Cuando hace 10 años, Daniel Estulin publicó el “Club Bilderberg” pocos pensaban que aquel libro que contaba las conspiraciones capitalistas de un selecto grupo de próceres fuera a convertirse en un éxito con aspiraciones a obtener el Premio Pulitzer.

Ahora, este antiguo agente del KGB nacido “en la república soviética de Lituania” vuelve a la carga con “Fuera de control”, otro artefacto donde descubre los secretos del Estado Islámico de Irak y el Levante (ISIS, por sus siglas en inglés) que ha desestabilizado Medio Oriente.

Su lectura produce una angustia desconcertante sobre el futuro de un mundo que libra hoy una decisiva batalla por el control de los recursos. Y, según su autor, “los buenos están perdiendo”.

Usted denuncia que el ISIS es parte de una estrategia diseñada en la City Londres. ¿Cuáles son sus fuentes de información?

El libro está basado en más de 70.000 documentos oficiales que han salido a la luz. El punto de partida son las 19.000 cuentas bancarias suizas con más de $ 54.000 millones destinadas a financiar el terrorismo internacional y que Brad Birkenfeld, un whistleblower -un delator de altos secretos- como Edward Snowden o Julian Assange, entrega al Gobierno estadounidense en 2009 para que investigue y neutralice estas redes. La sorpresa fue que, en lugar de hacerlo, le piden que guarde silencio.

¿Cuál fue el motivo?

Los nombres que aparecen en la Optimus Foundation, del banco UBS, que es la encargada de camuflar las cuentas. Uno de los más destacados es un tal Abdulá Aziz, un rico ciudadano saudí vinculado a varios políticos estadounidenses, entre ellos Barack Obama.

Dice que todo se diseña en el Londres financiero, pero solo habla de Estados Unidos...

Porque los verdaderos creadores de esta dramática situación viven en Londres, en la City financiera. Los estadounidenses solo han sido los “matones” de esta estrategia porque nunca han llegado a ser un auténtico imperio.

¿Y el objetivo es “balcanizar” Oriente Próximo para devolverlos a la Edad Media?

Eso no es nuevo. Desmontar los regímenes hostiles a su sistema ha sido su predilección desde principios de los 90, incluso anterior. Lo hicieron en Yugoslavia, en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). La India fue partida en dos países, pronto podrá decirse lo mismo de Irak, con los chiíes y suníes… Todo lleva el sello indiscutible británico pero no hablo de un gobierno concreto sino algo más poderoso.

¿No es Estados Unidos la única superpotencia?

Todos los países del Golfo Pérsico fueron creados por los británicos. Ellos son el verdadero imperio. Y tres de esos países, con Arabia Saudí a la cabeza, han gastado ya $ 87.000 millones en expandir su influencia en la región y en financiar a gente como Osama Bin Laden, mientras que la URSS empleó $ 7.000 millones para promover el comunismo. Los 10 grupos terroristas más importantes del mundo operan hoy desde Londres al servicio de Estados Unidos.

También asegura que la corona británica protege el yihadismo radical. ¿No es una acusación muy grave?

No lo es. ¿Quién controla la política exterior británica? Desde luego que no lo hace el primer ministro. En los últimos 800 años han mantenido la misma forma de hacer negocios en el mundo y desarrollando la inteligencia militar. La corona británica es promotora del ISIS.

Pero, ¿qué ventajas ha sacado Occidente, por ejemplo, de la caída de Muammar el-Gaddafi?

¿Quién ayudó a la OTAN a derrocar a Gaddafi? Un tipo llamado Abdelhakim Belhadj que a finales del 80 era uno de los terroristas más buscados por Estados Unidos. Sin embargo, Belhadj es contratado en 1996 por el MI6 británico para matar a Muammar el-Gaddafi, pero fracasa y huye de Libia. A partir de entonces, se le pierde el rastro hasta 2001 que es detenido por vinculaciones con el 11-S. Lo encarcelan en Guantánamo, pero en 2008 lo liberan para que asesine a Gaddafi a cambio de protección para él y su familia. Regresa a su país y crea una red relacionada con el ISIS que en 2012 asesina al embajador estadounidense en Bengasi. Poco a poco llevan a un país estable y clave como Libia al caos.

¿Cuáles son las otras claves?

La financiación. Boko Haram, en Nigeria, se financia con dinero del narcotráfico. No es ningún secreto. ¿Y cómo se financian los estados asolados por crisis más profundas que la de Grecia? De la droga. Por eso Estados Unidos nunca ha querido un acuerdo entre el Gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

¿Considera que Washington es el principal escollo para alcanzar la paz en Colombia?

Es que Estados Unidos no puede permitirlo porque el narcotráfico es el lubricante de la economía mundial. Otro ejemplo es Panamá que, en realidad, es una economía en quiebra. Lo mismo sucede con varios países de la UE, no solo Portugal y Grecia, sino todos los países de la antigua Yugoslavia. La ruta de la droga de Colombia entra por Nigeria y de allí salta a Europa, a través de España.

Por lo tanto, la batalla comienza en América Latina

Totalmente. Están desmontando la economía de estados como Venezuela o convirtiendo a Argentina en el principal país del tráfico de droga hacia Europa.

Rusia ha entrado abiertamente en el conflicto sirio en defensa de Bashar al Asad y recibe duras críticas por sus bombardeos en zonas no controladas por el ISIS. ¿Qué papel tiene Moscú en esta tormenta que usted describe en su libro?

Rusia y China saben que esta dinámica de desestabilización no termina en Siria. Después vendrá Irán y luego la propia Rusia, incluso a costa de miles de vidas. En la actualidad se libra una lucha entre dos grandes bloques por el control de los recursos naturales y por imponer un modelo económico a nivel global. Por un lado, están aquellos estados liderados a nivel militar por Estados Unidos y por el otro, el resto de países encabezados por los BRICS, pero que incluyen bloques como el ALBA, etc., que intentan desmarcarse del control angloamericano.

¿Cuál es su opinión sobre Vladimir Putin?

Ha devuelto a Rusia el orgullo perdido tras el desmembramiento de la URSS. Putin es el único que ahora está capacitado para enfrentarse al poder militar que ejerce Estados Unidos en el mundo. (I)