Soldado iraquí sobrevive a masacre

Ali Hussein Kadhim tuvo la suerte de no ser alcanzado por las balas de un fusilamiento y permaneció varias horas inmóvil antes de escapar.

El militar de origen iraquí había sido capturado a comienzos de junio en un secuestro masivo por parte de los yihadistas suníes rebeldes, informó el New York Times.

Cuando empezó el tiroteo de la ejecución, la sangre de uno de sus compañeros le salpicó en la cara y le sirvió para aparentar que también había sido baleado.

“Vi a mi hija en mi mente diciendo ‘papá, papá”, comentó el soldado chiíta que sintió las balas rozando su cabeza.

El hombre esperó hasta que anocheciera para escapar del lugar. Cuando llegó a las orillas del río Tigris se encontró con un conductor que estaba herido luego de recibir disparos por parte de los militantes en una zona cercana. Ambos permanecieron tres días comiendo insectos y plantas.

Ali decidió ir a un lugar seguro, aunque el conductor no pudo hacerlo por la gravedad de sus lesiones. Después permaneció escondido en casas de suníes que decidieron no informar de su presencia a los líderes del Estado Islámico, que incluso patrullaron por varios días en el lugar para asesinarlo definitivamente. Al final, el soldado iraquí logró ser llevado a una población distante del poder de los extremistas.

Amnistía Internacional acusó ayer al EI de haber secuestrado a miles de personas en pueblos del norte del país, la mayoría de las minorías yazidíes y cristianos.

La ONG también acusó a los yihadistas de llevar a cabo “una campaña sistemática de limpieza étnica” y ejecuciones masivas contra estas minorías.