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Perú: Estado informal, elecciones informales

Perú: Estado informal, elecciones informales
29 de marzo de 2016 - 00:00 - Luis Varese. Analista político

Literalmente protegido por la oscuridad propia y la de la noche, el Jurado Electoral Especial autorizó la candidatura de la señora Fujimori. Ella tiene los mismos impedimentos electorales que Guzmán y que Acuña, que fueron descalificados. Y fue a la medianoche del jueves, víspera del fin de semana largo y a horas en que se jugaba la eliminatoria, Perú contra Venezuela, que tomaron el acuerdo. Todavía falta el fallo del Jurado Nacional Electoral. Es decir, a 17 días de las elecciones aún no está claro cuántos candidatos quedarán y por quiénes se puede votar. Para el lector que no vive allí parece inimaginable, pero esto es solamente un ejemplo del caos que reina en Perú.

Desde 1990, cuando Fujimori ganó las elecciones, se consolidó el modelo neoliberal de manera grosera y brutal. El libre mercado se impuso como única forma de economía y la desestructuración, de lo poco que quedaba de institucionalidad, fue cayéndose a pedazos. La “guerra contra el terrorismo” justificó absolutamente cualquier violación de la legalidad y de los derechos humanos. Derrotada la insurgencia se pasó con toda fuerza a la instalación del más libre de los mercados que se pueda imaginar en el libre mercado. La dictadura de Fujimori dio el gran y largo paso inicial para luego pasar a los gobiernos siguientes de Toledo, García y hoy el de Humala, el gran frustrador de las esperanzas populares. El 60% del territorio nacional está concesionado a diversas empresas privadas. De ello el 20% a la minería. El 75% de la Amazonía peruana igualmente está concesionado y en camino acelerado a la deforestación. Perú es el primer o segundo productor de cocaína del mundo en disputa con Colombia.

El Estado no regula porque forma parte de ese mercado, la salud, la educación, la seguridad, la justicia, todo es negociable. Esto que parece catastrofista y exagerado es exactamente como describen a Perú los peruanos de a pie. El país está gobernado por la empresa privada extranjera y nacional. Ellos determinan las leyes, ordenan las concesiones, compran y venden, regulan el mercado, los precios y la prensa en todas sus modalidades (la peor prensa de América del Sur, salvo las excepciones que confirman la regla). Hay que agregar la presencia de 3.600 marines en territorio nacional y para colmo la solicitud del Ministro del Interior de abrir una oficina del FBI en Lima, que garantice la sumisión al poder real.

Con todo ello, por  supuesto, están al mando del futuro electoral del país. Cualquiera puede ganar siempre y cuando no pretenda modificar su sistema. Sabemos perfectamente que Fujimori o García (que indultó un promedio de 2.87 narcotraficantes por día durante su segundo mandato) representan exactamente el mismo modelo del lumpen político. Pedro Pablo Kuczynski o Alfredo Barrenechea son la continuidad neoliberal, con variantes menos silvestres. Finalmente, Verónika Mendoza una mujer joven de honestidad incuestionada que agrupa ilusiones. Ella representa el coraje de miles, millones de peruanos jóvenes que quisieran ver cambios reales en el país.

Representa a las enormes mayorías que aún sin saberlo quisieran una verdadera lucha contra la corrupción. Sus posibilidades de ganar por ahora aparecen como  pocas, pero hay que batallar por ello. Estas elecciones se miran tristes, pero salen a las calles los muchachos a repudiar a Fujimori, y Verónika representa esas flores y frutas nuevas. (O)   

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