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Michel Temer derrumba las conquistas logradas en 13 años de gobierno del PT

Ciudadanos protestan contra el presidente en funciones de Brasil, Michel Temer, en Sao Paulo.
Ciudadanos protestan contra el presidente en funciones de Brasil, Michel Temer, en Sao Paulo.
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El neoliberalismo parece tan fácil de aplicar que en 10 días puede destruir conquistas hechas durante 13 años. Es lo que está ocurriendo en Brasil. con el gobierno interino de Michel Temer, un vicepresidente en rebeldía que traicionó a su jefa, Dilma Rousseff, y está ejecutando el programa político que viene siendo derrotado en las urnas desde 2002 y una agenda conservadora vinculada a la derecha evangelista.

A diez días de la suspensión de la presidenta Rousseff del cargo por un juicio político que el Partido de los Trabajadores (PT) y sus aliados llaman golpe, Temer ha emprendido una aventura que sorprende por su celeridad y falta de sentido crítico de los medios de comunicación.

Sobre todo la dominante TV Globo, enemiga declarada de Luiz Inácio Lula da Silva y Rousseff.

Un programa de privatizaciones, de revisión de los planes sociales, de un ajuste  del gasto público con reformas a pedido del  empresariado de las leyes previsional y laboral, el Banco Central y Petrobras en manos de representantes de los sectores privados y un giro de 180 grados en la política exterior confirman que 10 días se degluten 13 años.

Al menos 7 ministros de Temer están acusados de corrupción en el escándalo de sobornos en torno a Petrobras.

La resistencia aún no gana la mayoría de las calles: los sindicatos y movimientos sociales se están reorganizando para presionar al Senado, en su momento, a evitar llegar a los dos tercios de los votos (54 de 81) para expulsar a Rousseff en juicio político. Pero la denuncia de golpismo se vio en las calles de Sao Paulo, Brasilia y Río de Janeiro, es un movimiento que sale a las calles y se cita por Facebook para denunciar el golpe.

“Este juicio político se pareció a una violación a la luz del día”, lamentó Lula en una entrevista, al comentar cómo fue la salida de Rousseff del Palacio del Planalto luego de que la centro-derecha que acompañó al PT en el Congreso desde 2003 la abandonó y se encolmó detrás de un gobierno de Temer, que prevé el ajuste económico y una agenda privatizadora.

“La asunción de Michel Temer debe marcar el giro ideológico más brusco en la presidencia desde que el (dictador) Castelo Branco se puso la banda presidencial en 1964. Luego de 13 años de gobiernos reformistas del PT, el país para, al comando de una alianza con discurso liberal en la economía y conservador en el resto. El elector no fue consultado sobre los cambios”, dijo el analista Bernardo Mello Franco, del diario Folha de Sao Paulo.

En medio de la conmoción generada por la salida de la presidenta electa, el PT lanzó un documento en el cual admite que cometió errores al haber adoptado iniciativas de partidos tradicionales a cambio de gobernabilidad y no haber logrado la reforma política, la reforma tributaria con tasas más altas para los ricos y una ley de regulación de los medios.

Temer se alinea con EE.UU. y la UE

Temer pertenece al Partido del Movimiento de la Democracia Brasileña (PMDB) y es vice de Rousseff desde 2010. En abril pasado, días antes del juicio político abierto por el jefe de diputados, el multiacusado de corrupción Eduardo Cunha, el partido salió del gobierno y lo minimizó en el Congreso, con lo cual se aprobó el juicio político, que obliga a Rousseff a estar suspendida por 180 días hasta que el plenario del Senado decida si la expulsa o retorna al cargo.

Para ello Temer se asoció al Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), del expresidente Fernando Henrique Cardoso (1995-2002) y de los candidatos derrotados José Serra (2002 y 2010) y Aecio Neves (2014).

Serra asumió en la Cancillería con mucha polémica con los vecinos latinoamericanos para aplicar el programa de política exterior de su partido, que incluye ‘deslatinoamericanizar’ las relaciones exteriores y enfocarlas, apenas, en una red de flujos de comerciales alineados a las potencias occidentales, como Estados Unidos y la Unión Europea.

Serra, un astuto veterano de la política, que es el primer no diplomático en asumir el Palacio de Itamaraty en 15 años, acusó a Ecuador, Cuba, Bolivia, Nicaragua, El Salvador y Venezuela, además del secretario general de la Unasur, Ernesto Samper, de ‘falsedades’ cuando calificaron de golpe o ruptura institucional el juicio político.

En su asunción como ministro, evitó hablar de Unasur, de Celac y apenas citó a los Brics (Brasil, Rusia, India y China) para proponer una alianza “por compartir visiones” a Argentina, México, tender un puente a la Alianza del Pacífico y “renovar al Mercosur para convertirlo en un área de libre comercio”. El gobierno de Temer acusa al PT de “haber perdido la oportunidad de firmar TLC en busca de un multilateralismo que no ocurrió”, en palabras de Serra.

