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Segunda parte de la entrevista con el Comandante de las FARC
“Políticas antidrogas son de EE.UU.”
El comandante de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP), Ricardo Téllez, reconoce avances en el diálogo con el Gobierno colombiano.
Un tema con el que se reiniciaron los diálogos de La Habana en 2014, se refiere a la “Solución al problema de las drogas ilícitas”, ¿tiene la palabra ‘ilícitas’, desde el enfoque de la guerrilla, alguna relación con aquella corriente que plantea la legalización de las drogas (en el mundo)?
El punto como tal tiene tres subtítulos: 1. Programas de sustitución de cultivos de uso ilícito. 2. Programas de prevención del consumo y salud pública. 3. Solución del fenómeno de producción y comercialización de narcóticos. La política antidrogas que ejecuta el Gobierno colombiano viene dictada desde Washington y se basa en la represión y la guerra. Esa política ya fracasó y es una estupidez mayúscula insistir en ella.
Nosotros proponemos un viraje de fondo. Un problema social y económico no se pueda tratar exclusivamente con la fuerza que, entre otras cosas, se ejerce sobre el eslabón más débil de la cadena: de una parte, los campesinos cultivadores, y de otra parte, los consumidores; quienes mayormente se lucran, quedan casi siempre en el anonimato, es decir el sistema financiero, los banqueros, y muchos estados. En las FARC-EP estamos contra el prohibicionismo fundamentalista y tiempo atrás hicimos la propuesta de la legalización, ya que la clandestinidad del negocio provoca que esta sea la “industria” con mayores ganancias en el mundo, después del negocio de la venta de armamento y de petróleo.
Continuando con lo anterior, hay en el discurso mediático y político de la derecha colombiana, incluso de otros sectores, una forma de desprestigiarlos llamándolos narcoterroristas. ¿Pueden definir su visión y su posición sobre el problema del narcotráfico en Colombia?
Ningún país que se respete se sienta en una mesa de diálogos a tratar con “terroristas” o con “narcotraficantes”. En la Mesa de La Habana no solamente está el Gobierno colombiano, se encuentran, también, el Reino de Noruega y Cuba Socialista como países garantes. Mientras que, Venezuela y Chile fungen como países acompañantes.
Como Delegación de Paz de las FARC-EP, tenemos relaciones con jefes de Estado y de Gobierno, ONG, académicos, Naciones Unidas… Contactos que desmienten la infamia inventada por Lewis Tambs, exembajador de Estados Unidos en Colombia, y propalada durante más de 25 años, por quienes pensaron que con mentiras en los titulares de prensa derrotarían a las FARC-EP. Nuestra presencia en La Habana puso las cosas en su lugar. El reconocimiento de nuestra organización como política-militar queda por fuera de cualquier duda.
Los diálogos se reanudan cuando Colombia está viviendo un período electoral, ¿podría esto afectar a alguna de las fases de este proceso?, ¿cuál sería el peor escenario -en Colombia- para los delegados de las FARC en La Habana?
La guerra o la paz es el principal problema que tiene Colombia. El debate electoral no puede sustraerse al clamor nacional que mayoritariamente ve las posibilidades reales de ponerle fin a la confrontación armada. Somos enemigos del utilitarismo demagógico de la paz para cazar votos y así se lo notificamos al gobierno y lo sostenemos públicamente. Cualquier presidente, electo en la Colombia actual, no podrá darse el lujo de tirar por la borda lo hasta ahora construido en La Habana sin el riesgo de pagar un alto costo político dentro y fuera del país.