Han tenido que transcurrir 3 años desde la abdicación del rey español Juan Carlos I a favor de su hijo Felipe (foto) para que afloren los problemas de cohabitación existente entre ambos monarcas de España.

Ocurrió la semana pasada, en el transcurso de la celebración que el Congreso tributó al 40 aniversario de las primeras elecciones democráticas tras la dictadura franquista a la que el rey emérito no fue invitado.

Fallo de protocolo o error calculado, el caso es que al patriarca de los Borbones no le hizo  gracia su exclusión de una efeméride presidida por su hijo pero que él protagonizó de forma destacada.

Esto se ha convertido en tema de estudio prioritario para los constitucionalistas más importantes del país. ¿Pueden cohabitar dos reyes sin una legislación que regule sus funciones con claridad? Esa es la pregunta a la que hoy se busca una respuesta en España.

Lo más llamativo de este choque es que casi nadie estuvo conforme con la exclusión de Juan Carlos I de tan simbólico aniversario. La única excepción fue La Zarzuela. Y eso desató la tormenta perfecta.

La justificación oficial de la Casa Real sobre la ausencia del monarca emérito es la imposibilidad de que Felipe y Juan Carlos coincidan en un mismo acto institucional “porque el representante de la Monarquía es uno, no dos”, explicaron en un comunicado.

Y por si esto no fuera poco, añadieron que el propio rey emérito, calificativo que desagrada profundamente al aludido, dejó sentado nada más abdicar que su presencia “no iba a restar protagonismo en ningún caso a Felipe VI”.

Con esta munición argumental, la Zarzuela –hay quien responsabiliza de esta crisis interna al propio Felipe VI, al jefe de la Casa del rey e incluso a la reina Letizia- organizó el protocolo a seguir en los actos del Congreso. (I)

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Madrid carece de una ley que aclare su función

“España no es país para dos reyes”, asegura el catedrático de Derecho Constitucional, Antonio Torres.

En España falta una ley que aclare su cometido. Al contrario de lo que sucede en otras monarquías europeas donde sí está regulada la figura del rey emérito, Madrid carece de una normativa por expreso deseo de Felipe VI.

Aunque la primera medida tras subir al trono fue pedirle a su padre que trasladara su despacho a unas dependencias fuera de la residencia real. (I)