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Sectores automotriz y laboral de México, en la mira de Trump

El sector automotriz mexicano vive actualmente un período de auge y genera 875.000 empleos directos en el país. El 70% de la producción se destina a la exportación, principalmente a Estados Unidos y Canadá.
El sector automotriz mexicano vive actualmente un período de auge y genera 875.000 empleos directos en el país. El 70% de la producción se destina a la exportación, principalmente a Estados Unidos y Canadá.
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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, parece tener una obsesión con el déficit comercial de su país con México y con los trabajos que supuestamente se han perdido en la industria estadounidense por el traslado de plantas a territorio mexicano.

Así lo dejó en claro durante la campaña política que lo llevó a la Casa Blanca. Es más, fue tan insistente en esos temas, que uno y otro se convirtieron en compromisos políticos frente a un segmento electoral que fue clave en su triunfo electoral: el de los miles de obreros de los estados del noreste de Estados Unidos que han perdido empleos en el sector de manufacturas industriales.

A ellos, Trump les prometió un nuevo auge industrial y ligó su promesa a la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), el cual pusieron en marcha Estados Unidos, México y Canadá, el 1 de enero de 1994.

Según la fórmula que expuso a ese electorado el candidato republicano que se convirtió en presidente el 20 de enero pasado, bastará con obligar a las grandes empresas automotrices a emigrar de México y reinstalar sus plantas en Estados Unidos.

Y eso lo piensa lograr con amenazas y con una renegociación del TLCAN que elimine los incentivos para que Ford, General Motors, Chrysler, Toyota, Kia, Honda y otras manufactureras del sector automotriz sigan invirtiendo en México, donde los salarios y costos de producción son mucho más bajos que en Estados Unidos.

Para el economista de la consultora GlobalCom, Gilberto Martínez Herrera, las promesas políticas que Trump hizo en campaña serán determinantes en la estrategia que pondrá en marcha Estados Unidos en la renegociación del TLCAN, la cual comenzará el 16 de agosto.

“Esto -explica- significa que, además de los puntos que Estados Unidos ha hecho públicos sobre su postura en la renegociación, habrá 2 sectores clave de México que están en la mira de Trump: el automotriz y el laboral”.

Incluso, el representante comercial de Estados Unidos, Robert Lighthizer, ya ha dicho que las leyes laborales mexicanas deberían ser abordadas durante la renegociación del acuerdo trilateral.

El objetivo de Estados Unidos es lograr un mayor equilibrio entre la disparidad de salarios que se pagan en ese país y en el sector manufacturero mexicano, lo cual resulta paradójico porque pareciera que una administración ultraconservadora, como la de Trump, se convertirá en una aliada imprevista de los trabajadores mexicanos.

En realidad no es así, según dice a EL TELÉGRAFO Martínez Herrera. “Lo que Trump quiere es que las manufactureras paguen más a los trabajadores en México para que los bajos salarios dejen de ser un factor de ventaja tan importante frente a Estados Unidos como en estos momentos”.

Aunque el salario mínimo mexicano ha aumentado casi 50% desde 2009 en términos nominales, este llega a unos $ 4,50 al día, mientras que un trabajador estadounidense recibe $ 7,25 por una hora de labor o $ 58 al día por una jornada de 8 horas.

Aunque Estados Unidos no ha especificado a qué se refiere cuando pide abordar las leyes laborales mexicanas en una renegociación del TLCAN, la principal central obrera estadounidense, la AFL-CIO (siglas en inglés de la Federación Estadounidense del Trabajo y el Congreso de Organizaciones Industriales) tiene claro de lo que se trata.

Y eso es una modificación a la Ley Federal del Trabajo que permita que pueda haber sindicatos supranacionales en México de las empresas que tengan operaciones en al menos 2 de las 3 naciones que son socias del acuerdo, siempre y cuando tengan más de 500 empleados.

Martínez Herrera señala que lo que menos le importa a la administración Trump son las precarias condiciones laborales de los trabajadores mexicanos.

“Lo que quiere es evitar que las plantas manufactureras se desplacen a México para aprovechar el bajo costo de la mano de obra y defender la capacidad de negociación salarial de los obreros estadounidenses que votaron por él”, dice el economista y maestro en administración de empresas por la Universidad de Kansas.

El Gobierno mexicano es renuente a incorporar el tema laboral a la renegociación del TLCAN, pero según Martínez Herrera también puede ser una oportunidad para replantear la política salarial del país, que ha estado sujeta a la ‘trampa’ de que los bajos sueldos son parte de la competitividad.

