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Mocoa: crónica de una tragedia anunciada

El Gobierno colombiano declaró a Mocoa en estado de emergencia después de que fue devastada por un deslizamiento de tierra.
El Gobierno colombiano declaró a Mocoa en estado de emergencia después de que fue devastada por un deslizamiento de tierra.
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En agosto de 2015, el congresista colombiano Orlando Guerra tomó el micrófono en la Cámara de Representantes y desde su curul lanzó una alarma que, un año y 7 meses después, habría de resultar premonitoria: “La capital (del departamento de Putumayo) Mocoa tiene un problema gravísimo. Puede haber una catástrofe cualquier día de estos, cualquier noche de estas”.

Guerra, representante del Partido Conservador por Putumayo, afirmó que la enorme avalancha que arrasó con parte de Mocoa la madrugada del sábado 1 de abril y que dejó más de 300 muertos y decenas de desaparecidos, es un evento natural impredecible, “pero se pudo haber tomado previsiones para aminorar su impacto en la población”.

Lo que ocurrió ese sábado, dijo a EL TELÉGRAFO, “fue la crónica de una tragedia anunciada”.

El año pasado, el legislador insistió en el tema y envió una carta a la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD) para pedir que elaborara planes de contingencia en la zona debido a que los pronósticos meteorológicos alertaban sobre una temporada de lluvias inusualmente intensa debido al fenómeno La Niña, que provoca un enfriamiento de las aguas del océano Pacífico.

Pero Guerra afirmó que todos sus llamados fueron ignorados.

“Desconozco por qué ninguna autoridad tomó previsiones. Se pudo haber salvado muchas vidas con medidas preventivas relativamente sencillas y de bajo costo. Por ejemplo, dándoles un radio a los habitantes de la zona alta para que avisaran a la ciudad del peligro de una avalancha cuando el agua se represara”, señaló el congresista.

Iván Muñoz, presidente de la junta de acción comunal de la vereda de San Pedro -una zona montañosa donde está la quebrada en la que se acumuló el agua que provocó la avalancha sobre Mocoa el 1 de abril-, indicó a periodistas que él solicitó un radio desde hace más de un año para alertar ese tipo de riesgos.  

“Pero nadie me hizo caso”, aseguró el campesino.

Para el congresista Guerra es importante ahora establecer responsabilidades y, sobre todo, aprender de esa lección para que una tragedia así no vuelva a ocurrir.

Medidas necesarias

Los barrios orientales de Mocoa lucen arrasados por la avalancha, con piedras del tamaño de una casa y escombros de viviendas en medio de un lodazal. Los familiares de los muertos y desaparecidos andan entre la morgue instalada en el cementerio municipal y el hospital de la ciudad.

Algunos de los muertos -la tercera parte de ellos niños- nunca aparecerán.

El ministro colombiano de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Luis Gilberto Murillo, consideró que es imposible decir que una tragedia está anunciada cuando, como en el caso de Mocoa, llovió en un plazo de 3 horas -entre la noche del viernes 31 de marzo y la madrugada del 1 de abril- lo que normalmente se registra en 10 días.

Pero los especialistas en prevención de desastres creen que es mucho lo que se puede hacer para mitigar los efectos de los desastres naturales.

Para Gustavo Wilches Chaux, experto en prevención en gestión de riesgos, los países suelen preocuparse de la prevención cuando ocurren desastres como el de Mocoa, pero al poco tiempo el tema pasa a segundo término, pues los funcionarios  no lo perciben como  redituable en términos políticos.

En estos momentos, refirió a periodistas, la prioridad debe ser atender la emergencia y dar respuestas a las víctimas -además de los más de 300 muertos y desaparecidos hay 45.000 damnificados-, “pero al mismo tiempo debemos estudiar cuáles fueron las causas que llevaron al agua a rebelarse, y al río y a las quebradas a desbordarse”.

“Por ello la reconstrucción debe partir de estos estudios y determinar qué sitios de la ciudad podemos volver a ocupar y cuáles hay que devolverle a la naturaleza”.

De acuerdo con el integrante de la Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente, una buena gestión ambiental permite evitar que ocurran desastres naturales.

