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Nancy Pelosi es el motor del juicio político contra Trump

La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi (centro), llega al Capitolio para la votación del juicio contra Donald Trump, en Washington DC.
La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi (centro), llega al Capitolio para la votación del juicio contra Donald Trump, en Washington DC.
EFE
19 de diciembre de 2019 - 00:00 - Agencia de Noticias EFE

La política más poderosa de Estados Unidos, la demócrata Nancy Pelosi, puso la partitura y los legisladores escriben las notas del proceso para abrir un juicio político contra el presidente Donald Trump, que convirtió a la veterana congresista en uno de los blancos favoritos de sus ataques en Twitter.

Pelosi marcó los primeros acordes para un impeachment (juicio político )  contra Trump el 24 de septiembre pasado cuando anunció una indagación sobre las presiones del mandatario a Ucrania para que investigara a su rival político, el exvicepresidente Joe Biden-actual precandidato demócrata para las elecciones presidenciales de 2020- y su hijo Hunter por presunta corrupción en este país.

En este contexto, el Congreso de Estados Unidos debatía ayer sobre un posible juicio de destitución contra Trump por obstrucción y abuso de poder en las relaciones con Ucrania.

Debido a su activo papel en el proceso, esta veterana congresista que representa a San Francisco (California) desde 1987 suele despertar la ira de Trump, quien, sin ir más lejos, se burló de su dentadura la semana pasada.

Una pionera
Pelosi, nacida hace 79 años en Baltimore (Maryland), se convirtió en 2007 en la primera mujer en presidir la Cámara Baja del Congreso de Estados Unidos, un puesto que ocupó hasta que en 2011 los demócratas perdieron la mayoría en el hemiciclo.

La representante por San Francisco, donde vive junto a su marido -el inversor Paul Pelosi-, volvió a ser la tercera en la línea sucesoria presidencial, detrás del vicepresidente, en enero de este año al ser reelegida como máxima autoridad en el Congreso.

Sin embargo, muchos demócratas vieron con recelo su nominación al considerarla la viva encarnación del aparato del partido, una adalid de la vieja guardia y una figura centrista que dificultaría el inicio de un juicio político a Trump.

Durante meses, Pelosi dijo “no” al juicio político porque, como líder de la mayoría demócrata en la Cámara de Representantes, su misión siempre es proteger la bancada y evitar cualquier decisión que les perjudique de cara a las elecciones de 2020.

Algo que cambió cuando en septiembre siete demócratas moderados publicaron una columna de opinión en el diario The Washington Post para pedir que se juzgara políticamente a Trump por su llamada a su homólogo ucraniano, Vladímir Zelenski, en la que le pedía que investigara al exvicepresidente y precandidato demócrata a la elecciones presidenciales, Joe Biden, y a su hijo, Hunter por presunta corrupción en ese país.

Esto llevó a Pelosi a dar luz verde al inicio de una investigación para abrir un impeachment y a tomar la batuta para dirigir el proceso, del que ha marcado el ritmo, el tono y el discurso.

Fue la presidenta de la Cámara de Representantes quien decidió iniciar la investigación, quien fijó las pautas de esta y quien escogerá a los legisladores que harán de “fiscales” en el juicio político en el Senado.

Los enemigos
La enemistad política entre Trump y Pelosi es previa al inicio de este proceso.

A principios de este año se negó a permitir que el mandatario pronunciara el discurso sobre el Estado de la Unión ante la Cámara Baja hasta que se reabriera la Administración, que permanecía parcialmente cerrada debido a la falta de consenso político para aprobar su presupuesto.

Tras la llegada a un acuerdo, Trump pudo finalmente dirigirse al Congreso en un discurso que Pelosi aplaudió con sorna, creó así una imagen que quedará para la historia de la política estadounidense.

El inicio en la Cámara Baja de las investigaciones para el juicio político al jefe de Estado solo ha contribuido a resentir más su relación.

Recientemente, Pelosi perdió los papeles al ser preguntada si le movía el odio para impulsar la investigación contra Trump, ante lo que respondió que, “como católica”,  no odia a nadie. (I)

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