Carros en discordia

El secretario mexicano de Economía, Ildefonso Guajardo, quien encabezará por parte de su país la renegociación del TLCAN con Estados Unidos y Canadá, dijo la semana pasada (2 de agosto) que ya tiene identificados los 2 puntos más sensibles de ese proceso: la obsesión estadounidense por reducir su déficit comercial y su propósito de eliminar la exclusión de salvaguardias.

Con salvaguardias, Estados Unidos podría establecer medidas restrictivas, como aranceles o cupos de importación a productos mexicanos o canadienses que afecten a sectores de su economía. Este es uno de los temas que ameritará discusiones profundas en la mesa, según afirmó Guajardo en una rueda de prensa.

Pero lo que más preocupa a México es el asunto del déficit comercial, que puede ser el más complicado de afrontar en la mesa y el cual está ligado de manera directa al sector automotriz, que es el que mayor superávit genera a la economía mexicana.

En 2016, el déficit comercial de Estados Unidos con México en el sector automotriz fue de

$ 74.000 millones. Ese fue el diferencial del comercio de automóviles entre los 2 países. La cifra, incluso, fue mayor que la del déficit total de Estados Unidos con México, que ascendió a          $ 63.200 millones el año pasado.

Una de las maneras en que Estados Unidos podría restringir las exportaciones de automóviles de México a su mercado es imponiendo aranceles a esos productos o limitar las inversiones de las grandes marcas del sector en territorio mexicano.

En enero pasado, días antes de juramentar como presidente de Estados Unidos, Trump advirtió desde su cuenta de Twitter a General Motors y a Toyota que debía construir autos en ese país o, de lo contrario, pagarían impuestos por importarlos de México a ese mercado.

Actualmente, gracias al TLC, los automóviles mexicanos no pagan aranceles de importación en Estados Unidos.

También en enero, Trump aplaudió la cancelación de un proyecto de Ford para construir una nueva planta en el estado mexicano de San Luis Potosí, México, y en marzo celebró que esa compañía automotriz decidiera invertir $ 1.200 millones en 3 fábricas en Michigan.

Pero en un estudio, el banco de inversión Merrill Lynch considera que si Estados Unidos usa la renegociación del TLCAN para imponer restricciones al sector automotriz mexicano -cuyos principales inversionistas son estadounidenses-, lo que ocurrirá en la práctica es que las empresas se trasladarán a otros países de bajos salarios.

“Eso no producirá más empleos en Estados Unidos”, señala el estudio.

Merrill Lynch considera, por lo mismo, que la renegociación del TLCAN tendrá un impacto menor en el déficit comercial de Estados Unidos frente a México.

Pero si ello ocurre, agregó el banco, existe el riesgo de que el gobierno de Trump cumpla sus amenazas e imponga tarifas u otras medidas proteccionistas en detrimento del sector automotriz, que genera 875.000 empleos directos en México.

Los negociadores mexicanos, encabezados por Guajardo, esperan hacer “un proceso pedagógico” para que sus contrapartes estadounidenses entiendan que por cada dólar que México exporta a Estados Unidos, 40 centavos son de contenido estadounidense, principalmente por los insumos que importa del mercado vecino.

Además, el déficit comercial con México no es el mayor que tiene Estados Unidos. Con China, el saldo deficitario del intercambio bilateral llegó a

$ 347.000 millones, cifra 5,5 veces mayor a la de México.

También Japón y Alemania tienen superávits mayores a los de México en su comercio con Estados Unidos, de $ 69.000 millones y $ 65.000 millones, en forma respectiva.

Lo cierto, por ahora, es que mientras la renegociación del TLCAN comienza, el sector automotriz mexicano vive un período de auge. Durante el primer semestre de este año, México exportó 1’513.000 vehículos, es decir, 14% más que la cifra de 2016. Y el 80% fue para Estados Unidos. (I)

Datos

Sectores vulnerables para cada país en la renegociación del TLCAN: así como lo son la madera y los lácteos para Canadá; el automotriz y los aceites de petróleo para EE.UU.; los sectores textil, azucarero y de leche son vitales para México, por lo que cada país defenderá desde aquellos que le dan ventaja.

El sector textil mexicano ya se expresó preocupado debido a que empresas estadounidenses han solicitado que el monto de arancel pase de $ 50 a $ 800. (I)

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