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Puntos de orden

Puntos de orden
22 de abril de 2016 - 00:00 - Alfonso Monsalve Ramírez

De la visión de Marx sobre el trabajo -producción y reproducción de la existencia humana- se desprende otra noción: el trabajo como relación esencial entre el hombre y la naturaleza. Las especies vivas transforman su entorno -trabajan- para su propia subsistencia. El hombre lo hace de un modo especial: su mente (actividad cerebral) concibe previamente la forma que quiere dar a su entorno. Engels lo ejemplifica así: el arquitecto idea y perfecciona primero en su cabeza la construcción que va a realizar. J.

Bronowsky lo denomina anticipación; Rodolfo Llinás nos habla de “una máquina para soñar”.

De otra parte, en la visión más avanzada de la información, esta aparece como uno de los dos principios dialécticos -el otro es el caos- que rigen el universo: informar es reducir la incertidumbre existente en el desorden (caos); la incertidumbre se supera con la información.

El trabajo humano transforma su entorno natural y cultural guiado por sus conceptos: por su conocimiento. El conocimiento es el resultado de la información procesada por el cerebro humano. Las tecnologías de la comunicación elevan el rol del conocimiento en el trabajo humano.

Esta potestad humana de crear su entorno específico no actúa, sin embargo, en forma rectilínea: lo mismo que en la naturaleza, donde zigzaguean caos y estructura, en la forma de existir la especie humana se entrecruzan desorden y orden, incertidumbre e información.

El mundo en que vivimos hoy aparece como un caos gigantesco. La especie humana parecería haber perdido la brújula que guiaba su peregrinar sobre este planeta y por todas partes vemos conflictividad, agresión, amenazas, guerras.

Situaciones límite como la migración incontrolable hacia Europa, las masacres premeditadas del fundamentalismo islámico, la expropiación universal de los frutos del trabajo humano por una minoría ociosa con el resultado de multitudes que sufren y mueren por el hambre, las enfermedades y la desprotección, la depredación del entorno natural que avanza imparable por las distorsiones del entorno cultural.

¿Cómo hemos llegado a esto? En primer lugar, porque el trabajo humano está alienado, esclavizado, desviado de sus fines. En segundo lugar porque la información, principal herramienta para introducir orden en su propia existencia social, también está encadenada.

Liberar el trabajo humano de toda forma de esclavitud, primitiva o asalariada, es la tarea prioritaria de nuestra especie. Para llevarla a cabo es urgente recuperar la información, también prisionera en la defensa del estado de cosas imperante.

De no hacerlo, la incertidumbre puede devenir penumbra absoluta. En este contexto, el Progresismo Latinoamericano, en dura lucha con la reacción restauradora, asoma como promesa de otro futuro. Sorpresivamente descubrimos en el norte continental una corriente paralela: Bernie Sanders y su caudal de votos.

Fuerzas subterráneas que salen a la superficie con ímpetu de torrente.

Puntos de orden en el caos. (O)

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