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Las cancilleres se reunirán el próximo mes para evaluar la situación

Los venezolanos se abastecen de víveres y medicinas en Colombia

Venezolanos cruzan el puente Simón Bolívar que une San Antonio del Táchira, en Venezuela, con Cúcuta, en Colombia, para comprar diversos productos.
Venezolanos cruzan el puente Simón Bolívar que une San Antonio del Táchira, en Venezuela, con Cúcuta, en Colombia, para comprar diversos productos.
AFP
18 de julio de 2016 - 00:00 - AFP y Prensa Latina

Decenas de miles de venezolanos cruzaron ayer a Colombia desde muy temprano en busca de alimentos, artículos de higiene personal, medicamentos y otros productos que escasean en territorio venezolano. Por segundo fin de semana consecutivo, el gobierno de Venezuela abrió la frontera a Colombia, cerrada desde hace 11 meses. A las 06:00 de la mañana una cola de compradores surcaba todo el pueblo de San Antonio del Táchira. Algunos llegaron en autobuses fletados desde ciudades a ocho horas de distancia.

Las personas se dirigieron a la ciudad colombiana de Cúcuta a través de los puentes internacionales Simón Bolívar y Francisco de Paula Santander, que comunican a San Antonio y Ureña (Venezuela) con el Norte de Santander (Colombia). En el puente Simón Bolívar, que conecta a ambos países, un centenar de funcionarios de migración y de la gobernación de Norte de Santander, departamento colombiano limítrofe, registraba con una tableta a todo aquel que entraba con una foto personal y la documentación. Junto a los funcionarios, policía militar, metropolitana, aduanera y Ejército controlaban que el paso fuera ordenado.

Aunque la apertura estaba prevista para ayer domingo, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ordenó abrir la frontera desde el sábado, cuando unos 44.000 venezolanos cruzaron para comprar los productos que escasean en su país. Mientras que hasta el mediodía de ayer ya se contabilizaban 63.000, así que el director general de Migración Colombia, Christian Krüger, reajustó sus cálculos de posible entrada del domingo en más de 75.000.

“Estoy feliz y contenta porque voy a comprar lo que necesito para mi hogar, porque no soy una persona millonaria y necesito comprar alimentos a buen precio y no al precio de ‘bachaqueo’ (contrabando) como en Venezuela. Voy por papel higiénico, mantequilla, aceite, arroz, leche, lo que pueda”, declaró Coromoto Ramírez, comerciante de 45 años.

Por su parte, la profesora jubilada Elena Bautista, de 54 años, dijo que “es una alegría ver este mar de personas, y vamos en busca de comida y de pasar un rato divertido, porque a eso también vamos”.

Una guerra mediática

Una primera apertura temporal de la frontera se realizó el pasado 10 de julio, en el que un río de 35.000 habitantes de Venezuela cruzaron a realizar compras, movidos por el desabastecimiento en su país. El gobierno en Caracas cerró todos los cruces en agosto del año pasado tras un ataque de supuestos paramilitares colombianos contra una patrulla militar venezolana que dejó 3 heridos en la ciudad de San Antonio, lo que también generó tensiones entre ambos gobiernos.

El mandatario venezolano justificó la medida y dijo que serviría para reprimir el contrabando en la frontera de 2.219 kilómetros. Sostenía que los especuladores causaban escasez al comprar alimentos y gasolina a precios subsidiados en Venezuela para revenderlos a precios mucho más altos en Colombia.

Pero la carestía sigue creciendo en Venezuela, con inflación de triple dígito, controles monetarios que limitan las importaciones e inversiones y el derrumbe de los precios del petróleo que financia el gasto oficial.

El gobierno venezolano trata de desacreditar las declaraciones sobre una crisis humanitaria y prefiere atribuir la escasez a sus enemigos políticos y los contrabandistas. Maduro calificó de “show mediático” las imágenes de cientos de mujeres que el 5 de julio pasado atravesaron el retén y decían que estaban desesperadas por conseguir alimentos.

El domingo, la televisión estatal venezolana mostraba escenas de ciudadanos que regresaban de Colombia con las manos vacías, quejándose de los precios supuestamente inflados y el mal trato a manos de sus vecinos. Ayer, a pesar de la multitud y las largas horas de espera, la gente mantenía el orden y esperaba expectante para cruzar el puente Simón Bolívar. Algunos activistas repartían panfletos contra el gobierno venezolano, buscando explotar la frustración que ha caracterizado los tumultos y las largas colas en los supermercados en las últimas semanas, pero la mayoría de los que aguardaban en el cruce demostraban escaso interés por la política, entusiasmados por las perspectivas de encontrar supermercados con estanterías llenas.

Alejandro Chacón, dueño de una ferretería en la población cercana de San Cristóbal y que cruzaba la frontera por primera vez desde el cierre, estaba entusiasmado por la posibilidad de conseguir lo que quisiera en Colombia, aunque el cambio de divisas no es favorable para los venezolanos, que tienen que convivir con una moneda que pierde valor todos los días.

Hoy se espera la visita oficial de la canciller María Ángela Holguín a Cúcuta para evaluar la situación. La titular de Exteriores conversará con las autoridades locales y las venezolanas y comparecerá públicamente para explicar si la reunión prevista entre cancillerías se mantiene para el próximo 4 de agosto o se adelanta.

“Hay que revisar la estrategia si esta situación se repite cada ocho días”, aseguró Víctor Bautista, responsable de asuntos fronterizos en la Cancillería de Colombia. Explicó que el dispositivo actual no es suficiente para el flujo migratorio que están teniendo, por lo que habría que poner en práctica uno alternativo. (I)

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