“Cuando existen condiciones para que ocurran desastres y esto no pasa es porque hay una buena gestión ambiental y de riesgo, y esto es algo que debemos aprender de la avalancha en Mocoa”.

Temporada de lluvias

De acuerdo con el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), Colombia tiene 6 veces más agua que el promedio mundial para un país y 3 veces más que las naciones de América Latina.

Sin embargo, los recursos acuíferos se distribuyen en forma desigual a lo largo y ancho  del territorio, por lo que en algunas regiones hay altas posibilidades de sequías y, en otras, de inundaciones y avalanchas.

Según el director del Ideam, Omar Franco, más de 500 municipios colombianos se encuentran en algún grado de alerta por deslizamientos. Y entre ellos está Mocoa.

El funcionario manifestó que de esos municipios, que equivalen al 45% de los que hay en el país, 182 tienen alerta naranja o roja, especialmente en los departamentos de Antioquia, Cundinamarca, Cauca, Valle del Cauca, Tolima, Putumayo y Nariño, ubicados en el centro, el noroeste, el sur y el suroeste del territorio.

“Es importante advertirles a todos los colombianos que marzo fue un mes atípico en precipitaciones, el más lluvioso en los últimos 6 años, y hemos registrado una lluvia superior al 50% en la mayoría de las estaciones (de vigilancia) del Ideam”, precisó Franco, en una rueda de prensa.

Explicó que en Mocoa la enorme avalancha fue provocada por la precipitación concentrada en un lapso breve  (solo 3 horas), pues en los últimos 25 años en esa zona habíamos tenido precipitaciones incluso superiores, pero eran dispersas en lapsos de 24 horas.

Franco recomendó vigilar el caudal de los ríos para evitar tragedias como las de la capital de Putumayo, donde el aguacero de la noche del viernes 31 y el sábado 1 hizo crecer el río Mocoa y sus afluentes Sangoyaco y Mulatos. Al desbordarse se produjo la avalancha de agua, piedras, árboles y sedimento vegetal que se llevó todo lo que encontró a su paso.

Luis Aleixánder Mejía, director de Corpoamazonía -la autoridad ambiental de Putumayo-, dijo que hace 9 meses, durante un taller organizado con el Servicio Geológico Colombiano, advirtieron que eso podía pasar “por el uso inadecuado de los suelos que agrava este tipo de eventos”.

“Además -sostuvo- indicamos que varios municipios amazónicos, incluido Mocoa, no habían actualizado su Plan de Ordenamiento Territorial (POT). Por eso ha sido complejo concertar e implementar los determinantes ambientales en esta zona”.

Explicó que Putumayo fue el quinto departamento del país con más pérdida vegetal. “Cuando quitamos la cobertura vegetal, la tierra, que está compuesta en gran parte por ceniza volcánica, se impregna de humedad y con el agua de lluvia se causan estragos”.

El exdirector de Corpoamazonía, José Ignacio Muñoz, señaló que esa entidad hizo estudios sobre los riesgos de un desastre por las lluvias y estos se pusieron en conocimiento de las autoridades “en varias ocasiones”.

Incluso, afirmó, “se dieron respuestas negativas a la solicitud de permisos para establecer viviendas en sitios cercanos a los ríos, viviendas frágiles, pero no se atendieron”.

Reconstrucción

El ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas, quien fue designado por el presidente Juan Manuel Santos como gerente para la reconstrucción de Mocoa, afirmó que esa labor no durará semanas o meses, sino “por lo menos 2 o 3 años”.

En la medida en que las autoridades y la ciudadanía van enfrentando la emergencia en Mocoa, la atención se empieza a concentrar en las probables responsabilidades políticas que habría detrás de la tragedia.

La Fiscalía General de Colombia ya abrió una investigación por el delito de homicidio culposo.

En la lista de funcionarios llamados a declarar están el actual alcalde de Mocoa, José Antonio Castro; su antecesor, Elver Cerón; la gobernadora de Putumayo, Zorrel Aroca; su predecesor, Jimmy Harold Díaz; y los directores y exdirectores de las entidades encargadas de la prevención de desastres. (I)

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