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Punto de vista
¡No Estamos Locas!
Los derechos de la mujer se conquistan y las mujeres se empoderan. La creación de las ‘comisarías de la mujer’ y los centros de protección a madres menores de edad y adolescentes son una conquista de la mujer ecuatoriana.
La inclusión y reinserción social, laboral de las mujeres: indígenas, afroecuatorianas, extranjeras o residentes, homosexuales, con capacidades diferentes de orden físico o psíquico, trabajadoras sexuales, ex privadas de la libertad o en rehabilitación, entre otras significa que estamos rompiendo cadenas de discriminación, prejuicios, estigmas y estereotipos en el país.
Las mujeres son mal llamadas ‘locas’ porque luchan por la paridad de género, igualdad de oportunidades, por los Derechos Humanos y no van a callar hasta conseguir, un salario justo e igual al de los hombres cuando se desempeñan en las mismas funciones. La mujer tiene el pleno derecho a circular libremente por las calles, a que se implementen nuevas políticas de horarios flexibles y permisos para las madres trabajadoras o estudiantes y para aquellas que están a cargo de personas ancianas en casa.
La lucha de nuestras antecesoras las ‘locas’ las líderes y emancipadoras idealistas, ecuatorianas de generaciones anteriores, que no se rindieron ni se callaron e hicieron posible el derecho de la mujer a: la educación, el voto, el divorcio, laicismo, trabajo, a adquirir una cuenta bancaria, la salud, la planificación familiar, ser alfabetizadas, volverse a casar, no ser un objeto desechable o costilla, pero sí a ‘ser’, existir y desarrollarse con plenitud y dignidad.
Las mujeres no son ‘locas’ porque son dueñas de su cuerpo, de su psiquis, pensamiento, emociones, de su voz, actos y de su vida o porque ya no aceptan el maltrato o abusos del hombre como ‘expresión de amor’ y disciplina. Ellas son solidarias con quienes han sido rechazadas o estigmatizadas por parámetros machistas, homofóbicos, o de intolerancia. Se rehúsan a ser cosificadas por la publicidad o la sociedad, a ser evaluadas por su apariencia, clase social, edad, tez, cánones de belleza, figura, sexualidad, estado de salud, procedencia, acento o creencia religiosa.
Gracias a la postura ‘loca’ de las ecuatorianas en la actualidad, también es posible la visibilización del trabajo y la lucha de las campesinas de las afrodescendientes, de aquellas con capacidades diferentes, amas de casa, abuelas, empleadas domésticas y demás heroínas cotidianas desconocidas. Su participación es activa hoy en día en cargos políticos, académicos, tecnológicos, profesionales, técnicos, deportivos de activismo o altruismo independientemente de su ideología y fuera de folclorismo.
La violencia a la mujer lastimosamente va desde la física, psicológica, verbal, económica y desemboca en femicidio, tortura, incesto, pedofilia, mutilación genital, apedreo, trata de blancas, palizas, golpes, abuso sexual, secuestro, matrimonio temprano o forzado, ciberviolencia sexual, extorsión, bullying o acoso moral, aislamiento, abandono e indefensión de la víctima, etc. Hay que detener también el acoso sexual o el callejero al que las mujeres de todas las edades están expuestas en diferentes ámbitos, ya sea en el bus, instituciones educativas, sitios de trabajo, en lugares públicos o privados.
No es una locura comprometernos hoy a luchar mujeres y hombres contra todas las formas de violencia de género ejercidas a recién nacidas hasta a adultas mayores. Rechacemos acciones, chistes, piropos, frases que encierren discriminación, misoginia, descalificación, xenofobia, racismo, homofobia o lascivia propias de la cultura patriarcal que atenta contra los derechos de la mujer. (O)