Apenas Serra, un hombre que según WikiLeaks fue informante de la empresa petrolera Chevron, como consta en cables diplomáticos del Consulado de Estados Unidos,  asumió, el representante estadounidense en la OEA afirmó que lo de Brasil “no fue un golpe”, dando el primer esbozo de reconocimiento hacia el gobierno de Temer.

El primer acto de Serra fue un escándalo, que muestra el engranaje de la máquina pública dominada por el PMDB y el PSDB:  concedió un pasaporte diplomático a un pastor evangelista investigado en la Operación Lava Jato (Petrobras), acusado de usar su iglesia, la Asamblea de Dios, para lavar dinero de los sobornos que habría recibido el suspendido jefe de Diputados, Eduardo Cunha.

La decisión fue publicada en el Diario Oficial: el pastor es Samuel Cassio Ferreira, investigado por la fiscalía general por el presunto uso de su iglesia, la Asamblea de Dios, en la ciudad paulistana de Campinas, para lavar parte de los $ 5 millones que se acusa recibió Cunha por un contrato con barcos-sonda contratados por proveedores de la petrolera estatal Petrobras.

Además del rumbo diplomático, un superministro con proyección electoral para 2018 -si es que Dilma es definitivamente arrastrada- se está formando: es Henrique Meirelles, titular de Economía que anunció que ajustará las cuentas públicas y puso en duda la existencia del concepto de ‘derecho adquirido’ para lanzar las reformas de la jubilación y la ley laboral.

“Hay que bajar el costo Brasil, que es alto”, dijo Meirelles, quien no descartó proponer un impuesto al movimiento financiero, una idea ahora silenciada por el empresariado pero que llevó a las grandes compañías a un conflicto sin retorno con el PT, que la impulsaba para enfrentar la baja de recaudación.

Meirelles, expresidente mundial del Bank Boston y expresidente del Banco Central en la era de Lula, debe anunciar esta semana, con Temer, un recorte de gastos, despidos en el sector público y denunciar que el déficit fiscal que dejó Rousseff no es de unos 28.000 millones de dólares, sino que puede llegar a 40.000 millones de dólares. Este será el discurso de la ‘herencia recibida’.

En el marco político, causó conmoción mundial que el gabinete de Temer se pareciera a una mesa de poker de un sótano húmedo de la Nueva York de los años 30, entre tinieblas.

De los 23 ministros, todos son hombres, todos son ricos y todos son blancos. Temer eliminó el Ministerio de Cultura y lo bajó a secretaría a cargo del ultraconservador Mendonca Filho, un ultraconservador que está a favor de arancelar la universidad pública y en contra de los cupos raciales a los afrodescendientes, que son mayoría en el país. La falta de mujeres luego de haber sacado a la primer mujer presidenta de la mayor economía latinoamericana causó repercusión mundial. Incluso Temer dio una declaración como del siglo XX, de que su esposa, 43 años menor que él, podría asumir tareas del área social si finalmente Rousseff no regresa.

“Retorno al pasado autoritario”

La presidenta Rousseff, desde el Palacio de la Alvorada, a 4 kilómetros del Palacio del Planalto, donde reside en este tiempo de juicio, acusó al gobierno interino de “intentar volver al pasado autoritario”. Según Rousseff, la extinción del Ministerio de Cultura determinada por el interinato de Temer mientras ella se somete a juicio político “no es coincidencia”.

“Es como que ellos quieren volver al pasado autoritario de este país. El fin de la dictadura fue un período que permitió al país volver a soñar con más libertades, y terminar con el ministerio refleja la prioridad que se le atribuye a la cultura para el ejercicio de la ciudadanía”, dijo.

Al menos 14 edificios públicos están tomados en todo el país en protesta por el cese del Ministerio de Cultura, lo cual levantó protestas en el Festival de Cannes, con el elenco del filme brasileño ‘Acquarius’ denunciando un ‘golpe de Estado’ de Temer y la oposición para sacar a Rousseff de la presidencia, con la actriz Sonia Braga en la delantera. El movimiento cultural contra el golpe tuvo el respaldo clave de figuras como Caetano Veloso y el actor Wagner Moura, famoso por su interpretación de Pablo Escobar en la serie Narcos, de Netflix.

Temer nombró a Marcelo Calero, diplomático y secretario de cultura de Río de Janeiro como responsable del área a nivel nacional, luego de que cinco mujeres, entre ellas la cantante Daniela Mercury, se negaran a ocupar el cargo. “Yo creo que las mujeres no quieren ser tratadas como un fetiche decorativo. Al contrario de lo que muchos piensan, las mujeres tienen un sentido crítico muy avanzado”, afirmó la mandataria, la primera mujer en llegar a la jefatura del Estado de Brasil, reelecta en 2014.

La truculencia policial en las calles de los estados afines a Temer ante las protestas, sobre todo en Sao Paulo, ha dejado en evidencia que el régimen interino está decidido a enfrentar las movilizaciones de la izquierda. Un ejemplo ocurre en Brasilia: el gobierno de Temer ha puesto una barrera con militares en la carretera que lleva al Palacio de la Alvorada, donde está Rousseff. Todos los que pasan por allí deben identificarse, incluso parlamentarios y gobernadores. Ese registro le permite a Temer saber quién visita a la presidenta electa. (I)

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