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Otro escenario y la oposición de siempre
En la nueva interacción del sistema político venezolano, el liderazgo de la Mesa de la Unidad Democrática, a pesar del inédito y favorable cuerpo de alternativas originadas con la última elección presidencial, acude a la inexorable invocación de sus opciones radicales.
En realidad, su cuerpo de estrategias implementadas parece corresponder a la antigua realidad de la oposición venezolana, contenida y dominada por el hábil y sólido liderazgo de Hugo Chávez. Ante este error en la elección de las alternativas de acción disponibles, han perdido nuevamente la oportunidad de desafiar al proyecto político de la revolución bolivariana. Una coalición nunca antes tan debilitada como ahora, ya sea, bien por la natural incertidumbre provocada por la muerte del líder del proyecto, bien por la insidia creada por la oposición o bien por los propios errores de los encargados de protagonizar la sucesión.
Incomprensible resulta la dilapidación de todas estas ventajas con el diseño de una campaña que pretendió desconocer la idoneidad del árbitro, la inusitada y ligera disparidad del resultado, a través de la concitación de sus partidarios y denuncias no validadas sobre un supuesto proceso espurio de elección. La oposición puede que disfrute de jugadores que sepan acatar las reglas y sean capaces de reconocer la momentánea derrota, conscientes de las atractivas posibilidades de tomar el poder si el chavismo no se reconfigura a la hora señalada. En cualquier caso, si existen posiciones democráticas dentro de la agrupación opositora no han logrado imponerse sobre las opciones radicales de su coalición.
Estrategias que aspiran al desconocimiento de las elecciones y a las movilizaciones luego de tener tan buenos números a favor, revelan la aspiración dominante a la desestabilización no democrática y hacia nuevas interrupciones autoritarias.
Es extraño constatar que la oposición regional carece de estrategias democráticas efectivas para rivalizar con sus adversarios electos y con ello cohonestan tácticas desestabilizadoras en la búsqueda del poder político. Sin embargo, en esta precaria dirección apuntan los hechos y las alternativas de acción que han sido elegidas desde el paradójico comando “Simón Bolívar”. Y los hechos siempre han revelado la preferencia de los actores.