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Parolin, el nuncio que acercó la Iglesia con el Gobierno venezolano
Caracas/ Ciudad del Vaticano.- El 14 de julio de 2010, el entonces presidente venezolano Hugo Chávez (fallecido el 5 de marzo pasado) pidió a su canciller, Nicolás Maduro, conformar un equipo para revisar el convenio entre el Estado venezolano y el Vaticano, asegurando que éste otorgaba a la Iglesia católica privilegios que violan la Constitución Nacional.
El pedido del gobernante respondía a las críticas del arzobispo de Caracas, cardenal Jorge Urosa, quien días antes dijo que tanto Chávez como los diputados oficialistas violan la Constitución para alcanzar los objetivos de su plan socialista. “Es un troglodita. No se da cuenta de que el pueblo no es manipulable por sotana ni por nada, este pueblo es libre. Mientras tengamos estos obispos aquí, lamentablemente nos sentimos bien alejados de la jerarquía de la Iglesia católica, pero nosotros andamos con los curas de las iglesias, de los pueblos”, fustigó el líder bolivariano.
El arzobispo Prieto Parolin se reunió en junio pasado con el presidente Nicolás MaduroEste episodio marcó un impasse entre el Gobierno de Chávez y la Iglesia católica, que en los últimos años ha sido superado gracias a las negociaciones lideradas por el representante del Vaticano en Venezuela, el arzobispo Pietro Parolin, quien ha sido designado sucesor de Tarcisio Bertone al frente de la Secretaría de Estado, como “número dos” del Papa Francisco.
Desde agosto de 2009 Parolin se desempeñaba como Nuncio Apostólico (embajador del Vaticano) en Venezuela, donde gestionó la delicada relación institucional entre la Iglesia y el Gobierno. Todos coinciden en que ha hecho un óptimo trabajo, inclusive el mismo Urosa, quien dijo que Parolin ha sido un “artífice de paz” para el país.
El arzobispo de Caracas describió al Nuncio como una persona que promovió siempre el diálogo y destaca que “él participó en estos encuentros entre el Gobierno de Venezuela y la Conferencia Episcopal, siendo muy positivo para el país y esperamos que eso siga adelante”.
Urosa reveló que el Nuncio mantenía “una actitud discreta y prudente”, pero que jugó un papel muy importante en el proceso de acercamiento entre la Iglesia y el Gobierno venezolano, que incluyó una intensa actividad por todo el país.
Como resultado de ese acercamiento, en junio pasado Parolin consiguió reunirse con el actual presidente venezolano, Nicolás Maduro, abanderado de Chávez, como preámbulo del encuentro entre el Presidente venezolano y el Papa. Después de sus gestiones se reabrió el canal de comunicación entre el Gobierno revolucionario y la Conferencia Episcopal.
En su última columna publicada en el diario El Universal, la columnista venezolana María Denisse Fanianos de Capriles agradeció a monseñor Parolin por la labor que ha desempeñado como nuncio en Venezuela y afirmó que los venezolanos le piden a la Virgen de Coromoto que proteja al prelado en la labor que desde mediados de octubre desempeñará como nuevo Secretario de Estado Vaticano.
Un hombre experimentado
Parolin, de 58 años, podría viajar a la Santa Sede a finales de septiembre y el 15 de octubre asumirá su nuevo cargo. Mientras tanto seguirá ocupándose de los temas que tiene bajo su responsabilidad en Venezuela. “Siento con fuerza la gracia de esta llamada, es una más y la más reciente de las sorpresas de Dios en mi vida”, dijo Parolin en una nota citada por la Radio Vaticano.
El nuevo secretario de Estado, un cargo que equivaldría al Primer Ministro de la Santa Sede, es un hombre forjado en diplomacia vaticana y con experiencia en la curia, ya que desde 2002 a 2009 fue subsecretario de la Sección para las Relaciones con los Estados de la Secretaría de Estado.
Nació en la localidad de Schiavon, en la región del Veneto, en el norte de Italia, en 1955, y fue ordenado sacerdote en 1980. Es licenciado en Derecho Canónico, habla italiano, francés, inglés y castellano, y también ha prestado servicio en las nunciaturas de Nigeria y México.
Con la llegada del arzobispo Pietro Parolin a Roma, terminará la era del cardenal Tarcisio Bertone, elegido por Benedicto XVI en junio de 2006. Bertone ofreció su renuncia al Papa Francisco debido a que cumplió 78 años y el Código de Derecho Canónico establece que todos los clérigos con cargos de curia deben entregar al Pontífice sus renuncias obligatorias al llegar a los 75.