operación a la Presidenta, llevada a cabo con éxito el martes en el hospital universitario de la Fundación Favaloro, donde se recupera favorablemente, según parte médico.

De acuerdo con un sondeo del portal Infobae, tres de cada cuatro argentinos (el 76,9%)  desconfía de la gestión de Boudou. El gobierno había elegido mantenerlo lejos de la campaña electoral consciente de que su figura genera un fuerte rechazo, pero ahora se vio obligado a dar marcha atrás y cerrar filas en torno al Vicepresidente.

Boudou llegó al gobierno como ministro de Economía de Cristina Fernández a mediados de su primer gobierno (2007-2011). Cuentan en los pasillos de la Casa Rosada que terminó de cautivar a la presidenta cuando le presentó un proyecto para estatizar los fondos de pensión, en manos privadas desde la presidencia del peronista neoliberal Carlos Menem (1989-99).  Entonces lo eligió como su compañero de fórmula para las elecciones de 2011, que ganó con el 54% de los votos. En ese momento, los analistas le auguraban a Boudou un futuro “presidenciable” ante la imposibilidad de la Mandataria de buscar reelección en 2015, prohibida por la Constitución.

Boudou estaba entonces en su apogeo: buen mozo,  jovial, amante del rock, de la guitarra eléctrica y de las motos, vivía –y aún hoy lo hace- en el lujoso barrio porteño de Puerto Madero, frente al Río de la Plata, una imagen que generaba cierta desconfianza en ámbitos “kirchneristas” que además recordaban su pasado liberal.

A poco de asumir su cargo, fue el blanco de todas las denuncias. Hoy, se le hace muy difícil mostrarse en público: cuando sufragó en las primarias abiertas del 12 de agosto, un joven lo insultó y lo acusó de “ladrón” dentro del colegio electoral. Boudou lo invitó a conversar en su despacho del Senado.  “No tiene jacuzzi” en la oficina, como se había denunciado, dijo el joven, Juan Fernández, de 22 años.

Hoy todo lo que diga o haga Boudou molesta a la vasta clase media opositora. Y ciertas actitudes –como la de pasearse en una lujosa motocicleta por Brasilia en una reciente visita oficial- son una invitación a la crítica mediática que da paso a opiniones como la del diputado opositor Claudio Lozano (Frente Camino Popular, centroizquierda): "¡Socorro! Por favor un médico que le indique reposo a Boudou. ¡No podemos quedar en sus manos!", clamó.

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