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El Telégrafo
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El último discurso de King resucita la lucha por la igualdad 50 años después

Un grupo de personas portan pancartas bajo el eslogan "Soy un hombre" de la huelga de 1968 de trabajadores sanitarios, durante una manifestación con motivo del 50º aniversario del asesinato de Martin Luther King.
Un grupo de personas portan pancartas bajo el eslogan "Soy un hombre" de la huelga de 1968 de trabajadores sanitarios, durante una manifestación con motivo del 50º aniversario del asesinato de Martin Luther King.
Foto: EFE
04 de abril de 2018 - 23:30 - Agencia EFE

Todo el mundo recuerda "el sueño" de Martin Luther King, pero no son tantos lo que reconocen "la cima de la montaña", ese último gran discurso que dio en Memphis la víspera de su asesinato y en el que profetizaba sin miedo su propia muerte, sin saberla tan cercana.

"Me gustaría vivir una larga vida, pero eso no me preocupa ahora. -dijo horas antes de recibir un balazo letal-. Solo quiero hacer la voluntad de Dios. Él me ha permitido llegar a la cima de la montaña. He mirado desde allí y he visto la tierra prometida. Pero es posible que no llegue allí con vosotros".

La iglesia Mason Temple, escenario de su último mensaje al mundo, se vistió en la noche del martes de su recuerdo y de sus palabras para recordar al líder afroamericano, con una ceremonia en la que aquellos jóvenes basureros que protagonizaron las huelgas previas a su magnicidio llenaron la sala de aplausos y nostalgia.

Los hijos del pastor, Martin Luther King III y Bernice King, fueron protagonistas desde el mismo púlpito que usó su padre para dar su último sermón, y lo hicieron recordando que la tarea por la igualdad racial en Estados Unidos aún está pendiente.

"Están mirando a dos niños que perdieron a su padre", comenzó ante la audiencia la hija menor del líder de los derechos civiles, quien siguió los pasos de su progenitor como activista y pastora eclesiástica.

Bernice consideró que el título del último discurso de su padre podría haber sido "Estados Unidos puede irse al Infierno", y advirtió que aún hoy está en ese precipicio.

La activista, quien apenas tenía cinco años cuando asesinaron a su padre, aseguró que el país ha fallado en abordar lo que King consideraba los mayores demonios de la sociedad estadounidense, el racismo, la pobreza y el militarismo.

Su hermano Martin también hizo un alegato contra el desfallecimiento, y pidió a la comunidad afroamericana que no desfallezca en su lucha por reducir sus altas tasas de pobreza, la violencia y la discriminación.

Lee Saunders, presidente de uno de los mayores sindicatos del país, alertó de que el camino hacia esa tierra prometida que mencionó King en su último discurso de esperanza puede ser tortuoso y lleno de traición. (I)

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