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Los medios callan la voz del gobierno brasileño

Un mural representa a Eduardo Cunha y Aecio Neves (der.) conspirando contra Dilma Rousseff (izq.), que habla con Michel Temer.
Un mural representa a Eduardo Cunha y Aecio Neves (der.) conspirando contra Dilma Rousseff (izq.), que habla con Michel Temer.
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Dilma Rousseff debió convocar a la prensa internacional para explicar los argumentos por los cuales su destitución en Brasil es un ‘golpe de Estado’.

El motivo es que lo que dice Rousseff va desapareciendo de a poco de los grandes medios. Los analistas minimizan el ataque a la Constitución denunciados por el gobierno y la misión ahora es maximizar las capacidades del vicepresidente Michel Temer para montar un gobierno de ‘salvación nacional’ si la mandataria es retirada del cargo por el Senado.

El cerco informativo prácticamente ha callado la voz del gobierno. Ya no se usa la palabra golpe, ni siquiera en boca de la máxima autoridad del país.

Rousseff acusó de golpista al vicepresidente Michel Temer, a quien denunció por vender ‘terrenos en la Luna’ y ofrecer un plan económico para el sector empresario, sin tener en cuenta los planes sociales y la parte más vulnerable de la población. Y, reiteró, que políticos de amplia experiencia en conspiraciones pero sin voto “intentan tomar el poder de los 54 millones de brasileños” que votaron por ella.

El Senado determinó que la comisión de juicio político de la mandataria estará instalada el próximo martes 26. Si se cumplen todos los plazos, como dicen fuentes parlamentarias y no hay atrasos técnicos o de rito parlamentario, la votación clave será el 17 de mayo. Se espera que para esa fecha el Senado vote la acusación enviada por la Cámara de Diputados. Por mayoría simple de  81 senadores, se define si se acepta o no, y, en caso positivo, Rousseff deberá separarse del cargo por 180 días, hasta el juicio final. Temer asume en ese lapso.

“Hay que entender que este proceso no va a traer estabilidad política al país porque rompe la base de la democracia. Se trata de un golpe”, afirmó Rousseff, quien culpó a la oposición de no aceptar la derrota ante ella en su reelección de 2014 y a la caída de los precios de las materias primas por el deterioro de la recaudación y la recesión económica.

Ella dijo que si la crisis económica puede ser motivo de destitución, varios gobernantes de países desarrollados deberían estar destituidos, a raíz de la crisis en Estados Unidos y Europa.

Al explicar que no cometió delito de responsabilidad con los decretos para realizar movimientos internos en el presupuesto de 2015, la mandataria fustigó la campaña mediática del vicepresidente Temer de articular apoyos en el mundo empresarial, el cual financió parte de las acciones publicitarias a favor del juicio político, autorizado el domingo por la Cámara de Diputados.

“Los golpistas dicen que mantendrán los programas sociales. Nosotros hicimos un ajuste fuerte pero no lo hicimos para cortar el gasto social, sino para preservarlo. Yo creo que quienes están golpeando atienden a apenas un lado de la sociedad y están vendiendo terrenos en la Luna”, fustigó la mandataria.

La presidenta aseguró que el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, decidió en diciembre su proceso por ‘venganza’ ya que el Partido de los Trabajadores se negó a protegerlo en la comisión de ética sobre cuentas secretas que posee en Suiza, adonde habría cobrado sobornos de empresas vinculadas a contratos con Petrobras.

“Cunha apuesta a cuanto peor mejor, tiene antecedentes que no lo abonan como juez de nadie, sino como reo”, dijo. Y dijo que en Brasil hay una “veta golpista adormecida” que datan desde la intentona de 1954, que causó el suicidio del presidente Getulio Vargas.

La mandataria repudió también a Jair Bolsonaro, el diputado y candidato presidencial de la ultraderecha militarista y ultrarreligiosa que cuando el domingo votó por su juicio político lo hizo homenajeando a Carlos Brilhante Ustra “a quien Dilma le tenía pavor”. Este fue el jefe de la policía política de la dictadura en Sao Paulo. Rousseff, miembro de la resistencia a la dictadura, estuvo detenida entre enero de 1970 y diciembre de 1972. Fue torturada durante 22 días seguidos.

“Yo conocí a ese señor. Fue uno de los mayores torturadores de Brasil, no tan solo torturador, sino con acusación de asesinatos. Lamento este tipo de declaración que abre espacio al odio”, afirmó Rousseff, quien consideró que forma parte de la “gravísima aventura golpista”.

“Resistiré”, dijo la mandataria, que incluso puede acudir a la Corte Suprema para discutir los argumentos de la Cámara de Diputados, donde la mayoría de los opositores son el hazmerreír en las redes sociales por sus votos “por Dios y la familia”. (I)

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