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Lula y Dilma apelan a la militancia del PT en Brasil

La mandataria de Brasil, Dilma Rousseff (c), el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva (i) y el presidente del PT, Rui Falcao (d). Foto: AFP
La mandataria de Brasil, Dilma Rousseff (c), el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva (i) y el presidente del PT, Rui Falcao (d). Foto: AFP
14 de junio de 2015 - 00:00 - Pablo Giuliano. Corresponsal desde Sao Paulo, Brasil

Bajo asedio judicial, político e ideológico, el Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil puso las barbas en remojo en el Quinto Congreso que se realiza en Salvador, Bahía, para debatir su futuro como la principal fuerza de izquierdas de América Latina. “El Partido sigue vivo, está herido, pero está bien vivo. Hace diez años la prensa dijo que el PT había muerto”, sostuvo su fundador y líder, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva.

Y, en ese marco, la presidenta Dilma Rousseff le pidió a la militancia apoyar el ajuste en las cuentas públicas de unos $ 25.000 millones, un corte llamado neoliberal y que puso en el diván a más de un apoyador de un modelo de gobierno que batió récords en reducir la pobreza y el hambre en uno de los países más desiguales del planeta.

Por el otro lado, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010) contraatacó a las grandes compañías de medios, a las cuales acusó de “querer imponer formas de gobernar cuando no pueden administrar sus propias empresas y cortan por el lado más delgado, despedir a los trabajadores”. Lula citó los recientes despidos en las empresas de comunicación Editorial Abril, que edita la revista ultraconservadora Veja, y en los diarios O Globo, Folha de Sao Paulo y Estado de Sao Paulo. Lula está bajo asedio porque recibió donaciones de una empresa constructora involucrada en el escándalo de corrupción de la compañía estatal Petrobras para el centro de estudios que dirige en Sao Paulo.

En su discurso, Lula hizo una apelación a la militancia para respaldar a Dilma, pese a las medidas impopulares de su ministro de Economía, el ‘Chicago boy’ Joaquim Levy, y convidó a la mandataria a “escuchar los reclamos de los trabajadores y hablar con los sectores más humildes”. “No hay que acomodarse en las posiciones de gobierno, hay que mantener viva la esperanza, trabajar para los que menos tienen”, reclamó el exsindicalista.

El Quinto Congreso del PT llega en un momento crítico para la fuerza que gobierna en coalición parlamentaria con sectores liberales y derechistas luego de la reelección de Rousseff el año pasado por menos de 3 puntos. Todo el discurso de campaña se desbarrancó con el ajuste y el error de entregarle a los sectores más conservadores de los aliados el control del Congreso.

Y lo más grave es que el último tesorero del PT, Joao Vaccari Neto, está preso acusado de obligar a empresas que pagaban sobornos a funcionarios de Petrobras para ganar licitaciones de realizar donaciones legales al partido. Por el mensalao, un caso de 2005, fueron presos y condenados otro tesorero, Delubio Soares, y dos dirigentes históricos que fueron presidentes de la fuerza, los exministros José Dirceu y José Genoino.

En ese punto, el partido debate si eliminar la aceptación de donaciones de empresas para las campañas luego del escándalo de Petrobras.

Parte de la militancia del único partido que aún convoca militantes, pese a su feroz crisis de credibilidad, exhibió en Bahía, estado que gobierna, carteles de ‘No al ajuste’ y propuestas para despegarse un poco más del Gobierno y exigirle un rumbo más firme rumbo a medidas más claramente de izquierda.

Entre esos reclamos se encuentra restablecer el impuesto a los movimientos financieros para financiar el sistema público de salud e inaugurar una tasa a las grandes fortunas, un asunto que siempre marcó la agenda del PT, pero que es trabado por los aliados en el Congreso.

En paralelo al Congreso del PT, en el Senado el excandidato presidencial opositor José Serra, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), hoy senador, presentó un proyecto al gusto de las petroleras privadas extranjeras para modificar la ley de Lula de quitarle a Petrobras el control de los megayacimientos submarinos de petróleo, conocidos como ‘presal’.

La presidenta Rousseff intentó calmar los ánimos de los sectores más socialistas del partido. En su discurso -compareció luego de participar con Rafael Correa y otros colegas en la cumbre entre la Celac y la Unión Europea en Bruselas- pidió a la militancia “hacer una lectura correcta del momento” y defendió los récords de producción de crudo de alta calidad de Petrobras.

“Mi gobierno sabe de qué lado está, no cambiamos de lado, no cambiamos los compromisos”, dijo a los más descreyentes con el ajuste.

El presidente del PT, Rui Falcao,  afirmó que “quieren terminar con el PT criminalizando a sus dirigentes y, en suma, a toda la izquierda y los movimientos sociales”.

Este asedio del que hablan Falcao y Lula fue resumido hace dos semanas por el cantautor y escritor Chico Buarque, cuando fue preguntado sobre las críticas masivas y manifestaciones contra la presidenta Dilma Rousseff por parte de la derecha, tanto en las calles como en los medios de prensa.

“En realidad -dijo el autor de ‘Vai passar’ y ‘A pesar de você’- el objetivo no es Dilma, el objetivo es evitar que Lula vuelva a ser presidente en 2018”. (I)

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